Una nueva vida. La Cienorgasmología vuelve a ponerse a prueba


Hace unos meses me he separado de mi mujer -sí, yo también soy prescindible como cualquier humano; y si Brad Pitt, Tom Cruise y tantos otros que valen mucho más que yo han sido corneados y/o abandonados, por qué iba a ser un simple mortal como yo una excepción- y he comenzado nuevas relaciones, lo que me está permitiendo vivir otras perspectivas diferentes sobre la sexualidad, que aunque se mantengan en lo esencial del método cienorgasmológico inalterables, comportan distintos estilos de personalidad y de respuesta sexual que obligan a emplear diferentes estrategias para conseguir el fin de que la mujer alcance la cienorgasmia. Nuevos retos para confirmar o no la potencia de un método y de un cerebro ocupado de explorar los límites de la excelencia sexual.


¿Estamos locos o qué? El amor no se consigue con una pastilla.

Imagino que este nuevo desvarío científico no llegará a ninguna parte, pero da miedo. Porque si sufres de estrés, depresión o cualquier otra dolencia psíquica, es probable que sea porque no estés enamorado, por lo que el psiquiatra te recetará unas pastillas y ¡voilá!, una nube de mariposas empezará a revolotear con alegre jolgorio en tu duodeno. Igual hasta somos felices y comemos perdices.

Lo que no dicen los lumbreras es si te enamorarás de tu mujer, de tu secretaria, o de tu amigo del alma. ¿Os imagináis? Vas a que el médico te  recete un tranquilizante para el estrés y te cargas tu matrimonio. ¿Elevaría al grado de pandemia la epidemia de anormosexualidad actual o nos llevaría a tontear con niñas de trece años como Sánchez-Dragó? ¿Las viudas de postín se enamorarían de su perro chochero?


Una cosa es que eso de lo que hablan no tenga ninguna relación con el amor auténtico (como siempre, recomendamos la lectura de la sección el Arte de Amar de este blog) -el que es conducta y no sentimiento-, que contribuyan a difundir la falacia del amor-sexo, que ya es bastante pernicioso para la sociedad porque desorienta la brújula de las personas, consiguiendo que deje de apuntar al norte cristiano que nos recordaba San Agustín: Ama y haz lo que quieras, abocándonos a su opuesto, al hedonismo, al egoísmo, la inmadurez y la irresponsabilidad. 

Otra muy distinta que su necedad les lleve a pretender eliminar el dolor del desamor sustituyéndolo por un estado de enamoramiento. La experiencia de dolor y sufrimiento es esencial para un desarrollo humano equilibrado y su evitación a toda costa nos arroja en las garras del suicidio como en el caso ahora negado -así se escribe la historia- de Cristina Onassis. Esperemos que a la mimada hija del cienciólogo Tom Cruise no le ocurra lo mismo.

Sin embargo, supongo que sin pretenderlo, los científicos mencionados aciertan cuando dicen que eso que llaman amor, está en el cerebro. El corazón es una bomba hidráulica.




Por fin puedes tener el Manual Práctico de Cienorgasmología



¿Será un clásico como el Kamasutra? ¿Se venderá más que El Código da Vinci? ¿Mejorará la vida sexual de cientos, miles, millones, generaciones... de personas? ¿Vencerá a las grandes editoriales un libro editado por una modesta empresa? ¿Se convertirá en Best Seller del año?

No somos adivinos, pero lo que sí podemos afirmar es que quien ha entrenado el método de la Cienorgasmología ha conseguido provocar con facilidad decenas de orgasmos a su mujer en una hora. Los testimonios de varios de ellos y las investigaciones científicas recogidos en este blog dan fe de la efectividad y garantía del método.

La Cienorgasmología evolucionará tu vida sexual hasta un punto que aún ni sospechas, y fácilmente. Tu mujer estará más que satisfecha y orgullosa de su marido. Tú estarás más que satisfecho y encantado de ser un maestro capaz de sacar de tu mujer tantísimo placer. Tu relación conyugal se verá reforzada por el íntimo éxito que os une mucho más.

Si eres de los que creen que ser un atleta sexual es una tontería propia de inmaduros, aunque sí practiques deporte para mejorar tu condición física o compres libros de autoayuda para mejorar algún aspecto de tu personalidad ¿por qué no entrenarte con la sencilla Cienorgasmología? La negación esconde en ocasiones la conciencia de la mediocridad, un egoísmo infantil y una incapacidad de amar. Tu mujer merece algo más que uno o dos orgasmos trabajosamente arrancados. Rompe la rutina de tu sexualidad y vive una nueva luna de miel.

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Nos casamos enamorados

Esta semana escuché una historia que disparó en mí una concatenación de pensamientos me pusieron los pelos de punta; resulta que un caballero que se iba a casar en un breve plazo contaba que era divorciado, y que su anterior matrimonio había fracasado pese a haberse casado enamorados

No me cabe duda de que eso que llamamos enamoramiento es una estrategia de la naturaleza para garantizar la supervivencia de la especie. Piensen en un momento en los argumentos de los matrimonios que no quieren tener hijos o en los que sólo desean uno. En la mayor parte de ellos, en los países civilizados, los argumentos esgrimidos son recurrentes: tener hijos limita la vida, la libertad, los niños dan mucho la lata y consumen recursos que la pareja podría usar en su propio disfture...
Dado que soy partidario de ponerle pocos límites a la naturaleza humana tendría que ver el enamoramiento como algo positivo, sin embargo, pese a entenderlo así, observo no pocos peligros que conviene no dejar pasar inadvertidos.
El enamoramiento es una suerte de enajenación mental transitoria que dura alrededor de tres año y que literalmente anula nuestra capacidad de juicio crítico con respecto a la persona de la que estamos enamorados, como si a la naturaleza le importara un pito con quién nos reproducimos sino que nos reproduzcamos, cuanto más, mejor. 

De modo que si no nos planteamos friamente la capacidad del otro de amarnos más allá del periodo en el que cada uno trata por todos los medios de engatusar al otro para conseguirle, algo muy difícil de constatar antes de los tres años mencionados si el individuo no tiene un currículum verificable de participación en actividades de caridad cristiana, de catequesis, etc. -lo que obviamente tampoco es garantía absoluta, pero al menos nos informa de una persona acostumbrada a darse a los demás desinteresadamente-, podemos caer en el mismo error del divorciado al que escuché: creer que estar enamorados es precisamente la garantía de que el matrimonio perdurará felíz y contento.


Es después de los primeros tres años de relación cuando realmente empezamos a mostrarnos como somos -normalmente como nuestros propios progenitores- sin los disfraces de amantes solícitos y atentos de los apasionados comienzos que muchas veces tienen más que ver con la compensación de las propias carencias gracias a la presencia de las características en el otro de los aprendices de vampiro, de modo que aunque la naturaleza nos impulse a poblar el planeta, conviene poner los pies en el suelo y recuperar la sana costumbre del noviazgo largo, porque sólo entonces uno puede tomar la decisión de casarse con alguien a quien realmente conoce y tener hijos con quien no va a jugársela a la vuelta de la esquina.


 

Adiós con el corazón... a la Viagra femenina

Acabo de leer por aquí que el 15% de los humanos -¿qué escribo, tienen o tenemos?- el riesgo de padecer un trastorno mental alguna vez,;y como el estudio no especifica profesiones, edades, sexos o sectores concretos, imagino que ese porcentaje está repartido por igual entre todos, incluso entre las empresas farmacéuticas. 

Hay que estar muy trastornado para no entender que la mejor Viagra es la satisfacción sexual. La llamada viagra femenina había sido descubierta por casualidad, como tantas otras medicinas que nos facilitan la vida, debido a que como efecto secundario en los tratamientos de depresión, las mujeres menopáusicas experimentaban un aumento de su deseo sexual. La cuestión que queda sin plantear es: ¿durante cuánto tiempo?
A medida que nos hacemos mayores el deseo sexual disminuye naturalmente, con las lógicas excepciones. La avidez de las féminas por ser inseminadas convertida por los hipócritas en actos amatorios da paso a un impulso más tenue relacionado cada vez más puramente con el placer, en detrimento del asunto reproductivo. Es de pura lógica, ¿no? No hace falta ser un lince para entenderlo.

Y si -como en más de una ocasión hemos advertido- la mujer no obtiene la suficiente satisfacción de su marido, que le compense prepararse para el acto sexual porque el individuo es un zote, ya le podemos dar una tortilla de viagras femeninas girosas, que no va a querer seguir repitiendo la placentera experiencia. Eso sin tener en cuenta el efecto de habituación al fármaco, que contribuye a que su efecto se debilite.

Es interesante reflexionar sobre el asunto, porque para estos sagaces científicos la pérdida de deseo es un factor aislado que depende únicamente de "los mecanismos cerebrales que regulan la respuesta sexual en las mujeres", y no del contexto en el que vive. Vale, entonces, si los mecanismos de la mujer están sanos, ¿tiene que vibrar de deseo de abrirse de patas debajo de un inútil marido que no se preocupa ni un instante de ella ni de su placer?

Porque es el varón el responsable de suscitar el deseo de su mujer, y si no lo consigue, me juego un dedo a que ella preferirá que las pastillas se las tome la mamá del investigador.
Otros usos más lúdicos, que me juego otro dedo que es el nicho de mercado al que los laboratorios realmente querían destinar el medicamento -menudo chollo, las venderían como churros en las discotecas (o en los pisos)-, debe ser lo que ha provocado la unanimidad de los miembros de la FDA en el rechazo a la aprobación del medicamento: tienen hijas y nietas en edades peligrosas, y bastante golfillas son ya de natural  más de dos para que encima les coloquen una pastillita excitante en la copa. Resultado de la votación: 12 en contra, 0 a favor.

 




Sexo y mentiras farmacéuticas

Qué placentero resulta que a uno le den la razón, ¿verdad?. Sobre todo cuando son los hechos quienes nos premian con su reconocimiento. Recordarán algunos que los postulados fundamentales de la Cienorgasmología obtuvieron una sólida confirmación científica, lo que despejaba las dudas sobre la credibilidad de más de uno, incluido yo mismo; pero hoy tenemos algo más. 

Resulta que el periodista Ray Moynihan afirma que "A mujeres sanas con poco deseo sexual les hacen creer que tienen un problema de salud y les venden medicinas", algo de lo que ya hablamos aquí, aquí y aquí, desde distintas e interesantes perspectivas; o cuando alertamos sobre los peligros de los cachivaches sexuales: consoladores (ahora quieren que les llamemos dildos) y otros juguetes, cremas, potenciadores del orgasmo, estimulantes, etc.

Con mucho sentido común -aunque exagerando seguramente- nos advierte que: "los clientes objetivos de las farmacéuticas son las personas sanas, no las enfermas"; lo que podemos hacer una vez más extensivo a nuestro ámbito de la sexualidad para recordar que el orgasmo está en el cerebro, y no en los genitales. Emplear analgésicos para eliminar dolores recurrentes sin consultarlo con el médico no elimina el problema, sino que oculta el síntoma, poniéndonos en riesgo de no atajar a tiempo alguna enfermedad grave. Igualmente, emplear cualquier instrumento o accesorio para lograr un goce que no se alcanza por medios naturales es una condena a la inhabilidad permanente.


La ausencia de deseo que ocurre al margen de patologías reales -no imaginarias- es normal en los cónyuges en determinados periodos, fundamentalmente dos o tres años después de iniciada la relación, en los alrededores del embarazo y el parto, durante la menopausia, en periodos de estrés intenso, o simplemente porque cuando ya se ha tenido descendencia la naturaleza ya no te presiona con tanta fuerza para que te reproduzcas.

Aceptar esta realidad es un síntoma de madurez y de cordura, lo que no quita, desde luego, para que pongamos de nuestra parte todo el esfuerzo -pequeño y placentero- que exige la Cienorgasmología para que el placer obtenido en los contactos sexuales se incremente exponencialmente. Por el contrario, no aceptar la realidad indica un pensamiento inmaduro, y nos condena a la frustración de las hipertrofiadas expectativas que tendemos a depositar sobre el sexo. 

Noticia original aquí.



   

Explicación evolutiva del periodo refractario tras el orgasmo

El sentido común es el menos común de los sentidos, y encontrar sentido común en la sexualidad es aún más extraño dado lo primario de su origen. 

Las relaciones sexuales siempre surgen de impulsos procedentes de los estratos más primitivos del encéfalo por más que alguno se empeñe en creer que tienen algo que ver con el amor, y no se diferencian esencialmente de las del resto de los animales, pero hay matices propiamente humanos como el comportamiento durante el periodo refractario.

¿Qué hacemos los varones y las féminas tras el/los orgasmos? Me encantaría que cada uno de vosotros nos contárais cuál es vuestra costumbre, pero por si acaso no os animáis, voy a especular un poco al respecto en términos generales.

Los varones tendemos a quedarnos chafados, como si se nos hubiese ido toda la energía por la cola. Es una lástima, porque sin esa reacción vagotónica podríamos seguir chingando hasta que se nos desollara; pero el aparente inconveniente tiene una probable explicación: forzarnos a parar y ahorrar energía para poder continuar nuestras actividades, entre ellas y sobre todas, garantizar el sustento de los productos de anteriores orgasmos.

En algún libro leí hace mucho tiempo que a los mandarines chinos les privaba esto del seso, y que tenían a sus pobres alquimistas buscando la pócima que les permitiera librarse del período refractario y poder así cepillarse a toda china viviente. Hasta ellos habrían llegado las fantasías hindúes de la multiorgasmia masculina y como tampoco eran capaces de lograr dominar el arte, deseaban encontrar la solución cómoda. No sé si encontraron algún secreto que les permitió pasarse la vida chingando hasta el punto de no tener tiempo ni de cortarse las uñas, o si su longitud se debía a otras causas más ornamentales, de rango o de otro tipo.

El caso es que parece de sentido común que exista una imposición biológica de este tipo contra nuestros deseos, porque además, un orgasmo acostumbra a reducir el deseo copulatorio hasta el nivel que desean nuestras hembras: el suficiente para no tener ganas de buscar fuera de casa.
Así, los varones normalmente preferimos que ellas nos dejen en paz tras la eyaculación, necesitamos descansar antes de volver a la carga o simplemente dormir plácidamente, algo muy frecuentemente malinterpretado por ellas, que por el contrario tienden a preferir pasarse un rato dando y sobre todo recibiendo mimitos y carantoñas. Muchas, con poco sentido común, interpretan nuestro agotamiento como falta de interés o incluso de amor, pero no hay nada de eso. Es tan evolutivo nuestra necesidad de descanso como la suya de actividad, por lo que habría que ponerse de acuerdo en qué se hace: si cada uno lo que le apetece o si alguno cede a las presiones del otro.

Es cierto que si uno soporta los terribles primeros cinco minutos -más o menos- posteriores sin desparramarse en la cama puede dedicarse a las carantoñas porque ha cortado la natural reacción vagotónica que nos lleva al profundo hogar de Morfeo, pero desde luego no es la experiencia más agradable para el varón, es como asistir a una aburrida conferencia después de una comida copiosa y sentarse en primera fila: te quieres morir de sueño. 

Supongo que si no se aclaran las cosas adecuadamente desde el principio, o si es ella la que impone su voluntad, terminará perdiendo la batalla con el paso de los años... justo cuando su estrategia de captura de su macho particular haya dado sus frutos: cuando haya sido madre. Entonces, incluso, preferirá que se vaya a paseo o peor: se pondrá a hablar de la compra, la comida y las tareas del día siguiente.  

¿Cuál es vuestra opinión al respecto?





Un polvo en sueños

- "¿Alguna vez has tenido un sueño que pareciera tan real que no pudieras distinguirlo de la realidad? Y si no pudieras despertar de ese sueño, ¿cómo sabrías que estás soñando? ¿Te ha ocurrido alguna vez?"

Con esta conversación entre Neo y su amigo casi comienza la primera parte de Matrix. Neo le está entregando el programa pirata cuando se da cuenta de que el Conejo Blanco sobre el que le había advertido Trinity está tatuado en el hombro de la novia del amigo, que le responde: - "Sí, con ayuda de la mescalina, es una excelente forma de volar".  

Aunque ni consumo mescalina ni otros psicotrópicos, no es la primera vez que me ocurre, y supongo que alguno de vosotros también lo ha experimentado alguna vez: estoy soñando que me encuentro  en el preludio de una escena sexual de la que soy protagonista. Como suele ser habitual, la escena es muy vívida, tan real que no sé si estoy soñando o despierto, porque estoy dormido. Deben ser las tres y pico de la madrugada.

Lo que ocurre ahora es curioso, porque si bien estoy soñando, parte de mi cerebro debe funcionar como los pájaros en vuelo, que duermen sólo con un hemisferio cerebral mientras el otro continúa despierto, y sabe que al otro lado de la cama se encuentra, acostada de lado dándome la espalda y profundamente dormida, mi contraria. Entonces, medio dormido y medio despierto, humedezco con saliva mi aparato como sabiendo que no está lubricada -¿cómo demonios lo sé?- e inicio una penetración desde detrás que, imaginaros, produce una sorpresa mayúscula en ella, estupefacción seguida de un abandono al placer que inmediatamente experimenta. El kiki, medio real medio en sueños para ambos, va ganando intensidad hasta que ambos terminamos de despertar del todo.

Su primer orgasmo, que comienza inmediatamente y de entre cinco y diez minutos de duración, tal como ella afirma y yo percibía por sus gemidos, es especialmente intenso; pero el segundo es tremendo. Como ya sabemos, es su especial estado de relajación  el que propicia una desconexión y entrega superiores a lo normal, lo que le permite experimentar un placer más intenso de lo habitual.

Y a mí también, porque durante gran parte de la faena, yo no era plenamente consciente de lo que hacía, impulsado por el placer que me trajo desde el sueño a la realidad. Y luego a dormir plácidamente el resto de la noche. 
 
Os recomiendo que lo probéis si ya sois expertos cienorgasmólogos, en caso contrario puede enviaros a escardar cebollinos.





El pulpo Paul es virgen


Por lo que comentan por aquí, el adivino pulpo Paul nunca ha gustado de los placeres del sexo, el pobre, mientras algunas de las selecciones mundiales disfrutaban de barra libre de casquete. Diego Armando Maradona -ejemplo de inteligencia donde los haya- a la sazón seleccionador nacional de la albiceleste permitió que sus jugadores chingaran con sus esposas y novias, siempre que además no se agarraran una tajada. Otros equipos han tenido restringido el sexo a algún día concreto, como La Roja y Gualda española. Los cariocas, como no podría ser de otra forma, barra libre sin ninguna limitación, porque parece que hasta ahora les había funcionado. O eso creían.

Aunque Maradona haga lo que le dé la gana sin importarle un pimiento el qué dirán, entre los expertos médicos no hay acuerdo al respecto de si echar un polvo beneficia o perjudica al rendimiento deportivo. El estadounidense Tom Boone, del Colegio Superior St. Scholastica en Duluth (Minnesota) ha elaborado un estudio titulado "Sexo antes de competiciones atléticas: mito o realidad", en la que concluye que la actividad sexual sólo ocupa un 25% del esfuerzo aeróbico de un deportista.

El propio Boone realizó una comparativa en 1995 con 11 voluntarios, algunos tuvieron sexo antes de las pruebas y otros no. Los resultados no ofrecieron diferencias entre unos y otros en cuanto a la cantidad de oxígeno que sus físicos consumían en la actividad deportiva. (Artículo completo aquí)



Yo, y supongo que ustedes, no salgo de mi asombro; resulta que el tonto del Boone  (la citada universidad no aparece ni entre las 350 mejores universidades americanas hasta que me cansé de buscar) ha analizado el consumo de oxígeno del organismo de dos grupos de deportistas -unos que habían practicado sexo antes y otros que no- en una prueba estandarizada, una ergometría de esfuerzo, pero no se le ha ocurrido, o por lo menos no lo ha contado por si acaso acababa siendo pasto de las carcajadas de medio mundo, ponerles a competir para comprobar si chingar influía o no en el resultado. 

Porque el consumo de oxígeno influye en el rendimiento, eso es obvio, pero hay otros factores que al parecer se han omitido, quizá porque el protocolo de investigación habría sido mucho más complejo de lo que su mediocridad le permite, y surgen otros interrogantes:

  • ¿Es bueno chingar cuatro horas antes de la competición?
  • ¿O dos?
  • ¿O el día anterior?
  • ¿Les da mejores resultados a los eyaculadores precoces o a los que se tiran dos horas culeando?
  • ¿A los torpes o a los cienorgásmicos?
  • ¿Afecta dejar a la parienta a dos velas o es mejor dejarla satisfecha?
  • ¿Cuánto de satisfecha?
  • ¿Es mejor la vía vaginal o la anal?
  • ¿Uno rinde más cuando se corre una vez o mejor siete?
  • ...

Porque del único ser de quien tenemos constancia fehaciente de que ha triunfado por todo lo alto sin comerse una chorba a la gallega, ha sido del pobre pulpo Paul.



Así que el ganador del premio al idiota de la semana entregado como siempre por Su Majestad el Rey de España, ha sido... Tom Boone.





El ultraorgasmo a examen

Ya hacía tiempo que no hablábamos de la Cienorgasmología en serio ¿verdad? Algunos incluso ya no me ajuntan porque no les cuento cosas nuevas y me dedico a meterme en otros asuntos políticamente incorrectos. Ocurre que todos los secretos de nuestro método ya han sido desvelados, porque  además de increíblemente eficaz, es increíblemente eficiente: se consigue en poco tiempo y con pocos recursos, como ya habéis comprobado la mayoría, y comprobarán muchos más cuando, dentro de un mes o así (D.m.) el Libro de la Cienorgasmología esté en la calle.

Así que vamos a hablar hoy de algo serio: los ultraorgasmos o megaorgasmos, que son aquellos orgasmos que duran más de un minuto y hasta !diez!. Al final adjuntaré los links a los anteriores capítulos para ilustrar a los que no hayan empezado a practicarlos, pero antes de que nadie se ponga a ello quiero advertir muy seriamente que:
  • Los ultraorgasmos resultan tremendamente gratificantes para las señoras, por pura lógica, pero mucho menos para los señores, porque la dama va a su puta bola (con perdón por la expresión) la mayor parte de las ocasiones, sin que podamos hacer mucho más que acelerar de vez en cuando.

  • Nuestra habilidad cienorgasmológica puede embotarse; no definitivamente, porque esto es como montar en bici: no se olvida nunca; pero joroba bastante no poder poner en práctica la dirección de orquestas. Uno siente que se vuelve secundario. Y es frustrante. Ya sabéis: "En el pecado va la penitencia", y tanto exceso sexual se acaba pagando de una u otra forma por antinatural. En este caso, el director pasa a ser espectador, limitado a mover un pie al ritmo de una orquesta autodirigida como ocurre en los conciertos reales. Menos mal que se me ocurrió ocultar las entradas relacionadas, porque lo mismo alguien me habría demandado porque su mujer se corre y se corre sin parar sin que él haga más que rozarle una teta.

  • Lo peor de lo peor es que, desde el tiempo que los practico, y hace más de un año
    ya (o más, no me acuerdo) he comprobado que es imposible retornar al estado normal, ése en que la mujer pasa por un período de preparación más o menos largo y gratificante hasta que se desencadena el orgasmo. I-M-P-O-S-I-B-L-E. Es normal que lo sea, porque una vez conseguida la habilidad por parte de la fémina ¿para qué iba a conformarse con cien orgasmitos de treinta segundos? O sea, que no recomiendo a nadie entrenar los ultraorgasmos o megaorgasmos, a no ser que quiera arriesgarse y sumar su investigación a la mía y sacar conclusiones comunes.
En estos últimos días parece que estoy empezando a conseguir -con la inestimable ayuda de mi contraria, claro está, porque es ella quien lo posibilita- parar sus orgasmos con un superorgasmo dentro del orgasmo, pero aún no he entendido cómo sucede. Creo que es ella misma la que se ha hartado de tanto orgasmo más o menos monótono y busca otra vez la intensidad -ya sabéis que intensidad y duración son inversamente proporcionales- de antaño, lo que me está empezando a permitir usar algún que otro de nuestros mágicos toques.

Os seguiré contando, pero por si acaso, repito, que a nadie se le ocurra meterse en este fregao antes de que alguno descubramos el método para salir de él.



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La monogamia genera sociedades más prósperas y pacíficas

Hoy os traigo un interesante post de Memetic Warrior, autor del blog Políticamente Incorrecto, por su relación con nuestros intereses. No vamos descaminados ni mucho menos. Al final os recuerdo a propósito el enlace al Entrenamiento para la Libertad y la Fidelidad, que con la caló la sangre se altera y a más de uno nos puede venir bien reforzar esas habilidades de autodominio. Dice así: "Es un hecho evolutiva, geográfica e historicamente conocido. Ahora, en un artículo de la revista Psicología Evolucionista, se muestra un estudio estadístico que lo corrobora: Los factores socio-demograficos que intensifican la competición entre hombres para encontrar pareja intensifican la mortalidad de los hombres. Y ¿que sociedad más violenta se ha hecho al mismo tiempo mas próspera?. Asimismo, las sociedades en las que las diferencias de estatus se transladan a una mayor competición por la pareja (generando una especie de poligamia encubierta) también producen sociedades más violentas. De ahí que la institución de la monogamia sea fundamental para la paz social y por tanto para la prosperidad. Eso está en consonancia con la unanimidad con que es aceptada en las sociedades ricas. Es interesarse el darse cuenta de que la monogamia es una de las instituciones que sobrevive formalmente en Occidente cuando otras han desaparecido. Eso puede significar que es percibido como fundamental, por encima incluso del respeto a la vida."

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¿Por qué algunas mujeres muy inteligentes se empeñan en parecer tontas?

Louann Brizendine es una pillina insinuante, digo una neuropsiquiatra americana. Esto significa que tiene más estudios que el presidente de la comunidad catalana José Montilla, el presidente del parlamento catalán, Ernest Benach y unos cuantos insignes miembros de las instituciones de Catalonia juntos, lo cual no dice mucho de ella, pero mucho menos de ambos personajes y de quienes les han elegido como legítimos representantes. ¡Qué país, oiga!

Pero si usted se detiene a analizar las opiniones de esta modesta científica -lo de la modestia lo comprobarán si leen hasta el final la entrevista- a buen seguro no podrá ocultar unos molestos chirridos cognitivos como los que yo he sufrido. Por ejemplo, Louann visita unos cuantos lugares comunes, como el tópico de que el varón piensa más en el sexo que la mujer, lo que según ella produce un aumento del tamaño de las áreas dedicadas a la persecución sexual (lo dice tal cual, se lo juro). Claro que entonces uno se pregunta si la mujer tendrá también más desarrollada el área cerebral de la huída o la aceptación de la persecución sexual, ¿no? 

Pero eso parece que no lo ha estudiado, y no porque ella sea mujer y quiera establecer algún tipo de superioridad moral de nadie sobre nadie, porque ella es una científica, y ya se sabe que los científicos son objetivos. Decir después que el hombre piensa hasta tres veces más en el sexo que la mujer me parece propio de un alienígena, pero desde luego no de un habitante del planeta tierra hoy en día. De hecho, recordaremos que normalmente tenemos más lectoras que lectores, y que si el 20% de las personas no somos hijos del padre que creemos, el porcentaje de fecundaciones fallidas por diversas causas tiene que ser necesariamente mucho mayor, ¿no?. 

Fíjense ahora en esta frase de la Brizendine: En mi clínica, a una pareja con problemas sexuales, le digo al hombre: “¿Cómo sabes que ella te quiere?” Y él responde: “Porque quiere acostarse conmigo”. Cuando se lo pregunto a ella, me contesta: “Porque le gusta hablar conmigo” ¿Una neuropsiquiatra resolviendo problemas sexuales? ¡Qué desperdicio! ¿Por qué tendrá ese interés en el sexo UNA MUJER de semejante preparación? He estado buscando imágenes para ilustrar este artículo y en todos se me parece a una de esas actrices porno vestidas de ejecutivas, o una dominatrix ¿No les parece? En todo caso es obvio que tiene un interés por el sexo mayor que muchos varones, hasta el punto de convertirlo en su profesión. 

A continuación el entrevistador pregunta y ella responde: -¿Existe entonces el famoso ‘gen de la infidelidad’?

-Un hombre puede decantarse por sus deseos más primitivos o, también, elegir no seguirlos. Para algunos, es más fácil inhibir estos impulsos.

Afortunadamente existen los neuropsiquiatras, sin ellos, el género humano no habría caído en tan aguda percepción.



El final, y ya les dejo por hoy, está en la misma línea:

-Sí. Los hombres son 20 veces físicamente más agresivos que las mujeres.

Vale, ¿y no físicamente? ¿quién es más agresivo?

¡No, si al final me va a acabar por caer simpático el Montilla! ¿Se puede ser más mema?




Billy el rápido

En 12 centésimas de segundo el cerebro masculino decide si una mujer le resulta interesante sexualmente. 

Esto es lo que afirma Louann Brizendine, una de las neuropsiquiatras más prestigiosas del mundo. 

No sé si esto significa simplemente que somos muy rápidos o que lo somos más que las mujeres.  
En todo caso, Brizendine es hembra y no nos explica cuál es el récord femenino, no sabemos por qué, quizá es que quiere ocultar algo. Espero que las señoras se pronuncien y nos aclaren el asunto. 




¿Existe el hombre multiorgásmico?

El idiota de esta semana es... Que nooooo, que no es el que estás pensando. 

Además es una mujer, se llama Silvia C. Carpallo (no hagáis chistes gallegos con su apellido, no seáis malos) y es periodista sesóloga de La Razón, para más señas, y ha decidido que una mala noticia no le estropee un buen titular: Gracias al sexo tántrico, algunos pueden experimentar, no sólo varios orgasmos antes de «llegar», sino también tener varias eyaculaciones en el mismo coito sin perder la erección. 

Eso quisieras tú, Silvia, un tipo que te durase más de diez minutos. Nuestras cienorgásmicas mujeres están más que satisfechas con sus orgasmos múltiples, pero... ¿y nosotros? ¿Estamos más satisfechos gracias a nuestro método tiempo después? Yo, sinceramente sí, ya me diréis vosotros; tengo más control de mi eyaculación, lo que me permite tener contactos sexuales más prolongados y muy placenteros cuando quiero, como un corredor de fondo más que de velocidad. Mis orgasmos son de la misma intensidad y duración que antes, y su número, idéntico. Es decir, a mí no me ha aportado más que ventajas, no tan espectaculares como a ellas, pero positivas en todo caso. 

Sin embargo, como ya comentamos hace tiempo, la práctica de la multiorgasmia nunca me sentó bien. Estuve practicando muchos años, durante los cuales trataba de evitar mi eyaculación contrayendo el suelo pélvico, próstata incluida y aplicando el bloqueo dactilar, pero no la evitaba, simplemente la desviaba a la vejiga, lo cual implica más o menos el mismo gasto de energía que si lo hiciera normalmente, en contra de las pretensiones de métodos tántricos o taoístas. 

Pero aunque no soy un torpe, sólo una vez después de más de cinco años de práctica conseguí correrme sin eyacular; estuvo bien, nada espectacular, sólo diferente, pero no fui capaz de volverlo a experimentar, así que abandoné. 

Y os aseguro que los orgasmos bloqueando la eyaculación durante el periodo de entrenamiento son una castaña pilonga. Cienorgásmico también lo probó, y tampoco recuerdo que haya comentado nada positivo, y de torpe física o intelectualmente no tiene un pelo.

Pero mire usted por donde, que ahora va Silvia -le deben pagar los artículos al peso- y dice que se lleva lo oriental. Debe ser que como está a dos velas, vista la calidad de su trabajo, es asidua de las tiendas de chinos y les ha tomado cariño. 

¿De dónde saca esta buena mujer que es el sexo tántrico, que ya hemos repetido hasta la saciedad que no existe porque es un sexo sin contacto, es el que hace a los hombres multiorgásmicos? Porque ni el urólogo Ignacio Moncada al que cita, ni el otro pollo del que habla en el artículo afirman que exista algo parecido. 

Lo que dicen -Silvia, hija, que pareces tonta, ¿qué coño sabes tú del sexo tántrico?- es que es posible, pero desde luego infrecuente, literalmente casi anecdótico, según Moncada. En ningún momento afirma ninguno de ellos que exista una correlación entre presunto tantrismo y multiorgasmia. Lo que sí advierte el urólogo Moncada es que sí existe un riesgo de problemas prostáticos en caso de una práctica continuada. El otro pollo, que no es urólogo ni se le conoce oficio ni beneficio aparte de ser un apesebrado más de la Yunta de Andalucía Sociata, dice que no pasa nada. 

Pues ya sabéis a quién hacer caso.


¡Halaaaa! ¡El día del orgullo gay a tomar por saco!

Mira que se empecinan algunos en cambiarnos la cabeza a las personas. No saben, los pobres tontos, que un pequeño cambio en el software de la placa base humana requiere miles de años de paciente adaptación, y por más que se les explique que no lo verán sus ojos no hay manera de hacérselo entender. No soportan las normas establecidas, y como no creen en Dios, se creen cualquier cosa, incluso que ellos mismos son sus propios dioses y tienen sus propias leyes.

Por mucho que se empeñen los colectivos de maricas, tortilleras y travestis, o en su versión políticamente correcta gays, lesbianas (los de Lesbos están que trinan) y transexuales y los que les apoyan -entre ellos Zapateitor, el aniquilador de España- ser anormosexual homosexual sigue constituyendo una desgracia y una vergüenza para el común de los mortales, incluidos los avanzados suecos, entre otras cosas porque todos los seres humanos estamos programados para buscar la trascendencia a través de la descendencia, y los raros no tienen hijos. 

Otra cosa es que respetemos y tengamos en consideración como personas a los anormosexuales, que lo hacemos de muy buen grado; pero como personas, no como anormosexuales. Otra cosa es que los sufridos padres que sufren una de estas circunstancias tengan que aceptarlo resignados, porque son padres ante todo, pero de ahí a dar saltos de alegría... La red hierve estos días con la fotografía del sueco del Barça Ibrahimovic muy cerca de Piqué, tan cerca que han saltado las alarmas y todo pichichi se ha puesto a partirse de la risa, menos los gays y tal, claro, que deben estar todos ofendidos por la homofobia desatada espontáneamente, transparente, indisimulada. 

No lo digo por todos, pues hay muchos a los que tengo aprecio, pero a los demás... ¡Tomaros una tila! ¡Una simple foto y a tomar por culo el orgullo gay! Porque va el bueno del Ibra, que no debe estar para mucha chanza a juzgar por la expresión de su cara, y le dice a una impertinente periodista que le pregunta por la foto: ¡Vente con tu hermana y miras a ver si soy maricón! Jajajajajajajajajaja, la tía se ha debido quedar con dos palmos de narices, porque encima la ha llamado fea, jajajajajaja, sólo vale pa mirar, jajajajaja, ¡que me muero de la risa!

Así, con cosas como estas es como uno siente que, pese a todos los idiotas del mundo unidos, la humanidad avanza imparable hacia la evolución. Al tran tran, un pasito palante y medio patrás, pero avanza. Huy qué a gusto me he quedado, oyes.