Una de las principales dudas, y motivo de burlas por más de dos mediocres y dos resignadas a la mediocridad de sus maridos, es la forma de saber si uno ya ha alcanzado el nivel que le permite presumir de pertenecer a la élite sexual del planeta, o lo que es lo mismo, ser todo un cienorgasmólogo.
Ser cienorgasmólogo significa ser capaz de hacer cien orgasmos por hora a una mujer, pero eso mismo no significa que debas meterle cien goles en una hora cada vez que tienes una sesión de sexo con ella. Es extenuante si no tienes veinte años o estás muy en forma físicamente. Cierto que el entrenamiento progresivo que supone practicar la Cienorgasmología le faculta a uno para alcanzar ese rendimiento de élite, pero no es estrictamente necesario, por supuesto. Yo lo he hecho cientos de veces, pero aunque no descarto hacerlo con alguna partner con la que me apetezca, ahora mismo no lo hago, por diversas razones; me tomo mis descansos entre orgasmo y orgasmo cuando me apetece. Cuando no, frío a orgasmos a mi partner sin contemplaciones.
Y precisamente de eso se trata. En primer lugar hay que entender que hacer cien orgasmos por hora es, por poner un ejemplo ilustrativo, equivalente a la medida de la aceleración de un coche. De hecho, si miras las características de cualquiera en una revista o en la red, encontrarás el dato: de 0 a 100 Km/h. en tantos segundos. Pero que un elegantemente brutal GTA Spano llegue a esa velocidad en sólo 2,8 segundos no significa que pueda o deba circular así por el centro de Madrid. Sería una peligrosa irresponsabilidad.
Eso sí, cuando uno quiere impresionar a su chica o a un amigo, puede darle un empujoncito (si lo pisas demasiado fuerte lo mismo despegas) al acelerador y comprobar cómo la brutal aceleración te deja clavado en el asiento. Y cuando a un cienorgasmólogo le apetece, activa el turbo y le mete tres orgasmos en un minuto a su chica. Sí, es posible, claro que lo es, el truco para lograrlo es encadenarlos (lee los capítulos dedicados al encadenamiento de orgasmos).
Así pues, para contar los orgasmos que provocamos, y esta es una de las cuestiones objeto de mofa por parte de los torpes, podemos recurrir al despertador de la mesilla de noche o a cualquier otro reloj que tengamos a la vista. Pues sí, para entrenar la Cienorgasmología uno debe mirar el reloj cuando lo considere, y los pobres incapaces, que se rían a gusto mientras sus mujeres suspiran resignadas o te dicen para consolarse que tu partner finge.
Como habrás deducido hasta ahora, es fácil saber si uno ya ha llegado al nivel de un cienorgasmólogo; sólo hay que contar los orgasmos que hacemos a nuestra churri en un minuto, o en diez, y multiplicar por sesenta o por seis, respectivamente. Así:
- Dos orgasmos por minuto: 2 x 60 = 120 orgasmos/hora
- Veinte orgasmos en diez minutos: 20 x 6 = 120 org./h.
Entonces, si uno es capaz de, cuando lo considere o le apetezca, hacer dos orgasmos por minuto –sin fallar demasiadas veces, lo que sería un indicio de que, aunque notable, aún no ha llegado a ser cienorgasmólogo– a su mujer, o le ha hecho unos 16 orgasmos en diez minutos, ya es un cienorgasmólogo con todas las de la ley. Un atleta sexual de élite.
Es fácil, ¿verdad? Pues hala, ahora a practicar.
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