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El sexo, la lubricación, y Mercadona





Durante unos meses, este creador de la revolucionaria Cienorgasmología servidor de ustedes ha estado probando varios productos lubricantes, y aunque no soy el jefe del departamento de I+D+i de la fábrica de lubricantes de Ferrari, ni dispongo de laboratorios para analizar los más eficientes, sí que formo parte, como cada vez más personas, de la parrilla de la Formula 1 de la sexualidad.


Si bien a cualquier persona-utilitario quizá le baste cualquier lubricante, para funcionar como un Ferrari –a cien orgasmos por hora, para mantener orgasmos durante de más de diez minutos y encuentros sexuales durante horas– no es suficiente con echar mano del producto que disfrute de una mejor imagen de marca gracias una campaña de marketing más costosa. No, para saber cuál es el mejor lubricante hay que testar los lubricantes en la competición real.

Es lo que yo hice, y por si os sirven, aquí están los resultados:




Seis orgasmos en una hora. ¿Demasié pa'l body?

Esto es lo que hubiese dicho Fernando Esteso puesto en mi lugar ayer.

La verdad es que no
soy precisamente un gordito ni un enclenque, me pego palizones de seis o siete horas en bici por la Sierra Madrileña acumulando desniveles kilométricos, otras seis -también, hoy va de seises- horas semanales de gimnasio. Y aunque fumo, no bebo más que socialmente y con moderación y me cuido todo lo que puedo,. En fin, que pudiéndome considerar un tipo en buena forma, reconozco que ayer me preocupé, fue la primera vez -que recuerde- que mi body dijo basta; pero no un basta cualquiera, sino en mayúsculas y con signos de admiración: ¡¡BASTA!!

Es lo que tiene la ultraorgasmología en época pre-veraniega, hace calor hasta de noche, y mantener un orgasmo de más de quince minutos se convierte en una heroicidad mayor que correr un maratón en una sauna finlandesa. Los dos primeros fueron orales, pero los siguientes cuatro a lo macho.

Al machote el sudor le chorreaba por todas partes, tanto, que más que la fatiga -mi corazón debía andar por las 130-140 pulsaciones por minuto constantes con algún pico superior- del puro esfuerzo físico, la falta de adaptación al calor recién salidos del invierno pudo con mi resistencia.


Ella hubiera seguido en la cumbre del gozo a pesar de que el vecino de arriba empezaba a dar muestras de que le estábamos jorobando el sueño, pero yo no podía más. Aún recuerdo cláramente cómo los cuatro ríos que de sudor que me corrían por la cabeza amenazaban con inundarme los ojos y la boca desconcentrándome, disminuyendo peligrosamente mi excitación mientras ella parecía -una vez más- que disfrutaba como nunca antes lo había hecho.


No, no fue la falta de fuerza o de resistencia físicas lo que me rindió; la derrotada fue mi mente, mi resistencia mental al sufrimiento, al calor y a la desconcentración. Visto el panorama, esta misma noche voy a poner el ventilador en la habitación.



Por cierto, ayer usamos un lubricante nuevo. Probablemente haya influido en el asunto por sus buenas cualidades, que nos permitieron despreocuparnos del tema. Y como os prometí, en unos días os contaré cómo nos ha ido con él -parece que genial- y lo compararé con los otros dos que hemos usado en el laboratorio de la Cienorgasmología (Editado: Aquí tenéis el análisis). 




Buen fin de semana



Advertencia importante: No empieces a practicar estas técnicas sexuales in antes leer este post, podría causar serios inconvenientes a tu vida sexual.




Porque no engraso los ejes me llaman abandonao (la lubricación sexual)

No todo podía ser bueno. Uno de los problemas derivados de la maestría cienorgasmológica es el aumento de la frecuencia y la duración de los kikis. Y claro, tanto frota que te frota, aquello acaba echando chispas como un motor sin aceite o sin cambiarlo a su debido tiempo. 

Al principio la novedad producía un flujo abundante y constante de lubricantes naturales, pero con el paso del tiempo, los calentones ya no son lo que eran antes y la lubricación genital disminuye. 

Ni Fernando Alonso podría ganar campeonatos sin un monoplaza perfectamente aceitado, así que nosotros no íbamos a ser menos.




No le ocurrirá a todo el mundo, claro, pero si abundan los entrenamientos privados, colectivos, las carreras, y el campeonato es muy largo, lo más probable es que más pronto o más tarde tengamos problemas de lubricación. 

También influyen otras circunstancias, como la menopausia o las preocupaciones, por supuesto, pero todas pueden solucionarse usando un aceite de buena calidad. Bueno, aceite o lo que sea. 

Yo he utilizado en más de una ocasión el aceite de oliva virgen extra de primera prensión en frío, porque es el más natural, aunque reconozco que podemos empezar creyendo que nos estamos comiendo una ensalada y terminar oliendo a patatas fritas. 




Últimamente he empezado a utilizar un lubricante específico, de base acuosa en lugar de aceitosa, y sin perfume. Funciona bien pero no es un Repsol sintético 5W40 Competition precisamente, acaba diluyéndose en los flujos vaginales y hay que repetir las aplicaciones. 

Las ventajas son numerosas: no mancha nada, ni la ropa de la cama, ni el sofá, ni el cuerpo; tampoco oculta los excitantes olores corporales; ni hay que lavarse después diferente de lo habitual. 

Claro que algún inconveniente tenía que tener: hay que parar para aplicarlo, lo que puede hacer que la libido se vaya a dar un paseo, pero sobre todo que un tubito como el de los dentífricos cuesta 13 eurazos, que no es moco de pavo en los tiempos que corren. 

Sobre las marcas, existen de los modernos, de esos con sabores y efectos de frío o calor, incluso algunos sirven para dar masajes; pero como a mí no me van las mariconadas, prefiero uno de los clásicos que puedes encontrar en cualquier farmacia. Ya me contaréis vosotros vuestra experiencia al respecto. 



Addenda posterior: Más que diluirse se emulsiona formando unas bolitas blancas que en principio son inofensivas, lo malo es que alguna puede colarse hacia el interior de la vagina, donde es difícil de localizar y limpiar, por lo que quizá algún día ella termine con sus partes oliendo a pescado en mal estado. Así que cuidado. 

La conclusión es que afortunadamente hemos dejado de usarlo, en parte porque ella ha recuperado su lubricación normal. 


El segundo hombre en el mundo que logró hacer cien orgasmos por hora a su mujer cuenta su experiencia

Al parecer he ganado un concurso en el que el premio consiste en que escriba algo para este blog y, cómo no, lo haré desde la perspectiva de quien ha sido el primer lector que ha conseguido hacer a su novia 100 orgasmos en una hora (o más…). 

Y lo haré, si se me permite la osadía, hablándole directamente al lector, es decir, en segunda persona del singular. Sí, a ti que lees esto. 

En primer lugar, agradezco a Jack Hammer aquel primer post que me dedicó por haberle puesto los cuernos a mi pareja, el “Entrenamiento para la fidelidad y la libertad”. 

Parece una estupidez, lo sé, pero hoy día estamos rodeados de peligros en ese aspecto, tanto hombres como mujeres. Quizá aún más los hombres, cierto, pero el término “igualdad” del que tanto se habla últimamente también se aplica en estos aspectos, así que eso sigue valiendo para todos. Pero hay una diferencia fundamental de la que quiero que te des cuenta, amigo. 

Los hombres solemos poner los cuernos porque nos calientan, aunque sea sin querer, es decir, para nosotros sería algo primario, un instinto primitivo que responde a un estímulo, mientras que las mujeres nos ponen los cuernos por dos razones: porque no nos quieren, y porque se aburren con nosotros en la cama. 

Ten en cuenta que si nos quisiesen nos dirían que se aburren o querrían cambiar cosas. Así que en eso son iguales que nosotros, van a lo primario. 

Sabiendo eso… piensa un poco… si perfeccionas tu técnica sexual, tu mujer ya no podrá ponerte los cuernos, es decir, le quitarás una razón muy socorrida para dejarte, porque la Cienorgasmología es la técnica perfecta, yo lo llamo “el arte de amar a tu mujer en la cama”. 

En segundo lugar, la Cienorgasmología es sexo con amor, y para practicarla bien hay que empezar de cero, hay que olvidarse de uno mismo y anteponer el placer de tu mujer al tuyo propio. 


El concepto es éste: le haces los orgasmos que quieras en el tiempo que quieras, y como quieras. 


Suena algo competitivo ¿verdad? Vale, lo es, tómatelo así si quieres, no te vendrá mal si eres ambicioso y perfeccionista en tu trabajo… así lo serás también en el sexo… 

Reconozco que cuando empecé tenía ya una base, practiqué yoga intensamente durante muchos años, ahora más relajadamente; más tarde tuve una novia con la que practicaba sexo tántrico, así que pude asimilar cosas de ambos en muchos sentidos. El yoga me aporta un gran control de mi mente, y el sexo tántrico de mi cuerpo, por así decirlo, pero el sexo tántrico es muy complicado porque es un concepto muy espiritual del sexo y confieso que acaba cansando. 


Pero realmente no son necesarios ni uno ni otro, ni siquiera para conseguir adoptar la postura Cienórgasana, que es mucho más sencilla de lo que parece. 

Cuando empecé con esto fui muy rápido, algunos amigos estaban impresionados, Jack incluido. Pero muchos ingenuamente pensaban que estaba una hora entera con el coito… Así somos los hombres supongo pero tampoco es eso ¿eh? 

Además de pélvicos hay muchos toques manuales… y son muy importantes sobre todo porque, si no, ella tiene problemas de lubricación importantes y le duele, y a mí puede empezar a dolerme también. Así que la cosa es ir controlando tu mente parando cuando tengas que parar, utilizando alguna técnica para controlar la eyaculación, como las que Jack explica aquí.

Cuando aprendes a controlar tu mente es cuando más orgasmos le haces a tu mujer, créeme, incluso sin necesidad de controlar la suya en exceso. 

Piensa que ellas son multiorgásmicas y fisiológicamente están preparadas para ello porque no necesitan descansar entre orgasmo y orgasmo, mientras que nosotros sí, de ahí que tengas que aprender a controlarte. 


En este punto seguro que pensarás… ¿controlar la mente?¿Y eso qué coño tiene que ver? 

Pues sí, lo tiene TODO que ver. Cuando dejes de ver el sexo como algo físico más que mental lo entenderás, el orgasmo viene de la mente, no del cuerpo, es la respuesta a un estímulo. Ese es el concepto que tienes que cambiar. 

Y para terminar, me viene a la cabeza una pregunta que me han hecho al respecto sobre ella, la mujer, sobre cómo aguanta. Yo siempre contesto que ella aguanta lo que yo aguante. 

¿Escocida? Al principio sí, para que te voy a engañar, pero luego su cuerpo se va acostumbrando y lo va tolerando cada vez mejor. Eso sí, hay que ir poco a poco ¿eh? No pretendas hacerle 20 ó 30 ya de paso, así, de primeras. No hace falta que te hagas el chulito; ve poco a poco, obsérvala, mímala, toques verbales cariñosos, suaves, dale confianza… y a la vez, introduce nuevos toques pélvicos. Contrólate.