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El Tantra y esas bobadas


Esto del Tantra es una de esas cosas que le dejan a uno la autoestima a la altura del betún. ¿Verdad?. Sobre todo si no entiende bien lo que es. Parece como de sobrehumanos, de gente que de verdad sabe de qué va la vaina esta de la vida, comparados con nosotros, que parece que no tenemos ni la más remota idea.

Ya que estamos en Cuaresma cristiana, es interesante poner cada cosa en su sitio y recordar que el cristianismo no es la religión propia de la civilización (que solo hay una) por casualidad o por decreto, sino porque desde una perspectiva laica y objetiva —con todos sus defectos atribuibles a las personas que la componen y no a ella misma— es la religión más adaptativa de todas las que han existido y existen. ¿Dudas de que esté siendo objetivo? Mira, para salir de dudas, pinta con un color diferente cada religión en un mapamundi. Bueno, te facilito la tarea, pincha en la imagen para verla en grande.



¿Qué ves? Que la prosperidad, abundancia, salud, educación, igualdad, democracia, justicia, etc., etc., es propia de los países judeocristianos, mientras que en los no judeocristianos se da el fenómeno opuesto: miseria, hambre, esclavitud, enfermedad, incultura, desigualdad, tiranía, injusticia, etc., etc. Y no me vengas con el rollo del colonialismo, que EEUU y Australia también fueron colonias. Vale que los luteranos han exterminado a millones de personas hasta someter continentes enteros a sus necesidades, pero esa es otra historia. 

¿Casualidad o causalidad? Líquido, blanco, producto de glándula mamaria de mamífero hembra y con colacao es el desayuno de los campeones... ¿Qué es? Tu opinión al respecto es irrelevante, te guste o no es leche y punto. Y si te quemas la lengua es que está muy caliente. Así de objetiva es la realidad.

Esto te dará una idea a priori de por donde van a ir los tiros de este post. Quizá no sepas que las pseudorreligiones (religión lógicamente sólo hay una) se caracterizan por un grado de fantasiosidad descomunal.




Desde el vicioso paraíso musulmán de las huríes tetonas (Ahora van y me lapidan por blasfemo. ¡Que noooo, que sois todos estupendos, hombre, que era una bromitaaa!) hasta los saltos de montaña en montaña de los guerreros budistas de Shaolín y el nacimiento de Lao Tse (centro) tras una gestación de sesenta y pico años de los taoístas de la China capuchina y el inefable Sánchez-Dragó, pasando por la creación del Ganges mediante una majestuosa eyaculación del dios hindú Shiva (fíjate en la imagen de la derecha), no hay más que fantasías para aficionados al cáñamo en lugar de al colacao. Ríase usted ahora de los milagros de Fátima.


Si me vas a replicar que quién se va a tragar que Dios creó el mundo en seis días y todas esas cosas, me permito recordarte que eso no se lo cree nadie en su sano juicio, el Génesis es un relato metafórico del Antiguo Testamento escrito por la gente de entonces para que lo entendiera la gente de entonces, porque Einstein aún no había nacido, ¿sabes?; es decir, es anterior a Jesucristo, consecuentemente al Nuevo Testamento, y además es común con el mahometanismo y el judaísmo. En fin, vuelve a mirar el mapa de las consecuencias actuales de cada religión en el mundo para ser objetivo y a lo que vamos.

Que el Tantrismo tiene un buen marketing es indudable. Eso de la sexualidad sagrada entre tanto discapacitado sexual pone a más de dos los dientes largos. ¿Y si lo consigo? Claro, y mi papá es el más fuerte del mundo. ¡No te joroba! Es como el Kamasutra, los estudios de Masters & Johnsons, el Informe Hite y los todos sexólogos juntos con sus falaces teorías: desde que se conoce su existencia esto del sexo no ha hecho más que empeorar. Preguntad a Cienorgásmico cómo le iba sexualmente cuando practicaba la fanfarria esa y cómo le va ahora sin tanto perifollo apestoso espiritualoide. Vamos a ser un poco sensatos a ver si nos va mejor.

En realidad, la sexualidad tántrica no existe. No, no existe, no; lamento desilusionarte pero no lamento des-engañarte. El Tantra Sexual es una estrategia de mercadotecnia, un sacacuartos happyhippy que pervierte gravemente su esencia real convirtiéndola en presunta acrobacia sexual en la que además el elemento activo no es el masculino sino el femenino, bajo promesas de éxtasis, santidad y no sé cuantas gaitas lisérgicas más. 

Y digo con tal rotundidad que no existe porque además de haberlo estudiado personalmente a fondo desde una perspectiva consiliente, opina aproximadamente igual un ilustre y profundo conocedor de esto del yoga, verdadero maestro en estas lides (y de este humilde servidor), descendiente directo del gran Meister Eckhart, además de discípulo y asistente personal de uno de los grandes gurus (palabra llana y consecuentemente sin tilde, please) hindúes. 




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El sexo tántrico es en realidad un sexo sin sexo, un sexo sin contacto físico. Es una sexualidad etérea y, como es habitual en la mayoría de la tradición hindú, lo más alejado de los objetos de los sentidos. En el auténtico acto sexual tántrico o maithuna, a pesar de lo que leáis en la propaganda, hombre y mujer se sientan frente a frente y se comunican mutua y conscientemente la energía positiva del amor (esto en cursiva obviamente es una chorrada, pero es lo que es el maithuna). 

Así que nada de lingams y yonis (pitos y chichis), que sirven para representar gráficamente (para ágrafos y demás analfabetos) la génesis de El Todo mediante el baile de los opuestos, sino pura energía sutil.

Y es una lástima, porque lo realmente interesante del Tantra auténtico, paradójicamente para la fama de cochinada que tiene, es que es una sabiduría ancestral con asombrosas conexiones con la moderna Física, pues describe la realidad que vemos como algo engañoso, ilusorio, aparente, maya —algo así como la realidad digital de Matrix pero en versión pleistoceno— compuesta finalmente por energía. 

Igualito igualito que eso que los físicos modernos han descubierto: que las partículas subatómicas más canijas de todas no se sabe muy bien si son onda (energía) o partícula (materia) o si son lo que les da la gana en cada momento. Y que más allá de todo eso, que lo que llamamos realidad, aunque absolutamente real (prueba a atizarte con la cabeza contra la pared si lo dudas) quizá no sea más que pura energía, vibración, supercuerdas, ceros y unos. 

Fascinante, ¿verdad? Y más fascinante aún es pensar que hace miles de años ya había gente que le daba al seso que era un primor y sin tanto cachivache tecnológico, tanto MIT y tanta leche. Si es que no hay nada nuevo bajo el sol.

Así que déjate de falsos tantras y demás leches recesivas y dale a la Cienorgasmología civilizada occidental. No, no te vas a iluminar ni nada de eso, ni falta que te hace, que para ir al Cielo solamente te hace falta creer en Jesucristo e imitarle, no acrobacia espiritual. 

En realidad, cienorgasmólogo o no, vas a ser más o menos igual de gilipollas (tal que un servidor) que ahora, pero vas a disfrutar y sobre todo hacer disfrutar como nunca. Y eso también es amar, ¿no?.

Pues hala.