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Viagra femenina. ¿Crónica de una muerte anunciada?

Vaya por delante que considero que este nuevo éxito de la investigación de la diabólica industria químico-farmacéutica —relacionada sin duda con la repugnante armamentística, como la Halliburton del malo malísimo Dick Cheney, que busca someter al ser humano, al mundo, el petróleo, las galletas chiquilín y los ganchitos al queso— será bienvenido por numerosas mujeres con problemas para mantener una sexualidad mínimamente satisfactoria. Pero veremos en poco tiempo que no sólo las menopáusicas o histerectomizadas hacen cola en el centro de salud buscando recetas. Quizá algún que otro estafador profesional haga el agosto aprovechando el tirón publicitario.

Lejos quedó la leyenda urbana de la cachondina, aquella mezcla de cocacola con aspirina que supuestamente hacía derretirse a las chicas en los guateques; a partir de ahora ya podéis estar atentas, porque en lugar de poneros el muñequito de los Santos Inocentes, como vais con los lomos al aire, os pegarán un parche disimuladamente y al rato caeréis en las garras de cualquier listillo. Además -ahora hablando en serio- a partir de ahora veremos, no sin asombro, las consecuencias lógicas del invento.



¿Por qué se pierde el deseo sexual? El ser humano se acostumbra rápidamente a lo bueno, el umbral de activación cerebral del placer se eleva y lo que antes excitaba, con el paso del tiempo ya no lo hace. A mí me apasiona un buen sushi (¿Habéis probado Donzoko? Brutal), pero tengo que reconocer que si lo comiera todos los días acabaría aborreciéndolo. La relación con el post anterior sobre el amor y el amar es evidente. Si uno no es sujeto agente de su sexualidad se convierte en esclavo de sus hormonas, marioneta de las noches de sábado sabadete, pelele de ligueros y pelis guarras.

¿Es mejor comer sushi todos los días o es mejor comerlo sólo dos o tres veces por semana? Dicen que no hay veneno, sino dosis, y la sexualidad no es una excepción; el exceso mata la pasión. Pero ¿os imagináis que además de comer todos los días sushi, os lo sirvieran pasado? Esas mujeres que estarán pensando que la viagra femenina les va a devolver una sexualidad como la de las películas o sus veinte años, se encontrarán con la otra cara de la moneda... ya no tendrán excusa para soportar la torpeza sexual de sus maridos. Viagra más aspirina para la jaqueca y ¡al catre!.

¿Y qué harán las pobres frustradas y con sus depósitos de libido a rebosar? ¿Me leéis el pensamiento? Me da a mí que esto de jugar a los experimentos con la madre naturaleza va a traer, a más de dos, más de dos o tres disgustos. Y total, por un incremento de 1,07 cochinas relaciones sexuales satisfactorias a los largo de cuatro semanas...

No me imagino a una mujer, histerectomizada, menopáusica o lo que sea, poniéndole reparos a veinte orgasmos en diez minutos. No hay mejor viagra que la expectativa de un torrente de placer seguro.

¿O no?