A vueltas con la religión y la evolución

Hoy, que todavía estamos en Cuaresma, quiero traer a colación un tema sobre el que ya hemos hablado largo y tendido, pero que ahora cuenta con una nueva confirmación científica: que la religión es inseparable de la evolución. El estudio que recoge una de mis fuentes favoritas y que reproduzco íntegro a continuación no precisa si la religión estudiada es la cristiana, pero tampoco es que haya que ser un lince para darse cuenta de que es la más adaptativa de entre todas, aunque ciertamente todas contribuyen a la mejora del ser humano y las sociedades respectivas en algunos aspectos en comparación con los regímenes ateístas como los que surgen del socialismo, incluido su vástago predilecto: el nazionalsocialismo.



La religión puede haber surgido en el transcurso de la evolución humana debido a su capacidad para ayudar a las personas a ejercer el autocontrol, una habilidad crucial para tener éxito en la vida. 

Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Miami por el profesor de psicología Michael McCullough muestra que las personas religiosas tienen mayor autocontrol que sus semejantes menos religiosos. 

Estos resultados implican que personas con hábitos religiosos pueden ser buenas en perseguir y alcanzar metas a largo plazo que son importantes para ellas y para sus grupos religiosos. 

Entre las conclusiones más interesantes a las que el equipo de investigación ha llegado se encuentran las siguientes: 

  • Los rituales religiosos como la oración y la meditación inciden directamente en partes del cerebro humano que son muy importantes para la autorregulación y el autocontrol.
  • Cuando las personas ven sus metas como "sagradas", ponen más energía y esfuerzos en alcanzarlas, y por consiguiente, existen más probabilidades de que consigan su objetivo. 
El estudio de McCullough sobre la religión y el autocontrol contribuye a conocer mejor "cómo la misma fuerza social que motiva a las personas a realizar actos de caridad y generosidad, también puede inducirlas a atarse cinturones-bomba y hacerlos estallar con ellas en un autobús atestado de gente", explica McCullough. 

Viendo la religión como una fuerza social que proporciona a las personas recursos para controlar sus impulsos (incluso, en algunos casos, el impulso de la autopreservación) con el objetivo de alcanzar metas ambiciosas, es obvio que, tal como señala McCullough, puede inducir a las personas a hacer cualquier cosa. Scitech News 

En el fondo, una vez más, la sutil diferencia entre la libertad de hacer y la incapacidad de no hacer contra la adaptativa libertad de hacer y de no hacer.


3 comentarios:

  1. Me gusta este estudio, es muy certero.
    Es algo que yo ya sabía. Para mí está muy clara la diferencia entre creyentes y no creyentes: los primeros tienen la conciencia tranquila, tienen el consuelo que necesitan y no temen a la muerte; mientras que los no creyentes sufren mucho,un gran vacío interior les invade y en los momentos cruciales se sienten desamparados.
    Es extremadamente frecuente.

    Y ahora queda sobradamente demostrado.

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  2. Algún día -no sé si aquí- le daré unas vueltas a un tema interesante al respecto: las figuras del padre/madre en la mente adulta.

    Una mente adulta carente de estructura padre/madre tiende al autoendiosamiento, por esa carencia de figura paterna auto/heterocontroladora los regímenes ateístas son los más terroríficos que puedan haber existido, junto con algunos basados en religiones primitivas como los incas, mongoles, etc.

    Con respecto a lo que dices, hay una cosa muy cierta, hasta los más acérrimos ateístas se acuerdan de Santa Bárbara cuando truenan los relámpagos del final de trayecto.

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  3. Por cierto, esencial para tener aún más fe si cabe es uno de los últimos libros de César Vidal "Por qué soy cristiano". Os lo recomiendo vívamente, contiene evidencias -incluso científicas- que dan consistencia a las creencias cristianas.

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