Una de las experiencias más desagradables que se pueden experimentar es que le pongan a uno los cuernos (uno en neutro, o sea, vale tanto para varones como para mujeres). Y la cosa dolorosa aumenta exponencialmente si la infidelidad coincide con o es causa de una ruptura matrimonial.
Estrategias para minimizar los daños hay varias, pero seguro que no conocen la que hoy vamos a comentar, que es, por cierto, la mejor. Se trata de un ejercicio de reestructuración cognitiva, es decir, de modificar lo que uno piensa acerca de la infidelidad, y así disminuir en una considerable medida ese malestar que siente. Porque lo que pensamos habitualmente acerca de los cuernos es erróneo, y así duele más.