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Acompasarte con sus sensaciones en el sexo oral

imageYa hemos comentado alguna vez que la postura del misionero permitió un salto evolutivo enorme a la humanidad, porque puso la semilla de la relativa igualdad entre varones y mujeres. Gracias a la denostada postura, la mujer dejó de ser un mero objeto de la satisfacción sexual masculina vuelta de espaldas a cuatro patas como los animales y pasó a transmitir con sus expresiones faciales aquello que sentía, lo que obligó al varón a tenerla en cuenta precisamente por la imposición de la empatía sobre él, de modo que espejeaba sus expresiones de placer, indiferencia, despiste, dolor, desagrado… Las sentía en sí mismo. La Cienorgasmología, también lo hemos dicho ya, supone el siguiente salto evolutivo, pues obliga al varón a autocontrolarse y dedicarse de lleno al placer de su mujer antes que al suyo.

And the winner is...

Bueno, ahora sí que se han terminado las vacaciones, así que es hora de ir desvelando la respuesta al concurso. V de Vendetta y Cienorgásmico se habían quemado de tan cerca, aunque por obvia habían seguido dándole a las neuronas para encontrar una explicación más rimbombante. Pero no era necesario ir más allá.

Siguiendo a Occam y su célebre navaja, iremos pues, a lo sencillo.

A la mujer le gusta observar a otras mujeres en acción sexual porque la mujer es más "empática", en cristiano, sin chorradas progres: sintoniza con lo que otra está sintiendo. 

Y a la mujer no le excita demasiado observar al varón porque no puede sentir lo que él siente.

Al varón, en cambio, dado que es menos "empático", lo que le excita es observar su objeto de deseo, es decir, el cuerpo de la mujer. Y no le mola nada observar al tío que está en acción.

Enhorabuena a los dos. Ahora el premio-castigo. Espero vuestros post.


¿Cueces (chingas) o enriqueces?

Ya que ha salido en vuestros comentarios la discusión entre decir “hacer el amor” o “chingar”, aunque ya hablamos anteriormente del asunto aquí y aquí, voy a regalaros otro post de los rompe-esquemas de esos a los que os tengo ya acostumbrados (espero que no hartos).

Nadie en el planeta tierra ni en ninguna de las dimensiones del universo conocido hace el amor. Nadie. ¿Qué si estoy loco? Hombre, algo sí, pero será por la Pepsi, porque si el loco es el que ha perdido el sentido de la realidad, estoy a eones de cordura de vosotras, chicas. Este es un debate que he batallado y ganado en muchas ocasiones, pero que las mujeres os negáis a aceptar a los diez minutos de haber sido derrotadas irrefutablemente. Os reto a que lo consigáis ahora.

Os gusta decir que no folláis, chingáis, jodéis, etc., sino que hacéis el amor, porque os parece una expresión más bonita, aunque cuando lo hacéis estéis utilizando un cachivache-juguete sexual de doble penetración y vibrador con motor turboalimentado (Pero ecológico, ¿eh? A ver si me van a linchar los ecolojetas del profeta Al Gore), viendo películas guarras, chingando en grupo, usando esposas y látigos... o cualquier otra hermosa y espiritualmente elevada conducta reproductiva. Lo mismo hacen muchos sexólogos y expertos tipo Lorena Berdún, esa mujer liberada de prejuicios, cuando califica la chabacanada más astragante o la obscenidad más pringosa con la dichosa expresión. ¿Pero no habías salido del armario del oscurantismo religioso, hija? Se ve que no. Las monjas Clarisas son mucho más avanzadas que tú, ridícula.


Las mujeres es que sois así de bobas (¡socorroooo, que me linchan estas también!). Paradigma de la irracionalidad humana que niega la realidad refugiándose en bobadas romanticoides tipo la Inteligencia Emocional —y su consustancial Estupidez Racional—, Empatía (Y Empasobrina, ¡no te jode!. Vale, vale, el chiste es malísimo, pero lo de la Empatía es bastante peor), y todas esas ñoñeces masónicas sorbesesos tan de moda actualmente entre los sinmente y los incautos. Pero bueno, vale ya de poneros a parir, que supongo esperaréis algún argumento aparte de estas flores.

Llámalo como quieras, pero no pierdas de vista la realidad, querida. Lo que tú haces es lo mismo que hacen los demás, practicar el acto sexual o reproductivo con tu pareja, igual que hacen los gorilas y las gorilas, los pollos y las gallinas, los toros y las vacas, los cerdos y las cerdas, ni más ni menos. Si es tu novio o tu marido, y le amas (si sabes), estás follando con quien amas. Y si es con un ligue nocturno de tantos, aparte de ser un poco casquivana, estás follando con alguien a quien no amas, pero no estás haciendo el amor con ninguno de ellos, sencillamente porque ese término es un artificio vacío, que no responde a realidad real alguna, un eufemismo que te lava la mala conciencia de lo que estás haciendo y te lleva a confundir el resto de la realidad. Porque si no tuvieras mala conciencia no necesitarías edulcorar lo que haces ¿O es que uno no es tan cerdo por llamar coprofagia a lo que es lisa y llanamente comer mierda? ¿Estamos con el rollo políticamente correcto del “cese temporal de la convivencia matrimonial” de los Duques de Lugo por no decir que se han mandado a tomar por saco? ¿Con el rollo del “fin dialogado de la violencia”, la “muerte digna” o la “educación para la ciudadanía”?


Al respecto de este asunto, me he dado cuenta de que ninguno habéis hecho mención a la pregunta que os hacía en el post sobre el enamoramiento. No lo habíais pillado, ¿verdad? Espero que alguno sí, que ya me han chivado que lo habéis estado comentando. Para los que no, ahí va:

Pues resulta que el romántico corazoncito no es tal, sino una tía a cuatro patas con una cola dentro, no una flecha. Y el elevadísimo símbolo tántrico del Om, la sílaba sagrada, es exactamente lo mismo. En el primer caso los románticos lo modificaron para dulcificarlo, en el segundo, los tántricos lo espiritualizaron. ¿Por qué? Pues porque resultaba obsceno y pornográfico, pero representaba perfectamente, como el símbolo del Tao, la génesis del Todo mediante la unión de los opuestos, el principio masculino y el principio femenino.



Sorprendente ¿no? Pues ya lo véis, es un asunto nada romántico, sino puramente carnal como la vida misma. Pero tiene a todo el planeta adulto engañado como a los niños con el ratoncito Pérez.



Capítulo 3 - Atrapar la Mente de tu Mujer: Los toques




Toca, mira, di, muévete.
Hazlo con intención.

Repasemos la lista de toques, no sin antes recordar que son más cosquilla que caricia, pues su objetivo es romper una dinámica mental no apropiada de tu mujer y capturar su mente para llevarla por donde sientes que le acerca más al mayor placer en cada instante

Deben ser cosas raras, porque si haces lo habitual no encontrarás la respuesta que buscas en ella, sino la de siempre. Y breves y cuidadosos. Pero no es necesario que prescindas totalmente de lo habitual, sino que lo uses en principio de forma secundaria. 

Céntrate ahora en los toques. Estos son sólo ejemplos ilustrativos que yo uso, pero puedes hacer tus propios toques si te funcionan. Pon intención, si tú no sientes lo que estás haciendo, ella tampoco; si lo sientes, se sintonizará con lo que tú sientes.



Toques físicos con intención: (puedes hacerlo con una sola mano o ambas, pero preferentemente una, no hay que hacerlos todos en una sesión, sólo los necesarios)

· Yema del dedo pulgar sobre las costillas (hacia el costado) o el abdomen.

· Tirón de la piel del abdomen.

· Presión de un pezón entre las falanges más próximas a la palma de la mano de dos dedos, con la mano en supinación (palma arriba).

· Pellizco en el costado o en el abdomen.

· Todo el pulgar contorneando la última costilla flotante.

· Apoyo de cada dedo uno tras otro como si tamborilearas sobre una superficie para hacer “música”.

· Uno o ambos índices en los costados de su abdomen como para hacerle cosquillas.

· Apoya todo el pulgar en su ingle.

· Haz un toque con una mano y otro diferente con la otra (no es tan difícil como parece al leerlo) a la vez o casi a la vez.

· Tirón del vello púbico.

· Arañazo.

· Etc.


Toques visuales y gestuales con intención:

· Mírala a los ojos un momento mientras haces el toque, el movimiento atrapamentes o inmediatamente después, y piensa: “Lo has sentido” o “Bien” (No lo dudes, mira con seguridad. Si fallas, sonríe con picardía masculina y haz otra cosa con más seguridad).

· Guíñale un ojo y sonríe levemente como si le preguntaras: “¿Lo sientes, verdad?” Observa un instante su reacción y haz otro movimiento mientas piensas: “Pues toma más placer”.

· Mírala a los ojos con cierta picardía masculina y suspense entornando los ojos y dirige lenta y conscientemente tu mirada al lugar en el que vas a hacer el toque.

· Etc.


Toques verbales con intención: (Nada de charletas)

· Bien (Si sientes que te sigue)

· Toma (Para que te siga)

· Toma más (Si sientes que te sigue)

· Mmmmm (En ambos casos)

· Uaaaa (En ambos casos)

· Disfruta (En ambos casos)

· ¿Qué? (Si sientes que te sigue)

· Te gusta (No preguntando, sino afirmando, si sientes que te sigue)

· Shhhhh (En ambos casos)

· Etc.


¿Cómo aplicarlos?

No entres a lo loco ni de cualquier manera en el cuerpo de tu mujer, si empiezas mal, crearás una predisposición negativa en su mente. Sé consciente tú para que ella sea consciente de la penetración (la dichosa empatía). Puedes hacer un toque simple o combinado antes de entrar en ella. Sigue moviéndote muy pendiente de ella. Si se distrae o no responde a cada uno de tus movimientos, toca y observa un breve instante. ¿Atrapaste su mente por un instante? ¿Rompiste la monotonía de su ritmo? Aprovecha para hacer un empujón o una retirada plenamente conscientes y haz un toque verbal. 

Sigue moviéndote conscientemente si notas que ella siente cada movimiento tuyo. No hagas ni un solo movimiento mecánico o embrutecerás su sensibilidad y retornará al hábito de frotar hasta acabar.


Bueno, vale por hoy, contadme vuestros progresos y si las hay, las dificultades y dudas. Próximamente repertorio de toques de empuje y retirada para acompasar con los anteriores.