Mostrando entradas con la etiqueta cerebro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cerebro. Mostrar todas las entradas

¿Estamos locos o qué? El amor no se consigue con una pastilla.

Imagino que este nuevo desvarío científico no llegará a ninguna parte, pero da miedo. Porque si sufres de estrés, depresión o cualquier otra dolencia psíquica, es probable que sea porque no estés enamorado, por lo que el psiquiatra te recetará unas pastillas y ¡voilá!, una nube de mariposas empezará a revolotear con alegre jolgorio en tu duodeno. Igual hasta somos felices y comemos perdices.

Lo que no dicen los lumbreras es si te enamorarás de tu mujer, de tu secretaria, o de tu amigo del alma. ¿Os imagináis? Vas a que el médico te  recete un tranquilizante para el estrés y te cargas tu matrimonio. ¿Elevaría al grado de pandemia la epidemia de anormosexualidad actual o nos llevaría a tontear con niñas de trece años como Sánchez-Dragó? ¿Las viudas de postín se enamorarían de su perro chochero?


Una cosa es que eso de lo que hablan no tenga ninguna relación con el amor auténtico (como siempre, recomendamos la lectura de la sección el Arte de Amar de este blog) -el que es conducta y no sentimiento-, que contribuyan a difundir la falacia del amor-sexo, que ya es bastante pernicioso para la sociedad porque desorienta la brújula de las personas, consiguiendo que deje de apuntar al norte cristiano que nos recordaba San Agustín: Ama y haz lo que quieras, abocándonos a su opuesto, al hedonismo, al egoísmo, la inmadurez y la irresponsabilidad. 

Otra muy distinta que su necedad les lleve a pretender eliminar el dolor del desamor sustituyéndolo por un estado de enamoramiento. La experiencia de dolor y sufrimiento es esencial para un desarrollo humano equilibrado y su evitación a toda costa nos arroja en las garras del suicidio como en el caso ahora negado -así se escribe la historia- de Cristina Onassis. Esperemos que a la mimada hija del cienciólogo Tom Cruise no le ocurra lo mismo.

Sin embargo, supongo que sin pretenderlo, los científicos mencionados aciertan cuando dicen que eso que llaman amor, está en el cerebro. El corazón es una bomba hidráulica.




Un polvo en sueños

- "¿Alguna vez has tenido un sueño que pareciera tan real que no pudieras distinguirlo de la realidad? Y si no pudieras despertar de ese sueño, ¿cómo sabrías que estás soñando? ¿Te ha ocurrido alguna vez?"

Con esta conversación entre Neo y su amigo casi comienza la primera parte de Matrix. Neo le está entregando el programa pirata cuando se da cuenta de que el Conejo Blanco sobre el que le había advertido Trinity está tatuado en el hombro de la novia del amigo, que le responde: - "Sí, con ayuda de la mescalina, es una excelente forma de volar".  

Aunque ni consumo mescalina ni otros psicotrópicos, no es la primera vez que me ocurre, y supongo que alguno de vosotros también lo ha experimentado alguna vez: estoy soñando que me encuentro  en el preludio de una escena sexual de la que soy protagonista. Como suele ser habitual, la escena es muy vívida, tan real que no sé si estoy soñando o despierto, porque estoy dormido. Deben ser las tres y pico de la madrugada.

Lo que ocurre ahora es curioso, porque si bien estoy soñando, parte de mi cerebro debe funcionar como los pájaros en vuelo, que duermen sólo con un hemisferio cerebral mientras el otro continúa despierto, y sabe que al otro lado de la cama se encuentra, acostada de lado dándome la espalda y profundamente dormida, mi contraria. Entonces, medio dormido y medio despierto, humedezco con saliva mi aparato como sabiendo que no está lubricada -¿cómo demonios lo sé?- e inicio una penetración desde detrás que, imaginaros, produce una sorpresa mayúscula en ella, estupefacción seguida de un abandono al placer que inmediatamente experimenta. El kiki, medio real medio en sueños para ambos, va ganando intensidad hasta que ambos terminamos de despertar del todo.

Su primer orgasmo, que comienza inmediatamente y de entre cinco y diez minutos de duración, tal como ella afirma y yo percibía por sus gemidos, es especialmente intenso; pero el segundo es tremendo. Como ya sabemos, es su especial estado de relajación  el que propicia una desconexión y entrega superiores a lo normal, lo que le permite experimentar un placer más intenso de lo habitual.

Y a mí también, porque durante gran parte de la faena, yo no era plenamente consciente de lo que hacía, impulsado por el placer que me trajo desde el sueño a la realidad. Y luego a dormir plácidamente el resto de la noche. 
 
Os recomiendo que lo probéis si ya sois expertos cienorgasmólogos, en caso contrario puede enviaros a escardar cebollinos.





¿Por qué algunas mujeres muy inteligentes se empeñan en parecer tontas?

Louann Brizendine es una pillina insinuante, digo una neuropsiquiatra americana. Esto significa que tiene más estudios que el presidente de la comunidad catalana José Montilla, el presidente del parlamento catalán, Ernest Benach y unos cuantos insignes miembros de las instituciones de Catalonia juntos, lo cual no dice mucho de ella, pero mucho menos de ambos personajes y de quienes les han elegido como legítimos representantes. ¡Qué país, oiga!

Pero si usted se detiene a analizar las opiniones de esta modesta científica -lo de la modestia lo comprobarán si leen hasta el final la entrevista- a buen seguro no podrá ocultar unos molestos chirridos cognitivos como los que yo he sufrido. Por ejemplo, Louann visita unos cuantos lugares comunes, como el tópico de que el varón piensa más en el sexo que la mujer, lo que según ella produce un aumento del tamaño de las áreas dedicadas a la persecución sexual (lo dice tal cual, se lo juro). Claro que entonces uno se pregunta si la mujer tendrá también más desarrollada el área cerebral de la huída o la aceptación de la persecución sexual, ¿no? 

Pero eso parece que no lo ha estudiado, y no porque ella sea mujer y quiera establecer algún tipo de superioridad moral de nadie sobre nadie, porque ella es una científica, y ya se sabe que los científicos son objetivos. Decir después que el hombre piensa hasta tres veces más en el sexo que la mujer me parece propio de un alienígena, pero desde luego no de un habitante del planeta tierra hoy en día. De hecho, recordaremos que normalmente tenemos más lectoras que lectores, y que si el 20% de las personas no somos hijos del padre que creemos, el porcentaje de fecundaciones fallidas por diversas causas tiene que ser necesariamente mucho mayor, ¿no?. 

Fíjense ahora en esta frase de la Brizendine: En mi clínica, a una pareja con problemas sexuales, le digo al hombre: “¿Cómo sabes que ella te quiere?” Y él responde: “Porque quiere acostarse conmigo”. Cuando se lo pregunto a ella, me contesta: “Porque le gusta hablar conmigo” ¿Una neuropsiquiatra resolviendo problemas sexuales? ¡Qué desperdicio! ¿Por qué tendrá ese interés en el sexo UNA MUJER de semejante preparación? He estado buscando imágenes para ilustrar este artículo y en todos se me parece a una de esas actrices porno vestidas de ejecutivas, o una dominatrix ¿No les parece? En todo caso es obvio que tiene un interés por el sexo mayor que muchos varones, hasta el punto de convertirlo en su profesión. 

A continuación el entrevistador pregunta y ella responde: -¿Existe entonces el famoso ‘gen de la infidelidad’?

-Un hombre puede decantarse por sus deseos más primitivos o, también, elegir no seguirlos. Para algunos, es más fácil inhibir estos impulsos.

Afortunadamente existen los neuropsiquiatras, sin ellos, el género humano no habría caído en tan aguda percepción.



El final, y ya les dejo por hoy, está en la misma línea:

-Sí. Los hombres son 20 veces físicamente más agresivos que las mujeres.

Vale, ¿y no físicamente? ¿quién es más agresivo?

¡No, si al final me va a acabar por caer simpático el Montilla! ¿Se puede ser más mema?




¿Estoy en mi cerebro pero no soy mi cerebro?

He estado discutiendo con unos amiguetes sobre el libre albedrío, y como creo que puede ser interesante para comprender algunas cosas de este también, pues aquí va: 

Las dificultades para entender estos asuntos relacionados con el libre albedrío derivan del mito según el cual las ideas son algo evanescente, etéreo, gaseoso. Pero no es así. Me voy explicando:



 Siembra un pensamiento y cosecharás una acción. 
Siembra una acción y cosecharás un hábito. 
Siembra un hábito y cosecharás un carácter. 
Siembra un carácter y cosecharás un destino. 



Y ahora el poema traducido en lenguaje neurocientífico: 

Tu cerebro es tuyo, sin ninguna duda. Antes de que nacieras, antes de que empezaras a pensar, ya habías recibido una protoestructura neural por vía genética a través del óvulo y el espermatozoide de los que tú surgiste, y congénita a través de las experiencias que viviste en el interior de tu madre, además de las que ella vivió y tú compartiste. Y ahora sigue hacia atrás en el tiempo, hasta el principio de los tiempos para darte cuenta de que todos somos del Principio, de Dios. Pero no nos desviemos a la teología. 

Una vez nacido, cuando empezaste a pensar con un mundo más allá del vientre de tu madre, en realidad no estabas haciéndolo por ti mismo, sino que tu pensamiento era producto de la interacción entre el medio y esa estructura que se había creado en ti sin tu participación al principio. 

Esa misma estructura que ha seguido evolucionando, modelándose y creciendo con las experiencias de tu vida, es la que produce ahora tus propios pensamientos −y no otros− cuando interacciona con el entorno concreto con el que se relaciona, y por tanto es esa estructura la que desencadena tus actos coherentes de adaptación al medio como si el propio medio le pidiera que lo hiciera. 


La repetición de los actos configura finalmente tus hábitos, las rígidas estructuras neurales que (atención: casi) te obligan a pensar de un modo concreto en las sucesivas y diferentes etapas de tu vida, de más niño a más adulto, de menos a más background, de más animal a más humano. 

Así que igual que podemos decir (o eso dicen) que somos más bacteria que ser humano porque tenemos diez veces más células bacterianas que corporales, podemos decir que es el mundo el que te piensa a ti, no tú al mundo. 

De hecho la mente sin el mundo no tiene objeto, y termina por dejar morir al individuo aislado. Es el mundo el que crea tus estructuras neurales sobre la base de las sucesivas precedentes hasta llegar yendo hacia atrás al ADN. Tú eres el sujeto que está concebido para ser el encaje concreto con la realidad que sólo a ti te ha tocado, y que el sistema social necesita para funcionar y evolucionar. El margen de maniobra es escasísimo, y eso sin tener en cuenta que según el Principio Holográfico podemos estar (al menos en parte) dirigidos desde fuera de la frontera bidimensional del universo, de forma que formaríamos parte de la Trinidad: Dios, el mundo, y cada uno de nosotros, por este orden de importancia. 

Creo que visto así queda más claro. 

Según dicen en La Ilustración Evolucionista: "La impresión subjetiva de voluntad no es la causa de la activación cerebral, sino una consecuencia, al igual que la propia decisión." 

Aunque para precisar yo hubiese dicho “de la activación neocortical” en lugar de “cerebral”, porque esa impresión subjetiva es moderna en la evolución de las especies hasta llegar al ser humano. 

Es muy sencillo ¿verdad? Es la estructura soporte de las ideas (esto es en realidad una tautología, porque no hay ideas sin soporte; las ideas son inseparables de la estructura, como ocurre con el “yo”) la que posibilita, permite y obliga a activar-producir determinados matices de la realidad e ideas grabadas, como si fuesen ladrillos del inmenso edificio neural, mientras excluye otras (*) y por tanto el pensamiento como conjunto de todas las activaciones realizadas. 

El pensamiento es su estructura material, neural, ambos son inseparables; todas las redes neurales de cada persona contribuyen a hacer su pensamiento diferente de los demás, porque la interacción y el feedback que le proporciona el entorno son recibidos de diferente forma en función de la previa estructura neural de cada cual, de las conexiones que su interacción con el entorno han creado previamente. 

Cada matiz de la realidad percibido un número suficiente de veces y con suficiente intensidad crea una nuevas conexiones y refuerza otras de una forma que no es igual en ninguna otra persona porque no hay dos personas que hayan sido expuestas exactamente al mismo tipo y frecuencia de estímulos y con la misma estructura de partida. 

Y dado que una sola neurona puede tener millones de sinapsis con otras y las células gliales, aportando sutiles matices diferentes en función de sus propias experiencias de interacción con el contexto de su vida... la variabilidad personal es igual a casi infinito. 

De modo que cuando tú crees que estás tomando una decisión, lo que está ocurriendo en realidad es que hay un gran rumor procedente del sistema límbico (el "disco duro") porque se han activando todos los sistemas requeridos para comparar-evaluar-procesar un evento dado; todos los almacenes de datos visuales, auditivos, somatosensoriales producto del background de cada cual, con todos sus infinitos matices, son selectivamente activados en función de similitudes y diferencias, dándote la impresión de que la opción adecuada es ésta −un “ruido” más fuerte− y no otra −más débil−. 

Así pues, la decisión es una cuestión de magnitud de "ruido". Como demostró Antonio Damasio estudiando al célebre barrenero al que una pica atravesó la cabeza destrozándole el cortex prefrontal, es justo éste el lugar en el que se filtra el "ruido" límbico, donde se ubica la conciencia moral (bien-mal, adaptativo-recesivo), el último filtro de las conductas emergentes ya organizadas que vienen pidiendo paso a "bocinazos" como una caravana de hinchas de fútbol celebrando una victoria. 

Sin el cortex prefrontal (que es mucho mayor en el ser humano que en los mamíferos superiores, cuestión de "dedos de frente") no se puede decidir un pensamiento o una conducta, porque el monumental atasco que supone todo el ruido límbico quiere salir por la misma vía, y no hay ni guardia urbano, ni semáforos, ni nada que lo regule; sin él no existe un interruptor digital bien/mal que detenga una conducta inadecuada y dé paso al flujo de vehículos cargados de ideas y acciones adecuadas. 

Esto es así hasta el punto de que, sin filtro cortical, como le ocurría al barrenero, te sería imposible decidir entre dos simples corbatas cual te pondrás hoy. 

Así, y aquí va lo realmente importante, en ese momento de emergencia de la conducta ya preparada se abre una ventana de oportunidad para que seamos verdaderamente libres (no hay verdadera libertad si sólo existe libertad de hacer y no existe libertad de no hacer). 

Es ese momento en el que podemos cortar, por medio de los filtros morales neocorticales, acciones recesivas por más ruido límbico que produzcan, y el momento en el que podemos sembrar otros pensamientos que arrojen nuevas acciones como cosecha, y que éstas simientes cultiven hábitos, y estos carácter; y éste carácter, nuestro destino. 

Estamos caminando y construyendo el camino a la vez ¿Os suena? Otros simplemente se dejan llevar por donde les resulta más cómodo, y luego pasa lo que pasa. 

* (socialista = sociópata, idealista, frustrado, amargado, resentido, envidioso, insatisfecho, inadaptado, ignorante... luego con tendencias totalitarias, al latrocinio, corrupción, inutilidad, vanidad, pereza, servilismo, gregarismo, mentira, manipulación, violencia... para lograr lo que su inadaptación a la realidad le ha impedido conseguir por su propia valía. Son los del talante en lugar de talento)


Pero tonto, tonto. (Otro feminista solemne, o sea, tonto, y malo)

Tontos son los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen. 
  Baltasar Gracián


En este mundo hay aproximadamente un cincuenta por ciento de personas que son meras baterías del sistema (80% para Pareto), personas que o bien viven en todavía en el guindo como los monos, o en
una mentira permanente tipo Matrix. 

Aunque cuando uno se pregunta por qué pasan estas cosas acabe por entender que todos los sistemas de población animal replican esa división gradual entre chusma ineficiente y masa eficiente con sus élites de bobos solemnes o de individuos excelentes respectivamente, no es precisamente que se le pase el cabreo a uno. Porque no me diréis que no es desolador. 

Este enfado o frustración suele desencadenarse, o al menos ocurre en mi caso, cuando leo o escucho a ciertos personajes que van de ilustres científicos decir idioteces como catedrales. La idiotez que os traigo hoy es de prenderle una traca valenciana. De El País tenía que ser. Dice (en cursiva) el pobre este que se cree tan listo, después de soltar su estúpida parrafada vacía, literalmente que:

“Pero, siendo inerme e inerte, el universo no es sexista empero, el cerebro, como órgano del raciocinio y la emoción, ¡si que lo es! Como más adelante expondré. 

Ejemplo de las diferencias entre los sexos En promedio, el cerebro humano es de mayor tamaño en el hombre que en la mujer. Sin embargo (¡sorpresa!) la proporción: cerebro/peso del individuo, que constituye un índice más adecuado del verdadero desarrollo del encéfalo en la persona, que el de su peso absoluto, nos indica que la hembra de nuestra especie está dotada con un cerebro de mayor magnitud que el del hombre. 

No lo olvideis, mientras que ¡adiós! decimos, al machismo arrollador y petulante.” 

Ejem. Para entrar en calor podríamos empezar por mofarnos −muy útil si sufres el síndrome postvacacional− de la idea de este pobre diablo que tiene que hacerse perdonar por tener cola y no chirri, es su idea del universo, porque para este Einstein de pacotilla, ¡es inerte!, ¡estático!, ¡el universo está muerto! 

Claro, y ¿cómo no va a ser inerme? (le gusta escucharse al pobre diablo, por eso utiliza palabras presuntamente elegantes cuyo significado desconoce absolutamente) si un muerto no necesita, porque no puede usarlas, armas ("inerme" significa "sin armas") para defenderse de nada. 

Pero fijaos, además de en sus faltas de ortografía y puntuación, en esta frase concreta: “la proporción: cerebro/peso del individuo, (que) constituye un índice más adecuado del verdadero desarrollo del encéfalo en la persona” Va el mentecato y se inventa una norma según la cual lo importante no es lo grande que tenga uno el cerebro, y mucho menos su relación sistema límbico/neocórtex -dicho de otro modo: cerebro animal/cerebro evolucionado- sino su tamaño en relación al cuerpo. 

De manera que si uno es canijo es más listo que si es un gigante; o sea, Pau Gasol le parecerá idiota perdido y Torrebruno un Einstein. Será de esos que piensan que los enanos tienen la cola más grande que las personas normales, o que un ordenador es más potente si está ubicado en una habitación canija estilo solución habitacional sociata que si lo está en un hangar de un aeropuerto. En fin. Todo este desvarío para justificar su prejuicio progre: que el mundo es "machista". 

En fin, que el Trofeo de Idiota de la Semana esta vez ha correspondido a... Antonio Moreno “Investigador”




Hasta al deseo llega la crisis

Hace unos años tuve una novia que me encantaba. No voy a dar más detalles, así que me limitaré a repetirlo para que comprendáis exactamente lo que quiero decir: me encantaba. Fuimos novios durante más de dos tormentosos años (¿será que me molan las tormentas?) antes de que el asunto se fuera al carajo, y durante todo ese tiempo nuestra sexualidad funcionó a la perfección.

Poco antes de la ruptura llegó un momento en el que decidimos vivir juntos, nos apetecía mucho, pero para nuestro estupor aquella antigua perfección se difuminó junto con mi deseo. 

Aquello de tomar la decisión de tirar “hasta que la muerte nos separe” sin pasar por una formación previa tipo cursillos prematrimoniales (para preparar una de los trabajos más difíciles de la vida) que contribuyese a afianzar las certezas que cada uno teníamos con respecto a la solidez de la relación, terminó por anular mi libido. 

Durante la primera semana de convivencia pasó como con España durante estos cuatro años y pico de previsible desgobierno socialista... no había forma de que mi pene (¿O mi cola es pena?) levantara cabeza.



¿Tiene pena mi pene o pene mi pena?

Recientemente he vuelto a vivir la misma experiencia. Ni rastro de libido (ni de cerebro en Bibiolina Aído). A trancas y barrancas he conseguido un par de mediocres kikis en una semana y, claro, mi churri con sus dudas: que si no te gusto, que si no me quieres... Pero como ya comentamos en los imprescindibles capítulos sobre el gatillazo esporádico que aquello era todo fruto de la mente y sus puñetas, me preparé para aguantar los ataques que mi cerebro y lo que es peor, que mi novia sin percatarse, asestaban a mi seguridad cerrando el círculo vicioso que puede llevar a un machote a la impotencia.

Supongo que es relativamente inevitable caer en las dudas sobre si la persona con la que se comparte lecho (¿O mi cama es lecha?) es la adecuada o no, pero como seguro que esta incertidumbre la tendremos estemos con quien estemos, es cuestión de entender que, como dice Fromm, el amor empieza con la decisión; decisión de permanecer junto a esa persona porque es a quien elegimos para desplegar nuestra capacidad de amar y no para usarla como objeto de nuestra satisfacción y abandonarla cuando ya no nos pone. ¿O no?




La clave

La clave, como en el gatillazo, consiste en no hacer caso a nuestras dudas, parar la mente, atraparla si quiere escaparse a nuestro control, no pensar ni un momento en el fatídico momento de irse a la cama. No permitirse pensarlo ni un momento, sustituyendo el pensamiento vicioso por el virtuoso: tranquilo, esto es una racha; esto termina en unos días; esto me servirá para reabastecer mis reservas de espermatozoides... o cualquier chorrada que se os ocurra. Pero siempre expresado en positivo.

Y cuando la racha pase, os daréis cuenta de que el bajón no tenía importancia.

----------------------------


Text translated from Spanish to Bibiano’s language


Hace unas añas tuve una novio que me encantaba. No voy a dar más detallas, así que me limitaré a repetirla para que comprendáis exactamente lo que quiero decir: me encantaba. Fuimos novias durante más de dos tormentosas añas (¿será que me molan los tormentos?) antes de que se fuera a la caraja y durante toda esa tiempa nuestro sexualidado funcionó al perfecciono.

Sin embargo llegó una momenta en la que decidimos vivir juntas y aquello perfecciono se difuminó junta con mi desea. Aquella de tomar el decisiono de tirar “hasta que el muerte nos separe” sin pasar por un formaciono previo tipo cursillas prematrimonialas que contribuyese a afianzar los certezos que cada una teníamos con respecta al solidezo de el relaciono, terminó por anular mi libida. Durante el primer semano de convivencio pasó como con España durante estas cuatro añas y pica de previsibla desgobierna socialisto... no había formo de que mi pena (¿O mi colo es pene?) levantara cabezo.


¿Tiene pene mi pena o pena mi pene?


Recientemente he vuelto a vivir el mismo experiencio. Ni rastra de libida (ni de cerebra en Bibolina Aído). A trancos y barrancos he conseguida una para de mediocras kikas en un semano y, claro, mi churra con sus dudos: que si no te gusto, que si no me quieres... Pero como ya comentamos en las imprescindiblas capítulas sobre el gatillazo esporádica que aquella era toda fruta de la menta y sus puñetos, me preparé para aguantar las ataquas que mi cerebra y lo que es peor, que mi novia sin percatarse, asestaban a mi seguridad cerrando la círcula viciosa que puede llevar a un machote (protoasesino) al impotencio.

Supongo que es relativamente inevitable caer en los dudos sobre si el persono con el que se comparte lecho (¿O mi cama es lecha?) es el adecuado o no, pero como seguro que este incertidumbro lo tendremos estemos con quien estemos, es cuestión de entender que, como dice Fromm, la amora empieza con el decisiono; decisiono de permanecer junto a ese persono porque es a quien elegimos para desplegar nuestro capacidado de amar y no para usarlo como objeta de nuestro satisfacciono y abandonarlo cuando ya no nos pone. ¿O no?


El clavo

El clavo, como en la gatillaza, consiste en no hacer casa a nuestros dudos, parar el mento, no pensar en la fatídica momenta de irse al camo. Pero no permitirse pensarla ni una momenta, sustituir la pensamienta viciosa por la virtuosa: tranquila, esto es un racho; esto termina en unas díos; esta me servirá para reabastecer mis reservos de espermatozoidas... o cualquier chorrado que se os ocurra. Pero siempre expresada en positiva.

Y cuando el racho pase, os daréis cuento de que la bajona no tenía importancio.


La trampa lingüística: ¿amor o enamoramiento?

Dicen el lavanguardia.es (antes española) que... La ciencia se ha lanzado a descubrir los secretos del enamoramiento. Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que las personas cuando se enamoran pierden la capacidad de criticar a sus parejas al desactivarse las áreas del cerebro que tienen que ver con las emociones negativas. La neurobióloga e investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, Mara Dierssen, participó en una conferencia que trató estos temas y que sirvió para clausurar la Semana Mundial del Cerebro celebrada en la Ciudad Condal. Dierssen ahora desgrana en esta entrevista con todo detalle científico aquel tópico de que el amor es ciego, bellamente descrito en la mitología griega, y adornado con unas cuantas tonterías progres-feministoides. Pasen y vean:


¿Qué pasa en el interior de nuestro cerebro cuando nos enamoramos?

En las primeras fases del enamoramiento estudios de neuroimagen muestran que se desactivan las áreas del cerebro que tienen que ver con las emociones negativas. Y eso se podría interpretar que cuando estamos enamorados nos sentimos más fuertes, capaces de todo y las emociones positivas imperan, según la antropóloga Helen Fisher o el neurobiólogo Semiz Zeki.


Ya sabemos por otros estudios y por lo que ella misma señala a continuación que lo que se desactiva en el cerebro son las áreas responsables de la crítica social, es decir, que cuando nos enamoramos perdemos la capacidad de percibir los defectos del otro. Y lo que se activan son los mecanismos de recompensa cerebrales que producen sensación de placer y seguridad.






Entonces se puede decir que el enamoramiento  amor es ciego…


En cierta manera el hecho de que las áreas que tienen que ver con el juicio crítico social se desactiven proporcionaría una explicación neurológica de que el enamoramiento amor es ciego ya que cuando valoramos a la persona que queremos para nosotros, nuestra capacidad de juicio se reduce. Pero todas las fases del enamoramiento no son iguales y estamos hablando fundamentalmente de una fase relativamente todavía inicial.


Si pasas el cursor pulsado por el hueco entre “enamoramiento” y “ciego” y lees el texto con el nuevo término que aparece −el original del artículo−, caerás en la cuenta de la trampa lingüística en la que incurren y hacen incurrir a los incautos con este tipo de información −eso si ellos mismos no están desinformados, que es lo más seguro−, porque se confunde el amor con el enamoramiento ­­−algo que te sucede Vs. algo que haces; sujeto paciente/sujeto agente− dando lugar a ese relativismo en el que vivimos inmersos, basado en el desconocimiento y la confusión de algo tan esencial para el ser humano como es el amor, a pesar de la galáctica diferencia entre ambos conceptos.


¿Y qué queda de aquello del enamoramiento amor romántico?

¡Incluso en la literatura el enamoramiento romántico tampoco es eterno! De hecho desde un punto de vista biológico ese enamoramiento romántico requiere una inversión energética muy importante y nuestro cerebro está construido para poder habituarse a los estímulos. La habituación es un tipo de aprendizaje en el cual la respuesta frente algo novedoso va disminuyendo con el tiempo lo mismo sucede con las personas que conocemos aunque no estemos enamorados de ellas.


¿Se entiende mejor ahora que lo realmente valorable es la capacidad de amar y no la de enamorarse? Enamorarse puede hacerlo cualquiera, de hecho hay poca diferencia entre lo que experimenta un animal y una persona al respecto, pero amar es patrimonio exclusivo de los seres humanos más evolucionados, no de todos los seres humanos.


¿Usted como definiría el enamoramiento?

Desde un punto de visto neurobiológico el enamoramiento es una emoción compleja, un sentimiento privado que se acompaña de elementos de pasión, de deseo y de placer pero tiene diferentes fases según la antropóloga Helen Fisher. Y ese enamoramiento romántico y obsesivo daría paso a una emoción más compleja y elaborada que requiere la formación de lazos estables. Personalmente para mí el enamoramiento también es entrega, dar sin esperar a recibir nada a cambio.

Aquí la discrepancia es absoluta, porque esta neurocientífica confunde una conducta, un hábito −el amar− que se ha aprendido y desarrollado desde la infancia, con un sentimiento −el enamoramiento−. Y más aún, el enamoramiento ni siquiera puede considerarse un sentimiento ´stricto sensu´, sino una emoción. Y tal diferencia tiene implicaciones esenciales: un sentimiento no mueve a la acción, se experimenta y punto. Una emoción, por el contrario, nos mueve aunque no queramos, nos convierte en sujeto paciente de las circunstancias.



¿El proceso de enamoramiento entre el hombre y la mujer es el mismo?

Los trabajos de Fisher indican que el hombre tiende a ser estimulado más por señales visuales y de forma más constante, mientras que la mujer está influida por otro tipo de elementos. Por ejemplo, existen algunos estudios en los que se realizaron encuestas a estudiantes de un entorno universitario y mostraban que las mujeres tenían más preferencia por personas que denotaban capacidad de protección, un aspecto más tierno o una mayor intención de mantener una relación estable e invertir en ella y no por los que tenían el aspecto musculoso, que típicamente asociamos al concepto de atracción.


Una nueva confusión: ¿es que la mujer percibe esas señales de forma no visual?. El sesgo feminista que introduce la neurocientífica, el autor al que cita o ambos, al colocar en una categoría positiva a lo que hace la mujer partiendo de la suposición de que el “denotar” no es una categoría visual, es una clara manipulación −para variar− en detrimento del varón normosexual. Y estamos ya hasta los cataplines ¿no?




Una de las caras amargas del enamoramiento amor sobre todo quien la sufre y causa de ruptura de muchas parejas es la infidelidad. ¿Se puede hablar de una base genética de la infidelidad?

En cualquier caso si nos hemos de basar en el hecho cultural y en los perfiles conductuales que observamos en la población general parece que no se puede concluir que somos monógamos por naturaleza porque la tendencia es más bien a la promiscuidad sin que eso quiera decir que no podamos establecer relaciones monógamas y que no haya muchas parejas que lo sean.


Obvio, mientras uno pueda justificar una infidelidad como expresión de “amor”, está incurriendo en una conducta más que tolerable socialmente, incluso deseable por el mainstream progre dominante. Por eso existen personas que “buscan” el amor desesperadamente, enganchados a la droga del enamoramiento, creyendo que éste es en realidad aquel.


Entonces se puede concluir que somos un poco promiscuos…

Lo que está claro es que si hubiera por naturaleza una tendencia a la monogamia no existiría la poligamia. El perfil global de la población sugiere más bien que somos tendentes a la monogamia de forma cultural aunque tenemos también un componente de promiscuidad. De hecho, algunos investigadores como Tom Insel apuntan a que la monogamia no existe, aunque si puede existir una monogamia sucesiva, es decir, que somos monógamos durante un tiempo y luego cambiamos de pareja y somos monógamos durante otro tiempo.


Jejeje, esta chica (también) es booobaa, fijaos bien en su argumento: “lo que está claro es que si hubiera por naturaleza una tendencia a la monogamia no existiría la poligamia”. ¡¡Bravo, lumbrera, qué lógica aplastante la tuya!! Claro, y si por naturaleza hubiese una tendencia a trabajar, no nos pasaríamos el día tumbados a la bartola, como el desgobierno que padecemos.

¡No te jode!







¿Locualo?


La confirmación científica de la Cienorgasmología

Estamos de enhorabuena. Desde los primeros capítulos de la Cienorgasmología, venimos sosteniendo la necesidad del hombre de atrapar la mente de su mujer con vistas a lograr que una anorgásmica o uniorgásmica pueda convertirse en multiorgásmica e incluso en cienorgásmica. Ahora la hipótesis se ve confirmada por unos recientes estudios científicos.


Gert Holstege, de la Universidad de Groningen, en Holanda, dirigió un experimento en el que pidió a los compañeros sexuales de doce mujeres que les estimularan los clítoris hasta que estas lograran el orgasmo mientras estaban en un Tomógrafo de Emisión de Positrones (PET). Los hallazgos confirmaron que se “apagaba” casi todo el cerebro, especialmente aquellas en el lóbulo frontal que controlan las inhibiciones, la pena, la vergüenza y el juicio crítico. También disminuyó la actividad en la corteza frontal medial, aquella que se dedica al juicio social y al razonamiento interpersonal. Además, se produjo una reducción en la actividad de la amígdala, que se relaciona con el miedo y la ansiedad. Por si esto fuera poco, también se observa una desactivación de la zona del cerebro responsable del movimiento.



Este estudio nos permite confirmar algo que ya habíamos comprobado empíricamente: que la eficiencia de nuestro revolucionario método es real por varios motivos...

1. Atrapar la mente de la mujer permite preparar el orgasmo, pues mantiene el cerebro (memoria operativa) ocupado mediante los toques: toques verbales, visuales, auditivos, pélvicos, ritmos, etc., que distraen posibles respuestas de inhibición como la vergüenza, el juicio, el miedo, la ansiedad e incluso la capacidad de razonamiento.

2. De no producirse ese apagado de esas partes del cerebro, la mujer podría mantener un control consciente de su raciocinio y juicio social sobre el hombre, impidiendo o dificultando por tanto el logro del clímax.

3. Este entrenamiento de la capacidad de atrapar la mente femenina desarrolla en ella la facultad de entregarse al cien por cien desde el primer instante en que la posibilidad del contacto sexual existe, posibilitando alcanzar un primer orgasmo en lapsos de tiempo increíblemente cortos e incluso sin contacto físico.

4. La predisposición positiva que se genera (condicionamiento) a través de la certeza del éxito refuerza positivamente a ambos y aumenta las posibilidades de éxito futuro, disminuyendo hasta prácticamente cero las de fracaso.


De modo que el debate generado en el anterior capítulo Matemática Cienorgasmológica ha quedado aclarado. No conocemos la cantidad de opiáceos y cannabinoides que se generan con un orgasmo para valorar sus efectos fisiológicos sobre la mujer, pero tampoco nos hace falta, pues sabemos con certeza las áreas del cerebro en las que disminuye la actividad o que se desactivan.

Y de todo ello podemos inferir que incrementar el número de orgasmos induce a la mujer a un mayor grado de reducción de la ansiedad, el miedo, la alerta, proporcionándole, más allá del simple placer, una auténtica estancia en un balneario de relajación, tranquilidad, seguridad, desconexión...


Seguiremos hablando de este interesante tema en el futuro, extrayendo nuevas implicaciones de los hallazgos de la Cienorgasmología confirmados por las investigaciones de Holstege.


Entrenamiento para la fidelidad y la libertad









En primer lugar, aunque he preparado este post para ayudar al amigo de nuestra querida Meri, tengo que advertir que este entrenamiento que voy a describir es igual de útil para los hombres que para las mujeres, pues se basa en el principio de la Plasticidad Neural o relativa maleabilidad del Sistema Nervioso a lo largo de toda la vida. Todos lo modificamos, y algunos, incluso, para bien.


El Sistema Nervioso va especializándose en aquello que corresponde a nuestros intereses, esto es algo obvio, pero también se da el efecto inverso, creas un potente imán atractor en tu cerebro. Como dice el refrán: A quien es martillo todo le parecen clavos. Es decir, que si te pasas la adolescencia y juventud —por volver al tema en cuestión— mirando obsesivamente culos y tetas por doquier, tu cerebro, ya de por sí preparado genética y culturalmente para ello, acaba por convertirse en una máquina especializada en detectarlos en el entorno. Es un condicionamiento del tipo Perros de Pavlov, pero aquí en lugar de campana y comida tienes tetas como estímulo y subidón como reflejo. Si encima tienes éxito, además de subidón tendrás ración de sexo, con lo cual estarás más expuesto aún a ser víctima de ti mismo, un adicto al sexo. Porque una vez creada la estructura neural, lo más importante en la vida será buscarlos, mirarlos y obtener la agradable sensación erótica y/o sexual correspondiente. Piensa fríamente ¿pa qué mirar si no vas a rascar? y aplícate el sabio: Agua que no has de beber, déjala correr. No, no te las vas a tirar a todas.

La modificación de ese comportamiento-estructura que te crea problemas debe ir produciéndose poco a poco, pues si pretendes lograrlo a lo bestia, lo más normal es que obtengas un efecto boomerang que te deje donde lo dejaste o peor aún, porque te convencerás de que no vas a ser capaz. Cuando el entrenamiento finalice, te encontrarás con que ves personas, no potenciales objetos de tu satisfacción sexual.

No obstante, ten en cuenta que tampoco conviene tentar a la suerte frecuentando personas que van a degüello a por nosotros, porque nadie es de piedra y hasta el héroe Ulises tuvo que atarse a los mástiles de su nave para no caer cautivo de los cantos de las sirenas; mandó a sus marinero que le atasen para que su libertad de actuación no fuese secuestrada por la irresistible tentación. Así pues, teniendo esto en cuenta, empezamos con la descripción del entrenamiento:



ENCUENTROS EN LA PRIMERA FASE

Empieza por apartar tu mirada y tu atención de las mujeres que vayan acompañadas de un hombre; es más fácil así porque puedes ayudarte pensando que estás ofendiendo, humillando o provocando a un congénere igual de agobiado que tú apartando buitres de su chica; y que con la misma libertad que tú te tomas, otro más guapo, rico o dominante puede hacer lo mismo contigo. El gen altruista.

Es interesante anotar los aciertos y errores, para lo que te ofrezco el espacio para hacer comentarios de este post, así siempre podrás hacer un autoseguimiento de tus progresos. Es como lo de pasarse monedas de un bolsillo a otro, pero más discreto y tecnológico. Puedes también hacer comentarios que te sirvan para reforzar el descondicionamiento y a la vez ayudar a otros con su entrenamiento.

Etapa 1

¿Qué es lo primero que miras en una mujer que pasa cerca de ti? ¿Y lo último? ¿Tetas? ¿Pubis? ¿Ojos? ¿Culo? Lo más normal es que empecemos por la cara y acabemos por el culo, dándonos la vuelta en la calle a mirárselo disimulada o descaradamente. Pues ahí está; en primer lugar evita lo más fácil: mirar el culo de las mujeres acompañadas. ¿Por qué es más fácil? Porque como es lo útlimo que les miras tienes más tiempo para decidir apartar la vista. Puedes mirarlas por delante —sé prudente, por favor— pero no por detrás.

Una advertencia: tu cerebro lo “ve” todo. De modo que aunque estés enfocando la mirada en algo concreto o mirando al frente sin objeto concreto, la periferia de tus pupilas registra todo tu campo visual, y tu cerebro que se ha puesto en alerta protestará si no miras los culos por medio de un impulso que te será difícil de resistir, así que si te ocurre esto, que te ocurrirá, tranquilo, es normal. No mires. Ni aunque intuyas que sea el mejor culo del mundo y te haya mirado rogándote que se lo destroces. No mires.

¿Cuánto tiempo durará esta fase del entrenamiento? Alrededor de un mes aproximadamente (por mi propia experiencia) Ánimo, ya estás más cerca de liberar tu mente.

Etapa 2

Cuando hayas logrado no mirar los culos sin arder de deseos de hacerlo, pasa al pecho. Igual. Tu cerebro lo seguirá “viendo”, y escuchando el dulce canto de la sirena. Pero tú no mires. Tienes un motivo importante aparte de liberarte de esa ansiedad: la felicidad de tu mujer. ¡No mires pase lo que pase, aunque sea Mónica Bellucci! Aunque lleve un escote de infarto, unas transparencias provocadoras o los pezones tiesos como torpedos. Te sentirás bien cada vez que lo consigas. Anótalo en un comentario nuevo con fecha.

Ponte las etapas que consideres en esta primera fase, según sea tu recorrido visual por el cuerpo de las mujeres (normalmente tres etapas). Terminarás la fase seguramente por el primer sitio que acostumbrabas a mirar: el rostro. Aquí hay menos tiempo para interponer el control, pero ya tienes cierta habilidad que te permitirá lograrlo. No lo mires aunque estés completamente seguro de que te mira con ojos golositos. Cuando culmines esta primera fase con éxito, estarás más libre de la pulsión, y tu mente podrá empezar a comprender la importancia de esta liberación y del sentido moral de no mirar a la mujer del prójimo. Ya estás casi hecho un campeón de la fidelidad. Pasa a la siguiente fase cuando hayas conseguido no mirar en absoluto a las mujeres acompañadas. Unos tres-cuatro meses para consolidar el nuevo comportamiento.


ENCUENTROS EN LA SEGUNDA FASE

La segunda fase es igual que la primera, con sus tres o cuatro etapas, pero aquí no existe el freno moral altruista de evitar perjudicar a un congénere para ayudarte como motivador en tu proceso de liberación, porque ahora toca no mirar a las mujeres que van sin hombre, así que tendrás que usar otros: hazlo por tu mujer o por ti mismo. Te aseguro que cuando lo consigas te sentirás mucho mejor, más centrado en tus estudios, en tu trabajo, en el conocimiento, en disfrutar de un paseo y de la vida. Si alguna vez se te va la vista, no te agobies, es relativamente normal, porque esto es un proceso de entrenamiento y ni el Real Madrid gana todos los partidos. Lo que importa es ganar la Liga y la Champions de aquí hasta que la muerte os separe.

Así que usa el espacio de los comentarios también en este caso. En menos de un año te acordarás de donde tienes la pilila cuando vayas a hacer un pis (en serio), al lavarte (porque te la lavas ¿no?) o cuando estés con tu mujer, pero te dejará tranquilo el resto del día. Menuda liberación ¿verdad?

Sé realista, tu nueva estructura-comportamiento no te evitará absolutamente caer en tentaciones. Tendrás que seguir alimentando tu libertad de decisión, pero será muuucho más fácil. Recuerda el aforismo Zen: Es necesaria una gran llama para hacer hervir el agua, pero sólo una pequeña para mantenerlo en ebullición.


Tienes en un comentario un ejemplo de cómo puedes hacerte
el seguimiento de tus progresos.