Adiós con el corazón... a la Viagra femenina
El hombre que vio masturbarse a doscientas mujeres
Me ha llamado hoy la atención este artículo.
Casi un tercio de los españoles chinga menos de una vez al mes
Viagra femenina. ¿Crónica de una muerte anunciada?
Lejos quedó la leyenda urbana de la cachondina, aquella mezcla de cocacola con aspirina que supuestamente hacía derretirse a las chicas en los guateques; a partir de ahora ya podéis estar atentas, porque en lugar de poneros el muñequito de los Santos Inocentes, como vais con los lomos al aire, os pegarán un parche disimuladamente y al rato caeréis en las garras de cualquier listillo. Además -ahora hablando en serio- a partir de ahora veremos, no sin asombro, las consecuencias lógicas del invento.
¿Por qué se pierde el deseo sexual? El ser humano se acostumbra rápidamente a lo bueno, el umbral de activación cerebral del placer se eleva y lo que antes excitaba, con el paso del tiempo ya no lo hace. A mí me apasiona un buen sushi (¿Habéis probado Donzoko? Brutal), pero tengo que reconocer que si lo comiera todos los días acabaría aborreciéndolo. La relación con el post anterior sobre el amor y el amar es evidente. Si uno no es sujeto agente de su sexualidad se convierte en esclavo de sus hormonas, marioneta de las noches de sábado sabadete, pelele de ligueros y pelis guarras.
¿Es mejor comer sushi todos los días o es mejor comerlo sólo dos o tres veces por semana? Dicen que no hay veneno, sino dosis, y la sexualidad no es una excepción; el exceso mata la pasión. Pero ¿os imagináis que además de comer todos los días sushi, os lo sirvieran pasado? Esas mujeres que estarán pensando que la viagra femenina les va a devolver una sexualidad como la de las películas o sus veinte años, se encontrarán con la otra cara de la moneda... ya no tendrán excusa para soportar la torpeza sexual de sus maridos. Viagra más aspirina para la jaqueca y ¡al catre!.
¿Y qué harán las pobres frustradas y con sus depósitos de libido a rebosar? ¿Me leéis el pensamiento? Me da a mí que esto de jugar a los experimentos con la madre naturaleza va a traer, a más de dos, más de dos o tres disgustos. Y total, por un incremento de 1,07 cochinas relaciones sexuales satisfactorias a los largo de cuatro semanas...
No me imagino a una mujer, histerectomizada, menopáusica o lo que sea, poniéndole reparos a veinte orgasmos en diez minutos. No hay mejor viagra que la expectativa de un torrente de placer seguro.
¿O no?