Mira que se empecinan algunos en cambiarnos la cabeza a las personas. No saben, los pobres tontos, que un pequeño cambio en el software de la placa base humana requiere miles de años de paciente adaptación, y por más que se les explique que no lo verán sus ojos no hay manera de hacérselo entender. No soportan las normas establecidas, y como no creen en Dios, se creen cualquier cosa, incluso que ellos mismos son sus propios dioses y tienen sus propias leyes.
Por mucho que se empeñen los colectivos de maricas, tortilleras y travestis, o en su versión políticamente correcta gays, lesbianas (los de Lesbos están que trinan) y transexuales y los que les apoyan -entre ellos Zapateitor, el aniquilador de España- ser anormosexual homosexual sigue constituyendo una desgracia y una vergüenza para el común de los mortales, incluidos los avanzados suecos, entre otras cosas porque todos los seres humanos estamos programados para buscar la trascendencia a través de la descendencia, y los raros no tienen hijos.
Otra cosa es que respetemos y tengamos en consideración como personas a los anormosexuales, que lo hacemos de muy buen grado; pero como personas, no como anormosexuales. Otra cosa es que los sufridos padres que sufren una de estas circunstancias tengan que aceptarlo resignados, porque son padres ante todo, pero de ahí a dar saltos de alegría...
La red hierve estos días con la fotografía del sueco del Barça Ibrahimovic muy cerca de Piqué, tan cerca que han saltado las alarmas y todo pichichi se ha puesto a partirse de la risa, menos los gays y tal, claro, que deben estar todos ofendidos por la homofobia desatada espontáneamente, transparente, indisimulada.
No lo digo por todos, pues hay muchos a los que tengo aprecio, pero a los demás... ¡Tomaros una tila! ¡Una simple foto y a tomar por culo el orgullo gay!
Porque va el bueno del Ibra, que no debe estar para mucha chanza a juzgar por la expresión de su cara, y le dice a una impertinente periodista que le pregunta por la foto: ¡Vente con tu hermana y miras a ver si soy maricón! Jajajajajajajajajaja, la tía se ha debido quedar con dos palmos de narices, porque encima la ha llamado fea, jajajajajaja, sólo vale pa mirar, jajajajaja, ¡que me muero de la risa!
Así, con cosas como estas es como uno siente que, pese a todos los idiotas del mundo unidos, la humanidad avanza imparable hacia la evolución. Al tran tran, un pasito palante y medio patrás, pero avanza. Huy qué a gusto me he quedado, oyes.
No sé cómo ni por qué he llegado este tu homófobo, reaccionario y denigrante blog. Me avergüenza saber que quienes se atreven a dictar qué es normal y qué no en este mundo son gente como tú.
ResponderEliminarEl que se atreve a dictar aquí eres tú, amiguito, a dictar si este blog es homófobo, reaccionario, denigrante, o ambas cosas. Y no es ninguna de ellas, sino todo lo contrario.
ResponderEliminarLo que es normal no lo dicto yo, yo me limito a leer el diccionario:
Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:
NORMAL
1. adj. Que es general o mayoritario o que es u ocurre siempre o habitualmente,por lo que no produce extrañeza:
2. Lógico:
3. Que sirve de norma o regla.
4. Que por su naturaleza,forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano:
Y, mira tú por donde, dice que la homosexualidad es una anormalidad, porque ni es general ni mayoritaria. Por eso produce "Extrañeza"
Vete a protestar a la Real Academia.
Que chiflado estás, y cómo te pone a tí eso de los orgasmos, orgasmos, orgasmos, orgasmos, orgasmos, orgasmos. Mi abuela decía que había tenido cuatro orgasmos.... y es que se creía que así se refería a cuatro partos. Pues tú, igual sólo que has tenido a los Cien Mil Hijos de San Luis. Jajajaaajajaaaaaa. Que premonitoria definición. ( soy la beata trasnochada )
ResponderEliminarQue no, mujer, que ni estoy chiflado ni me pone tanto lo de los orgasmos, soy una persona de lo más normal, pero tengo que compartir mi "secreto". No trasnoches tanto.
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