Orgasmos de todos los gustos y colores. Sesión de muestra de lo que puedes conseguir con la Cienorgasmología

Después de menos de un año de entrenamiento, mi partner favorita, Berta, y yo mismo, hemos logrado alcanzar aproximadamente un 85% del nivel máximo que alcancé hace unos años. Me ha costado, pero como os conté en una entrada anterior, mi particular descenso a los infiernos no ya de la mediocridad, sino de la insuficiencia, de la nulidad, me ha obligado a entrenarme muy duro, porque no ha sido partir de cero, sino de menos 50%. Aunque los más viejos asiduos del blog no lo creáis, es rigurosamente cierto. La misma mujer a la que conseguí llevar a la cima de la excelencia sexual en un par de meses me llevó a mí al fondo del abismo en un par de años.
Pero esta particular ciencia de la sexualidad de élite ha vuelto a demostrar su rotunda eficiencia, permitiéndome recuperarme en un tiempo razonable. Ahora empieza lo bueno, y para muestra un botón, el resumen de la última Cienorgasmology Session. Como diría Jacinto Benavente:

Comienza tu obra; comenzar es haber hecho la mitad.
Comienza de nuevo, y la obra quedará terminada.

El renacimiento ha sido posible porque se puede huir del abismo escalando sus paredes -si te pilla suficientemente joven y con ganas, imagino- y aunque la ascensión resulte dura, se puede acabar saliendo y una vez allí, volver a ascender a la cumbre. La satisfacción del logro ahora es mayor que antes, porque te ha templado, la animal emoción del saberse por encima de la inmensa mayoría de los seres humanos en cuanto a la habilidad sexual deja paso al humano sentimiento, sin vanidad, de gratitud. Gratitud por haber sido elegido por La Providencia para esta misión. Me siento satisfecho, la verdad, serenamente satisfecho. ¡Y me lo he currado como un campeón, qué narices, que me estoy poniendo ñoño!
Como os decía, en la última sesión previa a la escritura de esta entrada, la encantadora Berta y yo hemos disfrutado de una sesión cienorgasmológica de ésas de poner en el catálogo. Todavía nos queda un 15-20% para llegar a la cima de la excelencia sexual, pero por de pronto, la última sesión, además de lo habitual que os he ido contando hasta hoy, nos deparó los siguientes logros dignos de Guinness de los Récords. A saber:
  1. Primer orgasmo, como viene siendo habitual, en menos de un minuto después de haber iniciado la penetración. Según Berta: "Notando como penetraba en mí cada milímetro".
  2. Ése primer orgasmo de un minuto aproximado de duración se encadenó con otro inmediatamente. En palabras de Berta: "Alucinantemente largo" y "Éste ha sido de 1.500 sobre 100".
  3. "Un orgasmo infinito, no te sabría decir el tiempo que duró o si fueron varios"
  4. En uno de los orgasmos más largos, de unos cinco minutos o más, oral, me pidió que parase porque no podía soportarlo. Es la segunda vez que nos ocurría algo así. No le hice caso y seguí un poco más, pero poco, menos de un minuto. Es difícil bajarse de ahí arriba, hay que hacer un esfuerzo porque uno se siente realmente poderoso.
  5. Un orgasmo de más de un minuto con mi lengua en su culito. Yo ya no podía más, los músculos de mi lengua tenían tal acidosis que casi no podía seguir moviéndola, hasta el punto de que para no cortarle prematuramente el orgasmazo tenía que mover la cabeza entera. No me pasa siempre, pero esta vez sufrí lo suyo. Menos mal que el esfuerzo tuvo premio.
  6. Un orgasmo de más de cinco minutos, brutal, por la puerta de atrás.
  7. Un orgasmo jugando con un pezón. La segunda vez que lo conseguimos.

Un buen resumen de la sesión serían alguna de sus palabras después de finalizar: "Todavía no lo puedo creer, me pones en un estado exorbitante. Tengo orgasmitos de todos los tamaños, sabores, colores, formas ...buff, indescriptible!!!"
Como os decía, ésta es una buena muestra de lo que se puede conseguir con una mujer si se ha alcanzado un nivel notable en el ránking de la Cienorgasmología. Pero todavía me falta pulir la sensibilidad, la técnica y el dominio de mí mismo para:
  1. Hacerle todos y cada uno de sus orgasmos, tanto en tiempo, duración, intensidad, fluctuaciones... a mi voluntad consciente, sin más excepción que los que decida dejar al azar. Sin fallos. Me falta ese punto de pulido para estar perfectamente consciente en cada instante y provocar sus reacciones igualmente instantáneas. El resultado llega, pero no con la eficiencia que yo quisiera.
  2. Controlar mi propio placer. En otro tiempo podía aguantar dos o tres días, con sus correspondientes sesiones intensivas intradía, sin irme en uno de sus orgasmos a no ser que yo lo decidiera, para mantener así la excitación y las ganas permanentes y poder asaltarla en cualquier momento con las mismas ganas. Ahora es raro que aguante más de media hora, aunque con un descanso de algo más de media hora y ya estoy otra vez en forma, pero me fastidia, porque nunca había tenido problemas para contenerme. También es que disfruto mucho más, y lógicamente esto dificulta la contención. Ya lo advertía el primer Cienorgásmico. En el varón, duración y sensibilidad son inversamente proporcionales. En la mujer no. Además, para terminar de fastidiarme, no disponemos de sofá en L, y ya sabéis que es uno de los trucos más eficientes para no excitarse demasiado.

(Las sesiones modelo con la explicación para entrenar cada una de estas técnicas las podéis encontrar en el libro o en la sección "El Manual de la Cienorgasmología" de este blog)




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