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Entrenamiento para la fidelidad y la libertad









En primer lugar, aunque he preparado este post para ayudar al amigo de nuestra querida Meri, tengo que advertir que este entrenamiento que voy a describir es igual de útil para los hombres que para las mujeres, pues se basa en el principio de la Plasticidad Neural o relativa maleabilidad del Sistema Nervioso a lo largo de toda la vida. Todos lo modificamos, y algunos, incluso, para bien.


El Sistema Nervioso va especializándose en aquello que corresponde a nuestros intereses, esto es algo obvio, pero también se da el efecto inverso, creas un potente imán atractor en tu cerebro. Como dice el refrán: A quien es martillo todo le parecen clavos. Es decir, que si te pasas la adolescencia y juventud —por volver al tema en cuestión— mirando obsesivamente culos y tetas por doquier, tu cerebro, ya de por sí preparado genética y culturalmente para ello, acaba por convertirse en una máquina especializada en detectarlos en el entorno. Es un condicionamiento del tipo Perros de Pavlov, pero aquí en lugar de campana y comida tienes tetas como estímulo y subidón como reflejo. Si encima tienes éxito, además de subidón tendrás ración de sexo, con lo cual estarás más expuesto aún a ser víctima de ti mismo, un adicto al sexo. Porque una vez creada la estructura neural, lo más importante en la vida será buscarlos, mirarlos y obtener la agradable sensación erótica y/o sexual correspondiente. Piensa fríamente ¿pa qué mirar si no vas a rascar? y aplícate el sabio: Agua que no has de beber, déjala correr. No, no te las vas a tirar a todas.

La modificación de ese comportamiento-estructura que te crea problemas debe ir produciéndose poco a poco, pues si pretendes lograrlo a lo bestia, lo más normal es que obtengas un efecto boomerang que te deje donde lo dejaste o peor aún, porque te convencerás de que no vas a ser capaz. Cuando el entrenamiento finalice, te encontrarás con que ves personas, no potenciales objetos de tu satisfacción sexual.

No obstante, ten en cuenta que tampoco conviene tentar a la suerte frecuentando personas que van a degüello a por nosotros, porque nadie es de piedra y hasta el héroe Ulises tuvo que atarse a los mástiles de su nave para no caer cautivo de los cantos de las sirenas; mandó a sus marinero que le atasen para que su libertad de actuación no fuese secuestrada por la irresistible tentación. Así pues, teniendo esto en cuenta, empezamos con la descripción del entrenamiento:



ENCUENTROS EN LA PRIMERA FASE

Empieza por apartar tu mirada y tu atención de las mujeres que vayan acompañadas de un hombre; es más fácil así porque puedes ayudarte pensando que estás ofendiendo, humillando o provocando a un congénere igual de agobiado que tú apartando buitres de su chica; y que con la misma libertad que tú te tomas, otro más guapo, rico o dominante puede hacer lo mismo contigo. El gen altruista.

Es interesante anotar los aciertos y errores, para lo que te ofrezco el espacio para hacer comentarios de este post, así siempre podrás hacer un autoseguimiento de tus progresos. Es como lo de pasarse monedas de un bolsillo a otro, pero más discreto y tecnológico. Puedes también hacer comentarios que te sirvan para reforzar el descondicionamiento y a la vez ayudar a otros con su entrenamiento.

Etapa 1

¿Qué es lo primero que miras en una mujer que pasa cerca de ti? ¿Y lo último? ¿Tetas? ¿Pubis? ¿Ojos? ¿Culo? Lo más normal es que empecemos por la cara y acabemos por el culo, dándonos la vuelta en la calle a mirárselo disimulada o descaradamente. Pues ahí está; en primer lugar evita lo más fácil: mirar el culo de las mujeres acompañadas. ¿Por qué es más fácil? Porque como es lo útlimo que les miras tienes más tiempo para decidir apartar la vista. Puedes mirarlas por delante —sé prudente, por favor— pero no por detrás.

Una advertencia: tu cerebro lo “ve” todo. De modo que aunque estés enfocando la mirada en algo concreto o mirando al frente sin objeto concreto, la periferia de tus pupilas registra todo tu campo visual, y tu cerebro que se ha puesto en alerta protestará si no miras los culos por medio de un impulso que te será difícil de resistir, así que si te ocurre esto, que te ocurrirá, tranquilo, es normal. No mires. Ni aunque intuyas que sea el mejor culo del mundo y te haya mirado rogándote que se lo destroces. No mires.

¿Cuánto tiempo durará esta fase del entrenamiento? Alrededor de un mes aproximadamente (por mi propia experiencia) Ánimo, ya estás más cerca de liberar tu mente.

Etapa 2

Cuando hayas logrado no mirar los culos sin arder de deseos de hacerlo, pasa al pecho. Igual. Tu cerebro lo seguirá “viendo”, y escuchando el dulce canto de la sirena. Pero tú no mires. Tienes un motivo importante aparte de liberarte de esa ansiedad: la felicidad de tu mujer. ¡No mires pase lo que pase, aunque sea Mónica Bellucci! Aunque lleve un escote de infarto, unas transparencias provocadoras o los pezones tiesos como torpedos. Te sentirás bien cada vez que lo consigas. Anótalo en un comentario nuevo con fecha.

Ponte las etapas que consideres en esta primera fase, según sea tu recorrido visual por el cuerpo de las mujeres (normalmente tres etapas). Terminarás la fase seguramente por el primer sitio que acostumbrabas a mirar: el rostro. Aquí hay menos tiempo para interponer el control, pero ya tienes cierta habilidad que te permitirá lograrlo. No lo mires aunque estés completamente seguro de que te mira con ojos golositos. Cuando culmines esta primera fase con éxito, estarás más libre de la pulsión, y tu mente podrá empezar a comprender la importancia de esta liberación y del sentido moral de no mirar a la mujer del prójimo. Ya estás casi hecho un campeón de la fidelidad. Pasa a la siguiente fase cuando hayas conseguido no mirar en absoluto a las mujeres acompañadas. Unos tres-cuatro meses para consolidar el nuevo comportamiento.


ENCUENTROS EN LA SEGUNDA FASE

La segunda fase es igual que la primera, con sus tres o cuatro etapas, pero aquí no existe el freno moral altruista de evitar perjudicar a un congénere para ayudarte como motivador en tu proceso de liberación, porque ahora toca no mirar a las mujeres que van sin hombre, así que tendrás que usar otros: hazlo por tu mujer o por ti mismo. Te aseguro que cuando lo consigas te sentirás mucho mejor, más centrado en tus estudios, en tu trabajo, en el conocimiento, en disfrutar de un paseo y de la vida. Si alguna vez se te va la vista, no te agobies, es relativamente normal, porque esto es un proceso de entrenamiento y ni el Real Madrid gana todos los partidos. Lo que importa es ganar la Liga y la Champions de aquí hasta que la muerte os separe.

Así que usa el espacio de los comentarios también en este caso. En menos de un año te acordarás de donde tienes la pilila cuando vayas a hacer un pis (en serio), al lavarte (porque te la lavas ¿no?) o cuando estés con tu mujer, pero te dejará tranquilo el resto del día. Menuda liberación ¿verdad?

Sé realista, tu nueva estructura-comportamiento no te evitará absolutamente caer en tentaciones. Tendrás que seguir alimentando tu libertad de decisión, pero será muuucho más fácil. Recuerda el aforismo Zen: Es necesaria una gran llama para hacer hervir el agua, pero sólo una pequeña para mantenerlo en ebullición.


Tienes en un comentario un ejemplo de cómo puedes hacerte
el seguimiento de tus progresos.


Los perjuicios de los juguetes sexuales para la mujer (consoladores (dildos), chupadores (satisfyer))













Para no herir la sensibilidad académico-profesional de nuestra amiga Lía,
advierto que, por supuesto, como afirma el Tao Te King:
"El Tao que puede ser expresado no es el Tao absoluto";
por lo que necesariamente generalizo y no me voy a esforzar excesivamente
en adaptarme a la jerga sexológica estilo Lorena Berdún,
para mi gusto absolutamente repugnante,
capaz de explicar cualquier zafiedad o aberración
con empalagosos eufemismos más propios de una monja decimonónica
que de una "liberada" sexual.
El mundo al revés.


En fin, al grano. El perjuicio de los cachivaches a las mujeres "limitadas" (o sea, con algún tipo de limitación para tener orgasmos, que todo hay que explicarlo) es la fijación de un condicionamiento. Si no tengo orgasmos con un hombre y sin embargo los tengo con un chisme ¿qué debo hacer? En primer lugar recomendar este modesto Blog a mi marido. En segundo entender por qué no tengo orgasmos.


Las limitaciones para experimentar orgasmos están en la cabeza, no en el cuerpo. ¡Fuera el falso mito de las mujeres "clitorídeas"!. Todas las mujeres, incluso las salvajemente mutiladas por los bárbaros incivilizados, pueden tener orgasmos con la penetración vaginal, anal, o incluso sin acercarse a sus áreas genitales.

  1. Es probable que la causa de muchos casos de limitación para experimentar orgasmos sólo con la penetración tenga que ver con la masturbación demasiado habitual y precoz de la mujer durante largo tiempo, en la adolescencia, que ha creado un fuerte condicionamiento: “me estimulo el clítoris, luego tengo un orgasmo”, antes de experimentar la penetración: "me la mete y ¡joder qué daño me hace el animal este!". La mujer que abusa precozmente de la masturbación está entrenando su sistema nervioso para que reaccione así. En otros casos puede ocurrir que su compañero sea un zarpas total, claro está, pero de eso no hablaré ahora.

Si es este el caso, la receta es clara: cortar el condicionamiento, hacer que se extinga la respuesta al estímulo a base de dieta “hipoclitorídea” estricta. Ni tocarlo. Si uno no es un maestro en el arte de atrapar la mente de su mujer tendrá que estimular suave y progresivamente durante un tiempo la región vaginal a fin de que las terminaciones nerviosas que la inervan logren sentir progresivamente mayor placer. ¿Qué es un coñazo?. ¿Sí?. ¿Pero tú sabes remotamente lo que es el amor, machote? ¿No te estarás masturbando con tu mujer como si fuese un objeto y pasando olímpicamente de preocuparte de ella, no? ¡Anda queee!

  1. La segunda y última causa de limitación con la que me voy a meter es la inversión de papeles, concretamente la asunción de una posición dominante por parte de la mujer. Creo que ya he dicho que la experiencia del orgasmo en la mujer es directamente proporcional a su entrega al hombre. Luego si la mujer no se entrega no tendrá orgasmos vaginales o los tendrá con dificultad. La causa de esta limitación acostumbra a ser un conflicto con el sexo opuesto, normalmente con el padre, al que reprocha inconscientemente algo. De modo que con su anorgasmia le está diciendo a su marido: “jódete, que no me vales ni para esto, impotente”. Las jodías, sin embargo, sí pueden tener orgasmos con la penetración en situaciones muy morbosas. Desesperante, ¿verdad?.

Si es este el caso, la receta es clara, pero no tan fácil de cocinar como la anterior, machote, porque tendrás que aprender a hipnotizar a tu mujer, a atrapar su mente para bloquear sus programas erróneos. Y tú cambiar también tu software sexual. Próximamente explicaré de qué va eso de atrapar mentes y cómo se hace, que si te lo digo todo ya, no vuelves a visitarme.

Resumiendo. Si una mujer depende excesivamente de los cachivaches, su dependencia crecerá con el entrenamiento, como todo, y terminará por usarte a ti de “complemento”; se masturbará con tu cuerpo, pero no serás tú quien le haga sentir placer sino que se lo hará ella a sí misma con tu minga, pero le daría igual que fuera con una de pichiglás, no te vayas a creer. Te convertirás en un objeto sexual más, acabarás tú también por no experimentar placer y te frustrarás, tu matrimonio se deteriorará y tendrás más tentaciones de buscarte a otra que se derrita con tu cola dentro y te haga sentirte macho dominante.

A ella le pasará más o menos lo mismo, necesitará cachivaches cada vez más sofisticados, hasta que tú ya no le hagas ni cosquillas o la aburras mortalmente, por lo que acabará por desear que un machote boy le eche un caliqueño salvaje que descoyunte la pelvis y le haga sentirse mujer. ¿Te das cuenta ya de que su limitación está en su coco y no en su cuerpo?

Lo alucinante de atrapar la mente de tu mujer es que ni se enterará de lo que estás haciendo, sólo sentirá que hay algo diferente pero no podrá identificar qué es (a no ser que se empolle este Blog) y, sin daros cuenta, se estará corriendo como una salvaje. Y los dos encantados. Y yo por vosotros.

Ánimo, ya estás más cerca de hacerle cien orgasmos por hora a tu mujer. Si lo he conseguido yo sin ayuda, que no soy más que un pobre gilipollas, seguro que tú lo consigues más fácilmente.