Esta semana escuché una historia que disparó en mí una concatenación de pensamientos me pusieron los pelos de punta; resulta que un caballero que se iba a casar en un breve plazo contaba que era divorciado, y que su anterior matrimonio había fracasado pese a haberse casado enamorados.
No me cabe duda de que eso que llamamos enamoramiento es una estrategia de la naturaleza para garantizar la supervivencia de la especie. Piensen en un momento en los argumentos de los matrimonios que no quieren tener hijos o en los que sólo desean uno. En la mayor parte de ellos, en los países civilizados, los argumentos esgrimidos son recurrentes: tener hijos limita la vida, la libertad, los niños dan mucho la lata y consumen recursos que la pareja podría usar en su propio disfture...
Dado que soy partidario de ponerle pocos límites a la naturaleza humana tendría que ver el enamoramiento como algo positivo, sin embargo, pese a entenderlo así, observo no pocos peligros que conviene no dejar pasar inadvertidos.
El enamoramiento es una suerte de enajenación mental transitoria que dura alrededor de tres año y que literalmente anula nuestra capacidad de juicio crítico con respecto a la persona de la que estamos enamorados, como si a la naturaleza le importara un pito con quién nos reproducimos sino que nos reproduzcamos, cuanto más, mejor.
De modo que si no nos planteamos friamente la capacidad del otro de amarnos más allá del periodo en el que cada uno trata por todos los medios de engatusar al otro para conseguirle, algo muy difícil de constatar antes de los tres años mencionados si el individuo no tiene un currículum verificable de participación en actividades de caridad cristiana, de catequesis, etc. -lo que obviamente tampoco es garantía absoluta, pero al menos nos informa de una persona acostumbrada a darse a los demás desinteresadamente-, podemos caer en el mismo error del divorciado al que escuché: creer que estar enamorados es precisamente la garantía de que el matrimonio perdurará felíz y contento.
Es después de los primeros tres años de relación cuando realmente empezamos a mostrarnos como somos -normalmente como nuestros propios progenitores- sin los disfraces de amantes solícitos y atentos de los apasionados comienzos que muchas veces tienen más que ver con la compensación de las propias carencias gracias a la presencia de las características en el otro de los aprendices de vampiro, de modo que aunque la naturaleza nos impulse a poblar el planeta, conviene poner los pies en el suelo y recuperar la sana costumbre del noviazgo largo, porque sólo entonces uno puede tomar la decisión de casarse con alguien a quien realmente conoce y tener hijos con quien no va a jugársela a la vuelta de la esquina.
el Libroooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo....!!!!!!!!
ResponderEliminarFelicidades de Felicidad...No se diga mas!!!!!!!!
Saludos M!!!
¡Vaya!Por fin el libro...espero que tenga muuuuuuuuuucho éxito, te deseo muchísima suerte!
ResponderEliminarRespecto al tema de este post, cada vez estoy más de acuerdo contigo sobre eso. Hace poco discutí sobre eso con otros blogguers e intenté redirigirlos aquí, a tus magníficas entradas, pero parece que no se complicaron mucho, con llevarme la contraria les bastó...en fin...una pena.
Muchas gracias a los dos, especialmente porque habéis contribuido a que se haya hecho realidad.
ResponderEliminarTranquila, Mery, ya sabes que esto lo mismo va a toda pastilla que a paso de tortuga.
Un fuerte abrazo
Bueno, bueno, por fin! Enhorabuena 'Jack'
ResponderEliminarPor cierto, no sabes lo que tus puros han influido en mi, definitivamente, soy mucho más objetiva respecto al amor, aunque no haya encontrado todavía con quién compartir mis conocimientos sobre el tema, por lo menos he conseguido no sufrir tanto por ello. En fin, de algo sirvió todo aquello...
Un beso a todos.
Hola perse!!
ResponderEliminar¿Qué tal?¿Qué es de tu vida? Espero que todo te vaya bien y te reincorpores al mundo blogguer un pokillo.
Jefe: vaya a paso de tortuga a toa pastilla, lo importante es que vaya palante.
Hola, Perse, no sabes la alegría que me das. Pero nos ha costado doblegarte, ¿eh?, ¡vaya peleas hemos tenido!. Menos mal que tenemos alma de misionero.
ResponderEliminarDecía San Agustín: "Ama y luego haz lo que quieras". Si entiendes lo que es el amor y amas primero que todo, todos los niveles de la personalidad se colocan, equilibran, asientan, en torno al núcleo, volviendo al ser humano íntegro, coherente, equilibrado... y sin esa premisa al contrario, el seer humano se vuelve egoísta, desdentrado... porque no se encuentra a gusto consigo mismo y por más que busca no encuentra cómo conseguirlo. Aún con sus defectos, claro, es lo que diferencia a la persona humana de la persona animal. Es la clave del éxito del cristianismo, el Mandamiento Nuevo.
Podías hablar de ello en tu blog, prometo comentar.