Maniobras orquestales en la oscuridad del lecho



En esta entrada voy a explicar un truco increíblemente útil para vencer las resistencias de tu mujer y poder finalmente convertirla en afortunada cienorgásmica. Es lo que llamo «el asalto nocturno» que, sumado al resto de técnicas que ya conoces o debieras conocer, ayuda mucho a conseguir el éxito. 

Dado que la Cienorgasmología es un arte, y un arte no sobre un lienzo u otro material, sino —como el ballet o la gimnasia olímpica— mucho más difícil de llevar a la perfección (no tanto para convertirla en cienorgásmica), porque se desarrolla sobre el propio cuerpo y el de la mujer, sobre los órganos de los sentidos, el aparato locomotor y el cerebro de ambos, y por lo tanto sin final por no decir infinito, exige buscar mil tretas para ayudarse a vencer las resistencias de una mujer cualquiera, pero especialmente alguna cuya experiencia en actividades íntimas ya tenga cierto recorrido, normalmente mujeres con tendencias muy estructuradas a lo largo de años de relación, entre ellas la resistencia a admitir que quien debe dirigir la batuta es el cienorgasmólogo y no ella.

Resistencias que existen porque en su anterior relación o hasta conocer la Cienorgasmología si es la misma, funcionaban de este erróneo e ineficiente modo que implica usarse mutuamente para satisfacerse, en lugar de dar satisfacción al otro recíprocamente. (Si no has entendido esta frase, no has entendido aún lo más importante de la vida. Consulta la sección El arte de amar en la columna de la derecha)



La mujer debe comprender que desmontar sus defensas a tu dirección beneficia a ambos, al varón porque le pone la tarea más fácil, y a ella misma porque podrá disfrutar mucho más, y por el contrario manteniéndolas solo consigue reducir su propio placer y y el de su macho, y frustrarle. O castrarle, que es lo que subconscientemente buscan muchas de ellas cuando ya han pasado los iniciales años de hiperdisponibilidad sexual para cazar a su presa y luego si te he visto no me acuerdo.

Ambos tenéis que comprender claramente que el orgasmo femenino correlaciona directamente con su entrega pasiva, de forma que utilizando el asalto con nocturnidad nos hemos facilitado parte del —a veces desesperante, pocas veces fácil— trabajo de convencerla de que se convierta en una «muñeca hinchable» durante el tiempo en que tarda en hacerse cienorgásmica.

Pero si por más que le des la tabarra se resiste a aceptar tus argumentos, o duda de ellos —cómprate el Manual de Cienorgasmología y que lo lea—, la estrategia del asalto nocturno es un aliado perfecto, porque la mujer, dormida en una fase de sueño ligero, está completamente relajada físicamente, disfrutando de uno de esos momentos en los que salvo que surja una emergencia no puede mover ni un párpado, su cuerpo aplastado en el colchón como si pesara un mundo, y su actividad mental bajo mínimos como en una agradable bruma serena, yaciendo segura junto a su macho protector.




Cómo practicar el asalto nocturno


Proceder al asalto es así de sencillo: si ella está dormida, pero notas que se mueve, es casi seguro que se encuentra en fase de sueño ligero, en esa fase en la que, si uno se despierta, no se le queda el cerebro bloqueado y una mala leche que no veas.

Entonces, si estás seguro o casi de que está en esa fase, solo tienes que moverla hasta ponerla boca arriba (si vas a intentarlo por su chirri) y proceder con la delicadeza que creas conveniente en ese momento, tú sabrás si muy sutil o a lo bestia. La sorpresa será tan agradable que se dejará hacer tranquilamente.

Eso sí, antes de tocarla no olvides humedecerte abundantemente la cola enhiesta (que por eso te has despertado o no has conseguido dormirte) con tu propia saliva o algún buen lubricante como el aceite de Mercadona o le harás daño, la sacarás bruscamente de su letárgico estado, te mandará a pastar con el resto de borregos de tu manada, y te habrás fastidiado el progreso futuro o condenado a un esfuerzo proporcional a tu torpeza.


Y también puedes proceder de otras formas, por ejemplo:

  • Si está tumbada de lado de espaldas a ti, puedes sumergirte entre las sábanas y sorprenderla con un concierto oral en su aromática puertecita de atrás. Es tan sencillo como levantarle con una mano la nalga de arriba para dejar espacio a nuestra cara, nuestra boca, y nuestra disfrutona pero hábilmente dirigida lengua. Esta técnica es muy eficaz, porque exige cero intervención por su parte tanto que podrás usarla incluso si está en fase de sueño profundo—, ella seguirá medio dormida, sin creerse lo que le está pasando, confundida entre el placer y el sueño hasta que reviente de placer con el primero de la serie que le hagas y volverá al estado letárgico entre clímax y clímax. Una experiencia increíble para ellas. En mi caso, cuando probé esta sencillísima técnica conseguí un resultado inesperado: nunca una mujer había gritado —¡Dios mío, Dios mío! mientras superorgasmeaba una y otra vez. Realmente me impresionó. Os podéis imaginar mi orgullo inflado como un globo aerostático y lo afortunada que ella se supo con semejante inundación de placer provocada por su amoroso macho en celo. 

  • En la misma postura, penetrarla por la misma vía posterior. Igual que si la hubieras puesto boca arriba, puedes jugar a que se vaya despertando y siendo progresivamente consciente de qué le está ocurriendo a medida que entras en ella, o, si ella ya tiene un entrenamiento suficiente, entrar con todo a matar y que el sobresalto se superponga con el placer. Esto hay que manejarlo con más cuidado, claro, teniendo en cuenta el nivel que ya habéis conseguido, pero es una excelente forma de vencer resistencias a la entrada por la puerta trasera, por las razones ya expuestas: su placentera relajación letárgica física y mental que implican una ausencia de obstáculos mentales por su parte. 


Para finalizar, otra advertencia obvia: No pongas en práctica este truco un domingo por la noche antes de un lunes laborable en el que ella tenga que madrugar, o se acordará de tus muertos y obtendrás justo el efecto contrario al que buscas. Es mejor elegir uno de esos días de completa relajación, preferentemente si ha sido un buen día para ambos, porque tendrá una predisposición positiva a dejarse hacer sumada a su relajación física y mental.

Ya me contaréis en los comentarios si os ha ido bien o si habéis hecho alguna variación que pueda resultar interesante para otros cienorgasmólogos.


Hala, a practicar, y que Dios reparta suerte, campeón.

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