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Sexo y mentiras farmacéuticas

Qué placentero resulta que a uno le den la razón, ¿verdad?. Sobre todo cuando son los hechos quienes nos premian con su reconocimiento. Recordarán algunos que los postulados fundamentales de la Cienorgasmología obtuvieron una sólida confirmación científica, lo que despejaba las dudas sobre la credibilidad de más de uno, incluido yo mismo; pero hoy tenemos algo más. 

Resulta que el periodista Ray Moynihan afirma que "A mujeres sanas con poco deseo sexual les hacen creer que tienen un problema de salud y les venden medicinas", algo de lo que ya hablamos aquí, aquí y aquí, desde distintas e interesantes perspectivas; o cuando alertamos sobre los peligros de los cachivaches sexuales: consoladores (ahora quieren que les llamemos dildos) y otros juguetes, cremas, potenciadores del orgasmo, estimulantes, etc.

Con mucho sentido común -aunque exagerando seguramente- nos advierte que: "los clientes objetivos de las farmacéuticas son las personas sanas, no las enfermas"; lo que podemos hacer una vez más extensivo a nuestro ámbito de la sexualidad para recordar que el orgasmo está en el cerebro, y no en los genitales. Emplear analgésicos para eliminar dolores recurrentes sin consultarlo con el médico no elimina el problema, sino que oculta el síntoma, poniéndonos en riesgo de no atajar a tiempo alguna enfermedad grave. Igualmente, emplear cualquier instrumento o accesorio para lograr un goce que no se alcanza por medios naturales es una condena a la inhabilidad permanente.


La ausencia de deseo que ocurre al margen de patologías reales -no imaginarias- es normal en los cónyuges en determinados periodos, fundamentalmente dos o tres años después de iniciada la relación, en los alrededores del embarazo y el parto, durante la menopausia, en periodos de estrés intenso, o simplemente porque cuando ya se ha tenido descendencia la naturaleza ya no te presiona con tanta fuerza para que te reproduzcas.

Aceptar esta realidad es un síntoma de madurez y de cordura, lo que no quita, desde luego, para que pongamos de nuestra parte todo el esfuerzo -pequeño y placentero- que exige la Cienorgasmología para que el placer obtenido en los contactos sexuales se incremente exponencialmente. Por el contrario, no aceptar la realidad indica un pensamiento inmaduro, y nos condena a la frustración de las hipertrofiadas expectativas que tendemos a depositar sobre el sexo. 

Noticia original aquí.



   

Chingas menos que un casao, pero estás más sano.

Creo que casi nadie duda de que el estado ideal para el hombre es el matrimonio. Digo matrimonio, porque eso de la pareja es cosa de los animales, aunque ahora esté de moda usar ese término para parecer más progre (idiota perdido), igual que referirse a la persona con la que se sale o se cohabita como mi chico o mi chica

Lástima de mundo, debe ser que ahora las palabras novio/novia son de carcas y fachas.

Lo que parece evidente hablando de esto del matrimonio es que la sabiduría popular no se equivoca cuando dice aquello de "Chingas menos que un casao". Parece increíble pero es cierto, se chinga menos casado que cuando no se tiene compromiso (¿Compromiso? ¿Quién coño sabe hoy en día lo que es el compromiso?) o está casado. 

Esto es lo que parece desprenderse de una investigación recientemente publicada en la que se observa que los casados y ennoviados están más sanos que los que picotean por ahí lo que pueden. Fuman menos, beben menos, se drogan menos (supongo que también se la cascarán menos y dejarán menores beneficios en las fábricas de consoladores), hasta el punto de que el aumento de consumo de estas substancias puede considerarse un síntoma que evidencia el fracaso conyugal. 

Ya sabes, si notas que tu pareja fuma mucho últimamente no le eches la culpa a la crisis, más bien prepárate para lo peor. Pero si esto no te sorprende demasiado, te pasmará saber que, lo que verdaderamente aporta bienestar mental al casado es... ¡¡la voluntad de sacrificio!! 

Por fin una investigación científica se acerca a la definición de amor vinculándola estrechamente con la entrega al otro, lejos de pajas mentales memocionales

Sí, dar la vida por los demás es la máxima expresión de amor, y los cristianos tenemos un modelo perfecto, Jesús, totalmente opuesto al de los musulmanes con los que compartimos un mismo Dios, pero no su modelo, que en lugar de dar la vida por los demás, la quita. 

No será porque no os lo había advertido ¿verdad? Pues hala, a repasar la sección de El Arte de Amar, no vaya a ser que os dé por el Marlboro, malandrines. 

Post relacionados: - Chingas menos que un casao

Manual para aprender a masturbarse

Quizá los que nos lean allende los mares no entiendan de qué va el asunto que tanta polémica está generando en España y que da sentido a este post, así que toca explicarse. 

Se trata de la iniciativa de gobiernos autonómicos de siniestras -los buenos de toda la vida- de enseñar a los críos de secundaria a masturbarse como parte del engendro ese llamado Educación Sexual que tanto me recuerda a esa otra bobada para mentes desorientadas llamada Inteligencia Emocional. 

El debate está centrado, en los medios de comunicación, sobre si tal ocurrencia es o no ética, si atenta contra los principios de privacidad y si existe hoy en día algún debate social que sugiera la necesidad de dar luz a ciertos temas antiguamente considerados tabú.

Tampoco quiero hacerme eco de la estupidez que supone la iniciativa desde una perspectiva simple: que a la mayoría nadie nos ha enseñado a masturbarnos, lo que no ha impedido que hayamos disfrutado de nuestros placeres solitarios cuando nos ha venido en gana, sin haber necesitado que ni el PSOE ni sus lobbys nos enseñen como si fuesen -petulantes- doctores en la materia y el sexo lo hubiese inventado el señor Marx. 

Ni mucho menos que -probáblemente- la mujer no profesional que más orgasmos y de más larga duración tiene en el planeta -la mía- jamás en toda su vida se ha tocado los bajos con una intención que no sea la de lavárselos, lo cual no le ha impedido desarrollar una vida plena y placentera -con los problemas y desgracias inevitablemente vinculados al hecho de existir- que no puede precisamente calificarse de limitada por no haber tenido nunca la curiosidad y mucho menos la necesidad de tocarse para otros menesteres diferentes a la pura higiene personal.  
Lo que sí me parece digno de resaltar es que, como en el caso del genocidio infantil también llamado torticeramente "aborto" para engañar a los incautos, esto no es más que una treta para que los amigotes de los gobernantes actuales hagan caja. 

Y tengo sobradas razones para afirmarlo. Conozco a una pobre criatura de treintaypocos años, fracasada en lo familiar hasta romper su matrimonio frívolamente, con una vida tan vacía como las arcas del estado sólo periódicamente rellena por una dosis de autoestima regalada por el primer salido que se le insinúe ahí por la web y que ella acostumbra a aceptar de buen grado; e igualmente fracasada profesionalmente y eso que de niña prometía. 

La desgraciada, como cualquier imbézil que se precie (¿por qué me habrá salido con zeta?) -valga como ejemplo la ninfómana Laura Garrido- se pirria por dar lecciones de vida a los demás: que si eres infeliz, que si estás frustrado, que si eres antiguo, que si estás limitado, que hacer el amor es lo más hermoso que hay, que si no puede imaginarse que quede gente como tú en el mundo moderno, que si no se puede no saber lo que es la lluvia dorada... 

Esta desorientada cayó, ya que no valía para otra cosa, en las garras de un par de tortilleras -anormosexuales femeninas, para quien no conozca el término- que regentan una tienda llamada "Los placeres de Lola", especializada en lo que ellas denominan "artes amatorias". 

A decir verdad no sé si es una la que hace las tortillas mientras que la otra prefiere que le aticen con un buen mango, o son las dos las que se dedican a batir huevos, pero es claro el carácter feminista, misántropo y militante anormosexual de la tienda de guarradas en cuestión.


haz clic sobre la imagen para ampliarla si tienes el estómago sano

Además de dedicarse a organizar reuniones domésticas de Tuppersex para vender cacharrillos a las señoras insatisfechas -que parece que no les va del todo mal- parece que han pensado en exportar sus conocimientos al público infantil aprovechándose de sus amigotes sociatas, convirtiendo en doctas profesoras a un grupo de descerebradas que no tienen otra ocupación más provechosa en la vida. 

Y a jóvenes en efermos -no lo digo yo, lo dice un médico psiquiatra- como cualquier otro adicto, adictos a pelársela. Para ilustrar con un poco más de claridad -para que nadie pueda pensar que estoy sesgado- el nivel del personal docente que se gasta la gentuza ésta, baste decir que en el perfil de Facebook de la desnortada doctora cum laude en asesoramiento sexual por la universidad de La Lola, cualquiera que pase por allí puede ver entre su escasa docena de imágenes, a sus hijas de menos de cinco años abiertas de patas sobre sus camas -simplemente vestidas con unas braguitas que apenas disimulan el relieve de sus infantiles vulvas- en lugar de jugando en el parque con sus amiguitas como hacen los padres normales. 

Y para concluir este post, una reflexión: si ofrecen a los niños bolas chinas, lubricantes, consoladores ahora eufemísticamente llamados dildos (si piensan que yo voy a seguirles el juego, van listas) y vayan ustedes a saber qué, ¿por qué no incluyen lecciones de coprofagia, sadomasoquismo, bukkake, etc., para niños? 

¿Por qué no les ofrecen también correas y arneses infantiles y juveniles? ¿Por qué no se regalan consoladores a los bebés en lugar de chupetes y juguetes didácticos? ¿Dónde están los límites de su aberrado sentido moral? 

No se lo pierdan, en su página web, que por supuesto no voy a enlazar, aparece esta pudorosa observación (para partirse de risa):






En los cursos les dirán: Niños, además de poder comprar la píldora del día después sin que se enteren vuestros padres, tendremos sumo gusto en hacernos cargo de vuestra generosa paga semanal a cambio de un surtidito de aparatos con los que podréis disfrutar más de vuestro "autoamor" y de las "artes amatorias" -preferentemente anormosexuales, claro- en compañía. Discretamente, claro. 


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¿Importa el tamaño? (Del pene o la pena)

Ya hemos comentado en otras ocasiones que el cerebro tiene un funcionamiento curioso, y que si los medios de comunicación nos dicen que somos los que menos chingamos de Europa nuestra autoestima nacional −si es que queda algo del orgullo de Raza− se resiente. Ni por asomo se nos ocurre pensar que quizá es que tengamos mejores cosas que hacer, por ejemplo salir a tomar una caña (de cerveza, traduzco para los lectores de Hispanoamérica) −unas cañas antes de la crisis− con los amigos; ni que con qué argumento se defiende que sea mejor echar cinco kikis a la semana que dos.



Y si nos dicen a los machos hispanos que un famoso ponrstar tiene un mango de 25 cm. sufrimos un ataque de envidia y depresión. ¿Estamos tontos o qué? ¿Es que más es mejor? Dudo mucho que ningún pornstar del planeta nos llegue a los cienorgasmólogos a los talones. De hecho los que habemos repartidos por el mundo −al menos cinco que sepamos por las estadísticas del Blog más este servidor− sabemos que no, que importa más la calidad que la cantidad, pero aún así el asunto sigue dándonos dolores de cabeza, sobre todo porque las féminas últimamente parecen tan insatisfechas con las prestaciones de sus compañeros de cama que sienten la necesidad de probar a ver qué tal con ese fálico vegetal del hipermercado. 


Total, igual que las toallitas higiénicas para bebés las usamos los mayores para limpiarnos salvas sean las partes después del sano fornicio, podemos comprar tranquilamente un kilo de calabacines porque nadie va a pensar que antes de preparar la sabrosa crema vamos a aprovechar uno para hacer experimentos, sin tener que pasar la vergüenza de entrar en un sexshop ¿verdad? ¿O soy un malpensado?



Las marditas estadísticas

Según las estadísticas, los españoles e hispanoamericanos caucásicos nos movemos de media en una franja que va de los 12 a los 16 centímetros de largo y alrededor de 3.8 cm. de diámetro. Los africanos nos ganan por unos cuatro cm. de largo y 1.2 de diámetro. Dejando aparte aspectos como el mayor grosor de la piel de africanos y mestizos que pueden requerir mayores dimensiones para que ellas se enteren de algo, parece obvio que la naturaleza, una vez más, muestra su sabiduría.

Porque... ¿quién y para qué quiere tener un cacharro descomunal? Hace unos días hemos podido ver a Antonio Lobato, el presentador de la F1 en la TV de España, probar un R24 en el circuito de Magny Cours, uno de los coches con los que Fernando Alonso consiguió sus dos campeonatos del mundo, y el pobre ni se acercó a los tiempos que Magic emplearía haciendo el recorrido marcha atrás. También vemos que algunos de los jinetes de los pepinos más impresionantes de la temporada actual dejan mucho que desear a la hora de sacarle todo el jugo a su aparato. Evidentemente es necesario tener un material mínimamente competitivo, pero igualmente hay que reconocer que lo importante es la calidad del piloto.


Más absurda es la pretensión si tenemos en cuenta que la vagina tiene unas medidas de 8 cm. de longitud por la parte anterior −la más cercana a la vejiga y al abdomen− y de 12 por la posterior, lo cual quiere decir que pasando de 12 cm. lo más probable es que lleguemos a hacer tope en alguna ocasión, como cuando sentimos que la punta está tocando algo por ahí dentro −el cuello del útero− en posturas en las que aproximamos sus muslos a su abdomen. Un servidor −como español de raza de apellido visigodo− es de esos que no superamos los 17,0 X 5,0 y ya sabéis de sobra que no es precisamente que yo tenga problemas para satisfacer a las féminas.


El truco

Como nos recuerdan nuestros hermanos mexicanos en este vídeo, el responsable del orgasmo es el cerebro, así que olvidémonos de comeduras de coco y paremos la mente cuando un pensamiento deprimente de este tipo nos asalte. Y si alguna vez queréis regalar a vuestra mujercita una sensación de plenitud sin artificios vegetales o sintéticos, ahí va el truco: mete junto al churro uno, dos o más dedos con cuidado. Así de sencillo y de barato. Y, Bibi, vale tanto para el culo como para la cula. ¡Y no necesita pilas!




Para entender mejor los peligros de los juguetes sexuales



Para entender mejor que los juguetes sexuales deben usarse sólo esporádicamente, y no habitualmente, pues perjudican más que benefician, permitidme recurrir a una metáfora cibernética.

El ser humano es un ordenador compuesto de hardware y software. El hardware, que es la parte física -el cuerpo y particularmente el sistema nervioso- está gobernado por un sistema operativo (SO) -el windows, la mente- que permite a medida que aprendemos agregar nuevos programas -software- de utilidades (impresión, correo electrónico, escaneado, visionado, gestión de bases de datos...), programas útiles para cualquier cosa, desde llorar para pedir el biberón a pilotar un F18, pasando por la sexualidad.

Pues bien, si el SO -la mente- está en mal estado o si el software para producir placer sexual es ineficaz, de nada sirve ponerle al sistema la mejor impresora o escáner del mundo. No va a funcionar bien, si nos empeñamos inútilmente en que funcione va a acabar por producir conflictos con otras utilidades (habilidades psico-afectivo-sociales) y al final terminará por cargarse el ordenador, habrá que formatearlo y volverlo a componer.




Pero con la mente humana las cosas no son tan fáciles, no podemos quitarnos de un plumazo lo aprendido e instalar en unos minutos una nueva habilidad. Si no funciona bien nuestro SO o nuestro software sexual, un cachivache será una muleta que acabe por cargarse la sexualidad y la relación, porque habremos creado un aprendizaje erróneo que costará tiempo eliminar, eso por no hablar de las resistencias mentales a proporcionar y recibir placer que crea, configurándose así un círculo vicioso que se realimenta por parte de ambos cónyuges.

Para proporcionar más y mejor placer es necesario ir eliminando el viejo software a base de instalar uno mejor (aprender y practicar nuevas habilidades), no depender de cachivaches que cubran nuestras carencias, nuestra falta de habilidad, porque si dependemos de ellos terminaremos por no saber proporcionar placer por nosotros mismos, y la mujer por no obtener placer más que con ellos.

¡Y hay tanto que descubrir, tantos orgasmos que proporcionar, tanta unión que generar!




En el siguiente post hablaré más concretamente
de cómo el uso excesivo de los cachivaches
perjudica concretamente a la mujer.






Los cachivaches-muleta: consoladores, chupadores, vibradores





Los cachivaches sexuales pueden ser un regalo divertido, pero cuidado, porque a nadie se le ocurriría seguir usando muletas una vez rehabilitada una lesión, porque se atrofiaría el miembro lesionado.

Del mismo modo, atarse a los cachivaches implica necesariamente la desatención del desarrollo de la habilidad sexual. Y como ya sabemos, la habilidad que no se entrena termina por desaparecer.

Igual que un fin de semana en un hotel, aislados de todo, puede ser un realimentador de la llama del deseo para que la monotonía no termine por apagarla, un cachivache sexual puede contribuir al mismo efecto saludable, pero entrenar la autosatisfacción con consoladores, vibradores y succionadores puede generar interferencias con la actividad íntima entre dos, encerrando a la mujer en sí misma.

Además, atarse a los cachivaches implica que éstos dejen de ejercer el efecto de los primeros usos, devolviéndonos al principio, a la insatisfacción, y con ella al consumismo de cachivaches buscando infructuosamente la píldora de la plenitud sexual, o incluso prácticas degradantes.

Por el contrario, la búsqueda de la maestría sexual no tiene fin, ni lo tiene el placer que puede sentirse. Siempre hay un movimiento mejor, un ritmo más apropiado, un punto nuevo que estimular, una posición mejor...

Y de eso hablaremos en el siguiente post, de las características que debe poseer la posición que permita empezar a escalar en la cantidad y calidad de los orgasmos.

¿Estáis listos?