Qué es y cómo es el Purgatorio



alma penitente 

Si tenemos en cuenta que desde Platón existen evidencias lógicas, discutibles, matizables, objetables, pero no refutables, acerca del carácter inmortal del alma —y de esa premisa partiremos—, es obvia conclusión lógica que las almas, una vez fuera del cuerpo mortal, «van» a otra «parte». ¿Pero dónde? Si es que allá hay algo que se pueda llamar dónde.

Pues lógicamente depende de cada alma. No van a estar todas en el mismo sitio, igual que no todas estamos aquí en el mismo lugar y con las mismas condiciones debido a unas leyes a las que nadie escapa (saberes, patrimonio, oportunidad...), el Más Allá no es un condensado Bose-Einstein infinito donde nada hay diferenciado, sino que también tiene que haber leyes. El lugar donde estaremos depende del grado de perfección humano que se haya alcanzado en el gimnasio de la vida, éste en el que no paramos de sufrir y del que pocas alegrías se salvan, a corto o a largo plazo, porque en cuanto abandonamos el entrenamiento, nos debilitamos moralmente, y de la laxitud moral derivan todos los males del mundo, porque volvemos a comportarnos como animales centrados en lo sensible, y entonces, irremediablemente, involucionamos. 


Tiempos difíciles forjan hombres fuertes.

Hombres fuertes crean tiempos fáciles.  

Tiempos fáciles crean hombres débiles. 

Hombres débiles crean tiempos difíciles.



Estoy seguro de que hoy, en pleno Tercer Milenio, en tiempos de pandemia de virus biológicos y mentales pocos dudarán de que algo hemos estado haciendo mal en los decenios o siglos anteriores para encontrarnos en un escenario global tan desasosegante, tan infernal, y sin visos de mejoría por ninguna parte, sobre todo los que hemos vivido los fáciles tiempos en los que nos dedicamos a vivir el presente (aviso a los del mindfulness) olvidando tanto el futuro terrenal como el eterno, el nuestro y el de nuestros hijos. Total, ojos que no ven, corazón que no siente, y como en esta época es más importante lo que se siente que lo que se sabe —más vale pájaro en mano...— hacemos de holgazana y hedonista cigarra en lugar de laboriosa hormiga... hasta que se viene el infierno, digo el invierno.  


Sin preocuparnos de que, siguiendo con la lógica, una vez liberada de la etapa terrena de preparación o gimnástica, el alma de cada uno de nosotros puede ir a lo más alto, donde la luz es absoluta, o bien a lo más inferior —Infierno significa inferior, de abajo— donde reina la oscuridad total, sin atisbo de salida hacia la luz, o bien a los estados intermedios, que es precisamente lo que llamamos genéricamente Purgatorio.

No sería lógico —y Dios del que formamos parte es La Lógica Pura, La Lógica Absoluta— que todas las almas vayan al mismo lugar, independientemente de cómo nos hayamos comportado en el gimnasio terrenal, porque una vez más estaríamos mezclados los que hemos respetado Su Mandamiento con los que se han rendido a la animalidad. Al contrario, aquí es donde estamos todos, malos, regulares y buenos; siniestros, tibios y rectos, mezclados en este amasijo informe, feo, cacofónico, hediondo, dirigidos por los peores hijos del diablo de Eisleben, igual que en los gimnasios hay deportistas de élite y ancianos decrépitos, obesos mórbidos y figuras esculturales, torpes y hábiles, sin gracia y elegantes, guapos y difíciles de mirar, normosexuales y anormosexuales, y el resto de gente de características intermedias que cabe entre los extremos.

Así que igual que es lógico que en los gimnasios, las universidades, los trabajos, el arte..., en todo, haya de todo, y que en la élite sólo haya excelencia (me refiero a la élite real, no a la que ocupa ese lugar por nepotismo), si creemos en la inmortalidad del alma, no me cabe duda lógica de que en el Cielo sólo puede caber la excelencia sin excepción (Dios no sufre de nepotismo, como de ningún otro vicio), y el Purgatorio y el Infierno tienen que existir para el resto. 


Qué es el Purgatorio


Entonces, si es lógico que exista, ¿qué es el Purgatorio? Pues lógicamente es un lugar de purificación, otro gimnasio, donde las almas llenas de sombras, desde las más sucias por abajo a las más lustrosas por arriba, terminan su proceso de limpieza sin prácticamente ninguna posibilidad de interacción directa para limpiarse y ayudarse entre ellos y ayudar a los que estamos aquí luchando contra las huestes del Príncipe del Infierno. 


Cómo es el Purgatorio


Esto imagino que significa que el alma está sola consigo misma, siempre, aislada de todo, sin hambre ni sed ni frío ni calor, ni cansancio ni energía porque no tiene cuerpo que lo experimente; siempre, sin años, días, horas ni minutos, constantemente, plenamente. 

¿Recuerdas lo que significa estar solo contigo mismo cuando no te apetece, cuando ansías interacción, cuando deseas que alguien te recuerde que estás vivo, que eres valioso o al menos alguien a quien considerar? Seguramente en estos tiempos la pandemia te habrá metido en vena esa sensación. Es terrible, porque no tienes dónde escapar de ti mismo, porque vayas donde vayas tu soledad te persigue, y eso genera un desasosiego enorme aunque no existan condiciones objetivas para tu desazón. Se llama esplínacedia. Yo también lo he experimentado, claro, y por si te sirve, te diré que sólo he encontrado salida refugiándome en Dios, porque ninguno de los sofisticados métodos de puesta a punto del estado de ánimo que conozco —y son los más eficientes— me ha funcionado en los peores momentos. 

Y bien, la cosa de ir al Purgatorio no parecería demasiado dramática si no tuviéramos en cuenta que sus habitantes-cautivos están allí no como aquí unos años y luego se acabó, a casa, sino que están allá hasta el final de los tiempos. Y eso es mucho tiempo, muuucho tiempo, el equivalente a miles o millones de años, antes de que el género humano alcance toda la perfección posible con su contextura tridimensional.

¿Y qué significa todo esto? Pues significa que si terminas en el Purgatorio estarás sólo con tu mente en-el-momento-presente hasta El Final de los Tiempos. ¿Y qué contenidos tendrá tu mente hasta ese cuasieterno entonces? Pues lo lógico: si ya no tienes frío ni calor, ni filias ni fobias que sesguen tu pensamiento contra tus presuntos enemigos y a favor de tus presuntos amigos, hayas sido o no engañado (que lo has sido, por supuesto)... estarás enfrentado a la verdad de lo que has hecho en tu vida, a aquello en lo que te has especializado, igual que en la vida terrena te dedicas a aquello en lo que te has especializado durante tu periodo de formación profesional. Te enfrentarás a todo el mal que has hecho, a todo el sufrimiento que has causado... y a todo sufrimiento causado por aquellos que se han especializado en los mismos errores que tú, en dañarse a sí mismos y a los demás igual que tú... desde el principio de los tiempos. Hasta el final de los tiempos.

Ahí es nada, ¿verdad? Imagina las veces que has sido consciente del daño que has hecho, y si no eres un animal te habrá ocurrido alguna vez, aunque sea algo tan aparentemente nimio como no haber estado a la altura del bien que podrías haber hecho, si es que has sido de esos que no hacen nada para evitar el mal que otros hacen, de esos tibios, igualitarios, que presumen de tolerantes pero lo son sólo con los de su cuerda y ferozmente intolerantes con los demás. Recuerda la sensación de tu mayor error, de tu mayor maldad, de tu mayor cagada.

Pues eso mismo, ese desagrado que ya conoces o el que ni imaginas... pero para siempre, permanentemente, sin final, como un estar en el momento presente constantemente, sufriendo constantemente la contemplación del sufrimiento que has causado, viviendo esos males que tú has generado en pobres víctimas como las tuyas —las pasadas y las futuras— por siempre jamás.

Verás caras de sufrimiento, gritos de dolor o de desesperación, llantos desgarradores desconsolados... todo el mal del mundo que está relacionado, incluso tangencialmente, con el que tú has provocado.

Un panorama como para pensárselo, ¿verdad?



¿Y qué se puede hacer entonces para limpiarse? Lo analizaremos en una futura entrada.








*Imagen de cabecera De Userkum - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=91653665

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