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Los perjuicios de los juguetes sexuales para la mujer (consoladores (dildos), chupadores (satisfyer))













Para no herir la sensibilidad académico-profesional de nuestra amiga Lía,
advierto que, por supuesto, como afirma el Tao Te King:
"El Tao que puede ser expresado no es el Tao absoluto";
por lo que necesariamente generalizo y no me voy a esforzar excesivamente
en adaptarme a la jerga sexológica estilo Lorena Berdún,
para mi gusto absolutamente repugnante,
capaz de explicar cualquier zafiedad o aberración
con empalagosos eufemismos más propios de una monja decimonónica
que de una "liberada" sexual.
El mundo al revés.


En fin, al grano. El perjuicio de los cachivaches a las mujeres "limitadas" (o sea, con algún tipo de limitación para tener orgasmos, que todo hay que explicarlo) es la fijación de un condicionamiento. Si no tengo orgasmos con un hombre y sin embargo los tengo con un chisme ¿qué debo hacer? En primer lugar recomendar este modesto Blog a mi marido. En segundo entender por qué no tengo orgasmos.


Las limitaciones para experimentar orgasmos están en la cabeza, no en el cuerpo. ¡Fuera el falso mito de las mujeres "clitorídeas"!. Todas las mujeres, incluso las salvajemente mutiladas por los bárbaros incivilizados, pueden tener orgasmos con la penetración vaginal, anal, o incluso sin acercarse a sus áreas genitales.

  1. Es probable que la causa de muchos casos de limitación para experimentar orgasmos sólo con la penetración tenga que ver con la masturbación demasiado habitual y precoz de la mujer durante largo tiempo, en la adolescencia, que ha creado un fuerte condicionamiento: “me estimulo el clítoris, luego tengo un orgasmo”, antes de experimentar la penetración: "me la mete y ¡joder qué daño me hace el animal este!". La mujer que abusa precozmente de la masturbación está entrenando su sistema nervioso para que reaccione así. En otros casos puede ocurrir que su compañero sea un zarpas total, claro está, pero de eso no hablaré ahora.

Si es este el caso, la receta es clara: cortar el condicionamiento, hacer que se extinga la respuesta al estímulo a base de dieta “hipoclitorídea” estricta. Ni tocarlo. Si uno no es un maestro en el arte de atrapar la mente de su mujer tendrá que estimular suave y progresivamente durante un tiempo la región vaginal a fin de que las terminaciones nerviosas que la inervan logren sentir progresivamente mayor placer. ¿Qué es un coñazo?. ¿Sí?. ¿Pero tú sabes remotamente lo que es el amor, machote? ¿No te estarás masturbando con tu mujer como si fuese un objeto y pasando olímpicamente de preocuparte de ella, no? ¡Anda queee!

  1. La segunda y última causa de limitación con la que me voy a meter es la inversión de papeles, concretamente la asunción de una posición dominante por parte de la mujer. Creo que ya he dicho que la experiencia del orgasmo en la mujer es directamente proporcional a su entrega al hombre. Luego si la mujer no se entrega no tendrá orgasmos vaginales o los tendrá con dificultad. La causa de esta limitación acostumbra a ser un conflicto con el sexo opuesto, normalmente con el padre, al que reprocha inconscientemente algo. De modo que con su anorgasmia le está diciendo a su marido: “jódete, que no me vales ni para esto, impotente”. Las jodías, sin embargo, sí pueden tener orgasmos con la penetración en situaciones muy morbosas. Desesperante, ¿verdad?.

Si es este el caso, la receta es clara, pero no tan fácil de cocinar como la anterior, machote, porque tendrás que aprender a hipnotizar a tu mujer, a atrapar su mente para bloquear sus programas erróneos. Y tú cambiar también tu software sexual. Próximamente explicaré de qué va eso de atrapar mentes y cómo se hace, que si te lo digo todo ya, no vuelves a visitarme.

Resumiendo. Si una mujer depende excesivamente de los cachivaches, su dependencia crecerá con el entrenamiento, como todo, y terminará por usarte a ti de “complemento”; se masturbará con tu cuerpo, pero no serás tú quien le haga sentir placer sino que se lo hará ella a sí misma con tu minga, pero le daría igual que fuera con una de pichiglás, no te vayas a creer. Te convertirás en un objeto sexual más, acabarás tú también por no experimentar placer y te frustrarás, tu matrimonio se deteriorará y tendrás más tentaciones de buscarte a otra que se derrita con tu cola dentro y te haga sentirte macho dominante.

A ella le pasará más o menos lo mismo, necesitará cachivaches cada vez más sofisticados, hasta que tú ya no le hagas ni cosquillas o la aburras mortalmente, por lo que acabará por desear que un machote boy le eche un caliqueño salvaje que descoyunte la pelvis y le haga sentirse mujer. ¿Te das cuenta ya de que su limitación está en su coco y no en su cuerpo?

Lo alucinante de atrapar la mente de tu mujer es que ni se enterará de lo que estás haciendo, sólo sentirá que hay algo diferente pero no podrá identificar qué es (a no ser que se empolle este Blog) y, sin daros cuenta, se estará corriendo como una salvaje. Y los dos encantados. Y yo por vosotros.

Ánimo, ya estás más cerca de hacerle cien orgasmos por hora a tu mujer. Si lo he conseguido yo sin ayuda, que no soy más que un pobre gilipollas, seguro que tú lo consigues más fácilmente.