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¿Estoy en mi cerebro pero no soy mi cerebro?

He estado discutiendo con unos amiguetes sobre el libre albedrío, y como creo que puede ser interesante para comprender algunas cosas de este también, pues aquí va: 

Las dificultades para entender estos asuntos relacionados con el libre albedrío derivan del mito según el cual las ideas son algo evanescente, etéreo, gaseoso. Pero no es así. Me voy explicando:



 Siembra un pensamiento y cosecharás una acción. 
Siembra una acción y cosecharás un hábito. 
Siembra un hábito y cosecharás un carácter. 
Siembra un carácter y cosecharás un destino. 



Y ahora el poema traducido en lenguaje neurocientífico: 

Tu cerebro es tuyo, sin ninguna duda. Antes de que nacieras, antes de que empezaras a pensar, ya habías recibido una protoestructura neural por vía genética a través del óvulo y el espermatozoide de los que tú surgiste, y congénita a través de las experiencias que viviste en el interior de tu madre, además de las que ella vivió y tú compartiste. Y ahora sigue hacia atrás en el tiempo, hasta el principio de los tiempos para darte cuenta de que todos somos del Principio, de Dios. Pero no nos desviemos a la teología. 

Una vez nacido, cuando empezaste a pensar con un mundo más allá del vientre de tu madre, en realidad no estabas haciéndolo por ti mismo, sino que tu pensamiento era producto de la interacción entre el medio y esa estructura que se había creado en ti sin tu participación al principio. 

Esa misma estructura que ha seguido evolucionando, modelándose y creciendo con las experiencias de tu vida, es la que produce ahora tus propios pensamientos −y no otros− cuando interacciona con el entorno concreto con el que se relaciona, y por tanto es esa estructura la que desencadena tus actos coherentes de adaptación al medio como si el propio medio le pidiera que lo hiciera. 


La repetición de los actos configura finalmente tus hábitos, las rígidas estructuras neurales que (atención: casi) te obligan a pensar de un modo concreto en las sucesivas y diferentes etapas de tu vida, de más niño a más adulto, de menos a más background, de más animal a más humano. 

Así que igual que podemos decir (o eso dicen) que somos más bacteria que ser humano porque tenemos diez veces más células bacterianas que corporales, podemos decir que es el mundo el que te piensa a ti, no tú al mundo. 

De hecho la mente sin el mundo no tiene objeto, y termina por dejar morir al individuo aislado. Es el mundo el que crea tus estructuras neurales sobre la base de las sucesivas precedentes hasta llegar yendo hacia atrás al ADN. Tú eres el sujeto que está concebido para ser el encaje concreto con la realidad que sólo a ti te ha tocado, y que el sistema social necesita para funcionar y evolucionar. El margen de maniobra es escasísimo, y eso sin tener en cuenta que según el Principio Holográfico podemos estar (al menos en parte) dirigidos desde fuera de la frontera bidimensional del universo, de forma que formaríamos parte de la Trinidad: Dios, el mundo, y cada uno de nosotros, por este orden de importancia. 

Creo que visto así queda más claro. 

Según dicen en La Ilustración Evolucionista: "La impresión subjetiva de voluntad no es la causa de la activación cerebral, sino una consecuencia, al igual que la propia decisión." 

Aunque para precisar yo hubiese dicho “de la activación neocortical” en lugar de “cerebral”, porque esa impresión subjetiva es moderna en la evolución de las especies hasta llegar al ser humano. 

Es muy sencillo ¿verdad? Es la estructura soporte de las ideas (esto es en realidad una tautología, porque no hay ideas sin soporte; las ideas son inseparables de la estructura, como ocurre con el “yo”) la que posibilita, permite y obliga a activar-producir determinados matices de la realidad e ideas grabadas, como si fuesen ladrillos del inmenso edificio neural, mientras excluye otras (*) y por tanto el pensamiento como conjunto de todas las activaciones realizadas. 

El pensamiento es su estructura material, neural, ambos son inseparables; todas las redes neurales de cada persona contribuyen a hacer su pensamiento diferente de los demás, porque la interacción y el feedback que le proporciona el entorno son recibidos de diferente forma en función de la previa estructura neural de cada cual, de las conexiones que su interacción con el entorno han creado previamente. 

Cada matiz de la realidad percibido un número suficiente de veces y con suficiente intensidad crea una nuevas conexiones y refuerza otras de una forma que no es igual en ninguna otra persona porque no hay dos personas que hayan sido expuestas exactamente al mismo tipo y frecuencia de estímulos y con la misma estructura de partida. 

Y dado que una sola neurona puede tener millones de sinapsis con otras y las células gliales, aportando sutiles matices diferentes en función de sus propias experiencias de interacción con el contexto de su vida... la variabilidad personal es igual a casi infinito. 

De modo que cuando tú crees que estás tomando una decisión, lo que está ocurriendo en realidad es que hay un gran rumor procedente del sistema límbico (el "disco duro") porque se han activando todos los sistemas requeridos para comparar-evaluar-procesar un evento dado; todos los almacenes de datos visuales, auditivos, somatosensoriales producto del background de cada cual, con todos sus infinitos matices, son selectivamente activados en función de similitudes y diferencias, dándote la impresión de que la opción adecuada es ésta −un “ruido” más fuerte− y no otra −más débil−. 

Así pues, la decisión es una cuestión de magnitud de "ruido". Como demostró Antonio Damasio estudiando al célebre barrenero al que una pica atravesó la cabeza destrozándole el cortex prefrontal, es justo éste el lugar en el que se filtra el "ruido" límbico, donde se ubica la conciencia moral (bien-mal, adaptativo-recesivo), el último filtro de las conductas emergentes ya organizadas que vienen pidiendo paso a "bocinazos" como una caravana de hinchas de fútbol celebrando una victoria. 

Sin el cortex prefrontal (que es mucho mayor en el ser humano que en los mamíferos superiores, cuestión de "dedos de frente") no se puede decidir un pensamiento o una conducta, porque el monumental atasco que supone todo el ruido límbico quiere salir por la misma vía, y no hay ni guardia urbano, ni semáforos, ni nada que lo regule; sin él no existe un interruptor digital bien/mal que detenga una conducta inadecuada y dé paso al flujo de vehículos cargados de ideas y acciones adecuadas. 

Esto es así hasta el punto de que, sin filtro cortical, como le ocurría al barrenero, te sería imposible decidir entre dos simples corbatas cual te pondrás hoy. 

Así, y aquí va lo realmente importante, en ese momento de emergencia de la conducta ya preparada se abre una ventana de oportunidad para que seamos verdaderamente libres (no hay verdadera libertad si sólo existe libertad de hacer y no existe libertad de no hacer). 

Es ese momento en el que podemos cortar, por medio de los filtros morales neocorticales, acciones recesivas por más ruido límbico que produzcan, y el momento en el que podemos sembrar otros pensamientos que arrojen nuevas acciones como cosecha, y que éstas simientes cultiven hábitos, y estos carácter; y éste carácter, nuestro destino. 

Estamos caminando y construyendo el camino a la vez ¿Os suena? Otros simplemente se dejan llevar por donde les resulta más cómodo, y luego pasa lo que pasa. 

* (socialista = sociópata, idealista, frustrado, amargado, resentido, envidioso, insatisfecho, inadaptado, ignorante... luego con tendencias totalitarias, al latrocinio, corrupción, inutilidad, vanidad, pereza, servilismo, gregarismo, mentira, manipulación, violencia... para lograr lo que su inadaptación a la realidad le ha impedido conseguir por su propia valía. Son los del talante en lugar de talento)