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Soy un adicto a las almejas. Ejemplo de encadenamiento de orgasmos orales

Vascongadas, EspañaRecuerdo que hace unos diez años, un antiguo compañero de trabajo que rondaba la cuarentena, me sorprendió un día con una frase que no podía creer. Me perdonarán la chabacana expresión, pero es literal. Me dijo: “A mí no me gusta comer coños”. Desde ese día lo he pensado muchas veces, y he seguido sin creerme que hubiese gente con tan mal gusto como el pollo aquél. Pero tiene que haber de todo en la Viña de El Señor, un ejemplo de cada una de las posibilidades, quizá en su caso debido a una educación rígida, propia de un padre militar de baja graduación.

Cuélate por la puerta de atrás. Introducción al sexo anal (y 2)

FASE III

Ya estamos en el punto en que dejamos el capítulo anterior. ¿Listos? Pues vamos allá:

· En la cama, después de unos cuantos orgasmos −pero no suficientes para que esté satisfecha− pide a tu churri que se tumbe en la cama de costado, y tú túmbate detrás de forma que tu mano dominante quede libre (si eres diestro os acostáis sobre el lado izquierdo); es la postura idónea porque ella está totalmente relajada. Aplícate aceite de almendras de Mercadona (mira el análisis de los lubricantes sexuales aquí) por todo el invento y ponle a ella un poquito.

· Hazle unas cosquillitas con el dedo e introdúcelo con cuidado, haciendo pequeños círculos con el fin de relajárselo un poco. (Este paso puede omitirse y pasar al siguiente directamente)

· Cógete el aparato con una mano, coloca la punta −la punta es la punta, ansioso, un centímetro máximo− en el agujerito y hazle caricias suaves; como el glande es blandito, esto no le puede doler. Haz como que entras pero sin entrar, sólo asoma la puntita de la puntita. ¿No le molesta? Seguro que no. Refuerza con algún toque verbal como: “bien”, “mmm”, o cualquier otro toque para atrapar su mente. Aquí mentirle un poco suele funcionar, así que puedes susurrarle “te quiero”, jejeje; si lo haces de forma que sienta tu aliento en su nuca o su espalda, mejor. Puedes soltar alguna vez la mano y tocarle el clítoris o el chirri entero para mantener en lo posible algo de excitación.

· Si no le molesta y a ti no se te ha puesto floja como una lechuga pasada, aprovecha para seguir avanzando antes de que se te escape su mente. Mete despacito el glande −¡sólo he dicho el glande!− mientras con la mano (o los dedos si no eres un XL o XXL) sigues haciendo pequeños círculos con el glande que vayan relajando y estirando suavemente los músculos de sus esfínteres anales. Pon, como siempre, intención. ¿Bien? Siguiente paso.



· Sácala del todo, dedícate unos minutos (entre 2 y 5 normalmente) a comprobar que todo va bien, anímala y refuerza positivamente su actitud y paciencia con alguna que otra caricia y abrazo. Durante este periodo se relajará, se olvidará de cualquier molestia, pero sus esfínteres se habrán quedado más relajados que al principio.

· Cuando sientas −o si se lo preguntas te lo confirma− que ya está relajada, toca el segundo tramo. Si tus dimensiones son medias altas (16-17 cm) introduce gradual y lentamente el segundo cuarto de la cola (16/4 = 4cm.) Es una zona más dura, por lo que tendrás que tener mucho cuidado y continuar haciendo círculos con la mano a medida que vas penetrando.



· Ahora probablemente le duela, así que sal y vuelve a dejar unos minutos que se relaje mientras le haces carantoñas. Si no le duele, te recomiendo también que salgas, es mejor pecar por exceso de cuidado. Si notas que la lubricación flojea, aplica más aceite.

· Vuelve a entrar lentamente hasta el tercer tercio; ahora seguramente necesitarás poner la mano aproximadamente como se hace para señalar un Ok en buceo, para poder hacer los círculos relajantes con el cachirulo.

· Vuelve a salir. En la mayor parte de las ocasiones ya no es necesario salir, porque ya le apetece sentir su culete lleno de ti, pero si notas que necesita un descanso, salte otra vez despacito.

· Bueno, el resto ya lo sabes, podrás meterla hasta la empuñadura si lo has hecho bien... pero no te entusiasmes, lo más probable es que aún esté algo dolorida, así que olvídate de darle al asunto. Aprovecha que estás muy pegado a ella para abrazarla, charlar un poco, moverte muyyyy suavecito un centímetro arriba y abajo. ¡Y nada más por hoy! Mañana todo irá un poco mejor y pasado mucho mejor, así que tómatelo con calma, que el asunto lo merece. Imagina que es un entrenamiento de flexibilidad de su culo, de modo que sólo cuando esté preparado podrás usarlo para disfrutar y hacerla disfrutar.


Pues ya está. Si tienes suerte y lo haces suficientemente bien puedes acortar significativamente el proceso, incluso hacerle unos orgasmos anales el primer día; si no, tranquilo, que hay más días que longanizas.


Advertencia: Si le haces daño, en cualquier punto del proceso puedes aplicarle un masaje enérgico con la palma de la mano en el área perianal. Enérgico pero no rápido (estimulante), sino amplio, profundo y lento (relajante), porque se trata de relajar cualquier espasmo de alarma que se haya producido como reacción a la penetración.

Otra advertencia: No dejéis de leer este capítulo introductorio antes de meteros en puertas extrañas.



Sábado sabadete, kiki, siesta y diez minutos de orgasmete



Quizá el sábado es el momento ideal para hacerle a la reina de la casa un orgasmo de más de diez minutos, si te dejan los jodíos críos, claro. Si no, tendrás que esperar a que tengan quince años y se larguen con sus amiguetes al cine, o a las vacaciones para mandarles con los abuelos y poder practicar sin molestias varios días seguidos. Ésta última posibilidad es la ideal, porque si fallamos en el intento el primer día podemos volver a intentarlo el siguiente y así sucesivamente hasta que nos salga. Porque si sólo disponemos de un día y no sale, la posibilidad de que el virus del fracaso se nos grabe en el disco duro es bastante alta; así que estad atentos, y tranquilos, que no se hizo Zamora en una hora. Lo conseguís fijo.

Como ya vimos en la introducción a este tema, conviene aprovechar la siesta para aumentar las posibilidades de lograrlo. Empezaremos después de la comida haciéndole una buena tanda de orgasmos, en este caso utilizando especialmente cienorgásana. Digo especialmente porque si te has metido una suculenta paella regada con un par de jarras de tinto de verano helado en un chiringuito de la playa, tendrás la panza como el bueno de Sancho y corres el riesgo de provocarte una hernia de hiato −no es broma, os lo aseguro− si te tumbas sobre la parienta y empiezas a apretar la barriga. Como en cienorgásana el cuerpo está en posición vertical y no presionamos el abdomen, no corremos tanto riesgo de que parte del estómago se nos salga por el hiato esofágico del diafragma. Esta hernia afortunadamente suele tener fácil solución con una sesión de osteopatía −también os lo aseguro, aunque el centro que aparece en el vínculo no lo conozco y para los amigos lectores de otras partes del mundo mundial es como si nada− así que si bien no hay que alarmarse, más vale prevenir que tener la paella dando vueltas en el estómago hasta la hora de la cena y una acidez que os fastidie el plan.



PRIMERA ETAPA
Bueno, vamos al tajo: dale un repaso cienorgasmológico antes de la siesta, déjala exhausta, y tú resérvate si puedes para no perder ni un ápice de interés. El sueñecito a continuación es como estar en las nubes, abrazándola por detrás o despatarrados sobre las sábanas si hace mucho calor. Una maravilla, pero tú no vas a poder desconectar. ¿¿Qué quéee?? Si, hijo, sí; A quien algo quiere, algo le cuesta, y si quieres hacerle un gigaorgasmo de más de diez minutos tendrás que despertarte antes de que ella lo haga. Esto tiene múltiples compensaciones, de ellas hablaremos en otro post, así que merece la pena el sacrificio, aunque te resulte más duro que ponerte un cilicio, ya verás.
Como ya sabemos, cuando ella experimenta muchos orgasmos se queda como drogada, sin tensión arterial ni muscular, anestesiada. Y como lo hacemos después de la comida, la digestión va a contribuir a secuestrar sangre del resto del cuerpo y el cerebro. O sea, que la tenemos a punto de caramelo.

SEGUNDA ETAPA
Déjala dormir, quédate con ella un rato porque se dormirá más a gustito aún, tú relájate pero no desconectes totalmente −o si sabes usar tu despertador interno prográmalo para que te avise una media hora después (esto es facultativo)− porque toca volver al trabajo mientras ella duerme o está justo despertándose.
Este es un trabajo fino, en el que tienes que adaptarte lo más posible a ella, a sus ritmos y movimientos, así que pon todo tu amor y tacto en la obra, porque a estas alturas ella tiene desconectado el Sistema Nervioso Periférico (SNP) y si haces el zarpas frustrarás el plan reconectándolo otra vez. Si está tumbada de lado −la postura ideal para este menester− o boca abajo, actúa desde atrás; si boca arriba desde delante. Toca con cuidado, como si fueras a desactivar una bomba; si tocas cualquier parte del cuerpo ajena a su rajita estás haciendo que conecte su Sistema Nervioso Central (SNC) con esas sensaciones de esas partes del cuerpo, la sacarás del trance y a tomar por saco el experimento.
Toca suavemente su vulva, pero no el clítoris, sino más bien la entrada a la vagina, acariciándola con consistencia (suaveee) e intención, no vaya a pensar que tiene una mosca rondándole por ahí; recuerda que estará saliendo del plácido sueño y no sabrá muy bien qué está pasando. Ahora que todo su SNP duerme, su SNC sigue en stand by, por lo que estás activando únicamente la parte del SNP que inerva el área genital, con lo que su experiencia de la realidad se reduce únicamente a los inputs que le llegan por ahí. ¿Te imaginas lo que puede estar sintiendo? ¡Puff! Ella no está, ni tú, no están sus brazos, ni sus piernas, ni su cuerpo, relajada completamente, desconectada... Y ahí está únicamente su sexo enviando información placentera al cerebro. Alucinante ¿verdad?.
Sigue tocándole como tú sientes que tienes que hacerlo en cada instante, incluso metiendo uno dedo en su agujerito, para estimular la conexión chochete-cerebro; pero no aceleres ni seas brusco en ningún momento o le provocarás el típico orgasmo de pico con su consiguiente caída rápida. No te preocupes de si está teniendo o no orgasmos, recuerda a Bruce Lee. Simplemente sé agua por el cauce que ella te va mostrando.

TERCERA ETAPA
Es el momento de la penetration. Smooth penetration más bien. Trata por todos los medios de que la única parte de tu cuerpo que toque el suyo sea tu cola durante los primeros tres o cuatro minutos. Mójatela bien con saliva para asegurarte de que no haya ninguna tirantez desagradable producto del secado de los flujos del kiki pre-siesta. Penetra y muévete suavecito sin hacer tope con su pelvis. Recuerda: olvídate de su orgasmo y concéntrate en lo que ella te transmite en cada momento. Relájate tú también para aumentar tu sensibilidad a sus señales. Tarde o temprano entrará en un suave orgasmo que continuará durante su ensueño hasta que quieras.


Ah, recuerda que debes advertirle antes de la siesta lo que te propones, porque puede asustarse si siente que no puede moverse mientras el éxtasis le lleva a las puertas de la pérdida de consciencia. Si tras unos minutos de suave orgasmo sientes que está empezando a sentir ansiedad o miedo porque le es imposible bajarse de la nube voluntariamente, tú tranquilo, no pasa absolutamente nada; acelera, profundiza, hazle subir a un pico orgásmico intenso y déjala caer o, según percibas cuál de las dos será mejor estrategia, para. Háblale suavemente dándole confianza, acaricia su cuerpo y prepárate para alucinar con su relato de la experiencia. La primera vez es para recordar toda la vida.


¡¡Advertencia importante!! 

No empieces a practicar estas técnicas sexuales in antes leer este post. Podrías sufrir serios inconvenientes en tu vida sexual.

 



Capítulo 4 - Atrapar su Mente: Los toques con la pelvis




Antes de empezar, es necesario señalar que, como puede comprobarse en la ilustración ut supra, la pelvis es uno de los segmentos corporales con mayor libertad de movimiento de todo el cuerpo, aunque paradójicamente raramente vemos en las pelis guarras algo más que antepulsiones y retropulsiones puras, a veces adornadas con complejííísimas retroversiones y anteversiones de la pelvis.

Un ejemplo de las posibilidades que brinda esa libertad de movimiento puede observarse en la postura de la mujer sentada o arrodillada (¡¡¡Cienorgásana!!!, ¡cómo no se me había ocurrido antes!, eso es, chavales, éso es cienorgásana) a horcajadas sobre el hombre tumbado. Si nos fijamos en sus movimientos, veremos que deja a los hombres en la ineptitud motriz más vergonzosa. Aprended de ellas para hacérselo vosotros, porque les gusta; si no les gustara, harían mete-saca igual que vosotros, machotes, y no lo hacen. Además de usarlas a ellas como ejemplo, vamos a diseccionar los movimientos que podemos hacer con la pelvis para tenerlo más claro.

  • ANTEPULSIÓN: Como puede verse en el dibujo inferior, es el movimiento pélvico más simple, el que crea mayor riesgo a que perdamos el control de la mente de la mujer, es aquel en el que únicamente desplazamos la pelvis sobre el plano horizontal, es el más monótono y menos estimulante. En la antepulsión empujamos la pelvis hacia la mujer.
  • RETROPULSIÓN: Justo el contrario, la cola sale de la mujer.

  • RETROVERSIÓN: Como puede observarse en la figura inferior correspondiente, es el movimiento de rotación de la pelvis alrededor de ese eje transversal que atraviesa de derecha a izquierda la pelvis a altura de ambas articulaciones coxofemorales (coxo es cadera, como pelvis, ¿eh?), y que introduce la cola (la flecha verde inferior) dentro de la mujer.


  • ANTEVERSIÓN: Es el movimiento opuesto, la cola sale del agujerito.


Esta combinación de movimientos es el que surge más naturalmente en la denostada postura del misionero clásica en la que el hombre apoya en la cama antebrazos y rodillas; una postura ciertamente limitante en cuanto a la movilidad, pero sin embargo mucho más evolucionada que las posturas pre-humanas del perrito, pues permite al hombre observar en el rostro de la mujer el resultado de de sus habilidades y establecer así una compleja comunicación. A los animales no les interesa más que su propio placer, por eso se montan y listo. Así pues, la Cienorgasmología es a la sexualidad humana actual lo que el misionero fué en las culturas primitivas: evolución. Y evolución que beneficia tanto al hombre como a la mujer, especialmente a ésta.

Lo cierto es que normalmente estos cuatro anteriores movimientos combinados son todo el repertorio de los más ilustres representantes masculinos. Pero es que hay muchos más movimientos posibles utilizando planos y ejes de desplazamiento pélvico, por ejemplo:


  • LATEROPULSIÓN: La pelvis se desplaza sobre el plano frontal de lado a lado ¿Sólo? Pues no, claro. Si se desplaza sobre un plano puede ir hacia casi cualquier punto de ese plano, en diagonal o describiendo curvas o círculos, como dar cera y pulir cera a las puertas del coche en Karate Kid o limpiar los cristales de casa con bayeta.

  • CIRCUNDUCCIÓN: Que no es ni más ni menos que describir círculos desplazando la pelvis sobre el plano horizontal, como Karate Kid en el capó y techo del coche o la canción de la mayonesa;-)

Como podéis imaginar, los tipos de movimientos resultantes de la combinación de los cuatro primeros con estos otros cuatro y todas las variantes cualitativas de cada uno, nos permite elaborar toques de atrapamiento de la mente de nuestra mujer prácticamente infinitos. Os recuerdo una vez más que cienorgásana es esencial, porque es la postura masculina que más libertad de movimientos permite, junto con la postura de pie, pero ésta es menos versátil. Permitidme también que os recuerde que no se trata de hacerle una ensalada de movimientos a una mujer -se puede partir de la risa- sino usar con intención los que sean necesarios para llevarla rápidamente a un orgasmo.


Hasta el próximo post en que os ofreceré ejemplos más concretos de movimientos complejos.




Capítulo 3 - Atrapar la Mente de tu Mujer: Los toques




Toca, mira, di, muévete.
Hazlo con intención.

Repasemos la lista de toques, no sin antes recordar que son más cosquilla que caricia, pues su objetivo es romper una dinámica mental no apropiada de tu mujer y capturar su mente para llevarla por donde sientes que le acerca más al mayor placer en cada instante

Deben ser cosas raras, porque si haces lo habitual no encontrarás la respuesta que buscas en ella, sino la de siempre. Y breves y cuidadosos. Pero no es necesario que prescindas totalmente de lo habitual, sino que lo uses en principio de forma secundaria. 

Céntrate ahora en los toques. Estos son sólo ejemplos ilustrativos que yo uso, pero puedes hacer tus propios toques si te funcionan. Pon intención, si tú no sientes lo que estás haciendo, ella tampoco; si lo sientes, se sintonizará con lo que tú sientes.



Toques físicos con intención: (puedes hacerlo con una sola mano o ambas, pero preferentemente una, no hay que hacerlos todos en una sesión, sólo los necesarios)

· Yema del dedo pulgar sobre las costillas (hacia el costado) o el abdomen.

· Tirón de la piel del abdomen.

· Presión de un pezón entre las falanges más próximas a la palma de la mano de dos dedos, con la mano en supinación (palma arriba).

· Pellizco en el costado o en el abdomen.

· Todo el pulgar contorneando la última costilla flotante.

· Apoyo de cada dedo uno tras otro como si tamborilearas sobre una superficie para hacer “música”.

· Uno o ambos índices en los costados de su abdomen como para hacerle cosquillas.

· Apoya todo el pulgar en su ingle.

· Haz un toque con una mano y otro diferente con la otra (no es tan difícil como parece al leerlo) a la vez o casi a la vez.

· Tirón del vello púbico.

· Arañazo.

· Etc.


Toques visuales y gestuales con intención:

· Mírala a los ojos un momento mientras haces el toque, el movimiento atrapamentes o inmediatamente después, y piensa: “Lo has sentido” o “Bien” (No lo dudes, mira con seguridad. Si fallas, sonríe con picardía masculina y haz otra cosa con más seguridad).

· Guíñale un ojo y sonríe levemente como si le preguntaras: “¿Lo sientes, verdad?” Observa un instante su reacción y haz otro movimiento mientas piensas: “Pues toma más placer”.

· Mírala a los ojos con cierta picardía masculina y suspense entornando los ojos y dirige lenta y conscientemente tu mirada al lugar en el que vas a hacer el toque.

· Etc.


Toques verbales con intención: (Nada de charletas)

· Bien (Si sientes que te sigue)

· Toma (Para que te siga)

· Toma más (Si sientes que te sigue)

· Mmmmm (En ambos casos)

· Uaaaa (En ambos casos)

· Disfruta (En ambos casos)

· ¿Qué? (Si sientes que te sigue)

· Te gusta (No preguntando, sino afirmando, si sientes que te sigue)

· Shhhhh (En ambos casos)

· Etc.


¿Cómo aplicarlos?

No entres a lo loco ni de cualquier manera en el cuerpo de tu mujer, si empiezas mal, crearás una predisposición negativa en su mente. Sé consciente tú para que ella sea consciente de la penetración (la dichosa empatía). Puedes hacer un toque simple o combinado antes de entrar en ella. Sigue moviéndote muy pendiente de ella. Si se distrae o no responde a cada uno de tus movimientos, toca y observa un breve instante. ¿Atrapaste su mente por un instante? ¿Rompiste la monotonía de su ritmo? Aprovecha para hacer un empujón o una retirada plenamente conscientes y haz un toque verbal. 

Sigue moviéndote conscientemente si notas que ella siente cada movimiento tuyo. No hagas ni un solo movimiento mecánico o embrutecerás su sensibilidad y retornará al hábito de frotar hasta acabar.


Bueno, vale por hoy, contadme vuestros progresos y si las hay, las dificultades y dudas. Próximamente repertorio de toques de empuje y retirada para acompasar con los anteriores.





Capítulo 1 - Atrapar la Mente de tu Mujer (para hacerla orgasmear)









INTRODUCCIÓN

Para empezar a aprender a atrapar la mente es necesario hacer un breve repaso de cómo funciona la mente aprovechando para ello la metafórica similitud persona-hiperordenador:

Tu ordenador tiene un disco duro con una capacidad de almacenamiento de un montón de Gigabytes (Gb) de memoria, sin embargo no puede operar con toda a la vez ¿verdad? ¿Por qué? Primero porque el procesador tiene sus limitaciones de velocidad de procesamiento aunque te hayas dejado el sueldo en un QuadCore. En segundo lugar porque toda su información no puede ser ejecutada simultáneamente (¿te imaginas todas las fotos, los programas, la música, los vídeos, los email... apareciendo a la vez en tu monitor? Obviamente no verías nada y además el exceso de carga de trabajo lo fundiría), y además no puede porque su memoria RAM o memoria operativa —la información que puede manejar en cada instante— es más limitada que la del disco duro, normalmente de 1 ó 2 Gigabytes. Mira tú qué cosas.

Al cerebro le ocurre lo mismo; almacena millones (o más) de Gb de información, pero no puede operar con todos a la vez porque nos atizaría una especie de ataque epiléptico que nos mataría al instante. Estamos afortunadamente limitados por la velocidad de procesamiento de nuestro cerebro y por la cantidad de información que podemos manejar en cada momento (¿te habías creído la chorrada esotérica esa que dice que si pudiésemos usar más del 10% de la capacidad mental que usamos el mundo sería mejor y nosotros semidioses?). Si la memoria RAM de tu ordenador se mide en Gb, la de tu cerebro se mide en “cosas” o procesos. Esto es a lo que se refiere el famoso chiste con el que las féminas nos suelen tratar de humillar: “Tú no puedes caminar y comer chicle a la vez”.

¿Cuántos procesos se pueden poner a funcionar a la vez? Pues mira, un tal Miller estableció una ley sobre la cantidad de cosas que puedes hacer a la vez; según él, sólo podemos procesar 7 +/- 2 (entre cinco y nueve) “cosas” a la vez.

¿Por qué narices te cuento todo este rollo si lo que tú quieres es hacerle cien orgasmos por hora a tu mujer? Pues porque es precisamente en esa limitación neurobiológica del cerebro para procesar información es en la que te tienes que apoyar si quieres conseguirlo, no en el tamaño de tu aparato, chato.



CÓMO ATRAPAR LA MENTE (1)

O, para seguir con el rollo cibernético, ¿cómo saturar la capacidad de procesamiento del cerebro de tu mujer? Y ¿para qué narices quiero saturarla? ¡A ver si se me va a fundir y no me va a servir para nada!, me dirás con angustia. No, hombre, no; no le va a pasar nada malo, tranquilo.

Empiezo por responder a la segunda pregunta. Quieres saturar la memoria operativa de tu mujer porque si la dejas bajo su control se pondrá a pensar en la colada, en que no ha puesto los garbanzos a remojo (si eres hembrista te jodes, este es mi Blog y digo lo que me da la gana) o en que la tienes ya más que aburrida. Hablando más en serio, su pensamiento se dispersará por cualquier lugar de su disco duro, lo atrapará cualquier sensación o idea que tenga almacenada o construya y tú tendrás que ponerte a frotar y frotar a ver si consigues encenderle el fuego, y si ná de ná, usar un cachivache, litros de lubricante o escornarte haciendo numeritos acrobáticos. Así que como su mente seguirá por los cerros de Úbeda en lugar de estar a lo que está, necesitarás un milagro para hacer que se corra antes de que a ti te de un patatús y dejes a la pobre escocía, viuda y encima con las ganas. Así que tienes que “distraer” su pensamiento para conseguir imponer tus pautas a su cerebro, que eres tú el responsable de darle placer, mamón.

Vamos ahora con la primera pregunta ¿cómo narices atrapo su mente?. Ahí van las primeras pautas: con sensibilidad y consciencia de lo que tú haces y su respuesta a lo que tú haces, cacho tarugo. Pero tranquilo, no te vas a volver marica ni nada raro.

Nada entonces de ñaca-ñaca mecánico y aburrido. Se acabó. Si crees que con frotar ella va a acabar, lo llevas crudo. Todos hemos visto cómo chingan los demás en pelis cochinas, más o menos como la mayoría, nada especial; si tienes una por ahí, échale un vistazo: mete-saca-mete-saca-mete-saca invariablemente. Por ese camino no se va a ningún sitio si quieres igualar o superar mi récord.

Así que pon la cabeza en lo que estás haciendo, en cada empujón, en cada retirada, así de paso te distraes tú de tu avidez de correrte. Si vas a practicar hoy mismo, hoy no te tocan corridas, lo siento, machote (ella sí puede si tú se lo provocas, claro, pero nada de tocarse el clítoris ni usar cachivaches). Adopta la postura cienorgásana que expliqué en otro post anterior y usa tus manos o simplemente un dedo para tocar, pero no tocar para satisfacer tu morbo, so guarro, sino con intención. ¿Que con qué intención? ¿Pues con cuál va a ser, merluzo? Con la intención de distraer su mente. ¿Qué dónde tocas? En cualquier sitio, pero no para quedarte ahí diez minutos, sino para que tenga otra sensación que atrape su mente un momento... y así sucesivamente, es sólo un toque cuando lo sientas necesario. Vete practicando lugares (no necesariamente zonas erógenas), duración, intensidad... ¿No se corrió? ¿No has conseguido atraparla y marcarle el ritmo de la excitación? Tranqui, no se hizo Zamora en una hora.

Bueno, basta por hoy, mañana más (lo prometo) que si no, se alarga demasiado el post. Hala, empezad a practicar ¡y nada de orgasmos hoy! ¿eh, amigo?, sólo intención de dar placer a tu mujer. No me odies, es por vuestro bien.

¿Alguna pregunta? Aquí estoy para lo que necesitéis.