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¡Pues resulta que el Punto G va y no existe!

No, hombre, no!! No se nos puede hacer una putada semejante!! Toda la vida presumiendo de lo bueno que soy en la cama porque soy único descubriendo el Punto G de mis conquistas y resulta que el jodido no existe!!

Si
lo piensas con algo de detenimiento, el dichoso Punto G
no ha hecho más que justificar inutilidades. 

Breve manual de socioloxía sexual gallega

En España hay tres millones de funcionarios. Exceptuando los sufridos docentes, policías, sanitarios, jueces y poco más, son una especie a reconvertir. En medio de esta fauna profesional patria existe curiosamente un sector que sinceramente tampoco sé para qué sirve: son los sociólogos. 

Parece ser que se dedican a saber lo que todo el mundo sabe, pero adornándolo con unos números y unos %%%. Por poner un ejemplo, nos dicen que ya es raro que haya una casa en la que todos sus miembros (sin coñas) trabajen. Yo, sin ser sociólogo, ya lo sabía, porque suelo hablar con vecinos y amigos y el del paro es un tema de conversación corriente hoy en día. ¿Vosotros no lo sabíais? 

El caso es que he estado echando un vistazo a unas noticias atrasadas y me he encontrado esto que me ha llamado la atención y que os pego a continuación (las cursivas son mías) para que os divirtáis un poco: Con su pareja les gusta practicar los llamados ‘juegos preliminares’, encender velas y poner ‘música romántica’ pero cuando ellos acuden a clubs de prostitución, van al grano y sin condón. 

Cuando a los españoles se les hace una simpática encuesta sexual, contestan lo que quieren, pero cuando un informe estudia una situación más profundamente, salen los datos reales. Aquellos de los que nadie alardea. Eso lo dirán ellos, la gente normalmente miente aunque sepa que la encuesta es anónima, porque casi todo el mundo tiene un cierto pudor a hablar de estas cosas y vende la mejor cara de sí mismo. 

La semana pasada se publicaron los resultados de la encuesta ‘Los españoles y las relaciones de pareja’ en la que destacó la importancia de los juegos preliminares a los que, al parecer, dedicamos entre 15 y 30 minutos una o dos veces por semana de media; las mismas en que practicamos sexo con penetración. Muchas veces, de forma planificada y casi siempre por la noche; sobre todo durante los fines de semana. No, ¡qué va!, los entrevistados están mintiendo, de media debemos pasar cuatro horas y cuarto con los prolegómenos mientras vemos la tele con los niños y por la mañana en el trabajo ¡No te jode los lumbreras!. 

De la encuesta se desprende que las actividades preferidas de los españoles son las caricias (92,4%), los besos en la boca (89,5%) o en el cuerpo (84,7%), seguidos de la estimulación genital (78%) y de los masajes (46%), y que a mayor edad, más se practican estos últimos, pues la mitad de los españoles en la cuarentena los dan y reciben durante su actividad sexual. ¡Mentira!: los españoles preferimos conectarnos los pezones a un cable y enchufarlo, ponernos macarrones con pesto en los orificios naturales y tocar la armónica con el ojete. ¿Se puede ser más idiota? ¿Qué esperaban encontrar?. 



Al parecer, una buena ambientación también es fundamental en las relaciones íntimas. Los elementos preferidos por los españoles para entrar en situación son la iluminación especial (62,7%), seguida del uso de aromas o perfumes, que emplea un 43,2% de los encuestados. Sin embargo, son muchos los que van más allá mediante la utilización de aceite de masaje o cremas (41,7%), ¡¡mentirosooos!! ropa o lencería erótica (39,6%), o el uso de comida o bebida -nata, mermelada, fresas- (38,5%)... Pues qué queréis que os diga, que más de uno lo que quería era ligarse a la entrevistadora. ¿En quince minutos te unto, te como, me untas, me comes, te masajeo, me masajeas, te quito las bragas y el sujetador, te limpio, me limpias o dejamos la cama hecha una porquería antes de chingar y luego se nos pegan las sábanas? ¡Anda yaaa!. ¡De película! A la luz de los datos, la vida sexual de los españoles es maravillosa, 
envidiable. Yo no sé de dónde saca esta gente esas conclusiones, la verdad. 

Pero basta conversar con algún sexólogo ¡¡horroor!! o prostituta para entrever que la realidad no es tan rosa como la pintan. Por un lado, si realmente hubiera tantos juegos preliminares, caricias y velas, los españoles no recurrirían tanto a los prostíbulos, y, de acudir, no solicitarían las cosas que piden... ¿Ein? Os lo dije ¿estan locos estos sociólogos? ¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas?

Las mujeres que venden su cuerpo o están sometidas a la esclavitud sexual no piden besos en la boca ni masajes a los ‘románticos caballeros’ que acuden a disfrutar sus servicios. ¿Locualo? ¡Jajajajajaja! ¡Como un cencerro! Es más, tienen que escuchar -y muchas soportar- cómo ocho de cada diez clientes no están dispuestos a practicar sexo con preservativo. ¡Fíjate tú, oyes, y luego echan la culpa al papa

El informe ‘Intervención sociosanitaria con mujeres en situación de prostitución en el Consorcio das Mariñas’ es quien revela esta petición del 80% de los clientes de varios clubs de alterne gallegos. ¿Y si hicieran el estudio ampliando la muestra? ¿Y si le encuestaran a usted? Menos mal que ha ganado Feijoo. Y ahora unos chistecillos de gallegos (con cariño).

  • En medio del mar van dos gallegos en un bote...
- Oye, Pepiño, ¿tú sabes por qué los buzos se tiran al mar hacia atrás? - ¡Carallo, hombre! ¡Porque si se tiraran hacia delante, caerían en el bote!
  • La orden decía:
- Buscar y arrestar al sargento Pérez con el mayor sigilo. Una semana después llega un comunicado a la capitanía: - Sargento Pérez arrestado, seguimos buscando al Mayor Sigilo.
  • Íbamos yo y Manolo...
- Nooo, ¡íbamos Manolo y yo! - Vale, listo, ¿entonces yo no iba?.
  • Ring, ring...
- ¿Sí? - Doctor, doctor, ¡mi mujer está a punto parir! - ¿Es su primer hijo? - ¡Non, home! soy su marido.
  • Dos Gallegos:
- ¿Sabes?, al final encontré trabajo en Santiago. - ¿De qué? - De Compostela.
  • Manoliño, ¿por qué no regaste el jardín?
- Porque está lloviendo a cántaros... - Non seas vago, home, aquí tienes un paraguas.
  • Se muere el marido de una gallega y se acerca un amigo a la viuda:
- Lo siento. - No, déjalo mejor acostadiño...
  • Almirante, quince carabelas aproximándose.
- ¿Una flota? - No, flotan todas.



¿Cueces (chingas) o enriqueces?

Ya que ha salido en vuestros comentarios la discusión entre decir “hacer el amor” o “chingar”, aunque ya hablamos anteriormente del asunto aquí y aquí, voy a regalaros otro post de los rompe-esquemas de esos a los que os tengo ya acostumbrados (espero que no hartos).

Nadie en el planeta tierra ni en ninguna de las dimensiones del universo conocido hace el amor. Nadie. ¿Qué si estoy loco? Hombre, algo sí, pero será por la Pepsi, porque si el loco es el que ha perdido el sentido de la realidad, estoy a eones de cordura de vosotras, chicas. Este es un debate que he batallado y ganado en muchas ocasiones, pero que las mujeres os negáis a aceptar a los diez minutos de haber sido derrotadas irrefutablemente. Os reto a que lo consigáis ahora.

Os gusta decir que no folláis, chingáis, jodéis, etc., sino que hacéis el amor, porque os parece una expresión más bonita, aunque cuando lo hacéis estéis utilizando un cachivache-juguete sexual de doble penetración y vibrador con motor turboalimentado (Pero ecológico, ¿eh? A ver si me van a linchar los ecolojetas del profeta Al Gore), viendo películas guarras, chingando en grupo, usando esposas y látigos... o cualquier otra hermosa y espiritualmente elevada conducta reproductiva. Lo mismo hacen muchos sexólogos y expertos tipo Lorena Berdún, esa mujer liberada de prejuicios, cuando califica la chabacanada más astragante o la obscenidad más pringosa con la dichosa expresión. ¿Pero no habías salido del armario del oscurantismo religioso, hija? Se ve que no. Las monjas Clarisas son mucho más avanzadas que tú, ridícula.


Las mujeres es que sois así de bobas (¡socorroooo, que me linchan estas también!). Paradigma de la irracionalidad humana que niega la realidad refugiándose en bobadas romanticoides tipo la Inteligencia Emocional —y su consustancial Estupidez Racional—, Empatía (Y Empasobrina, ¡no te jode!. Vale, vale, el chiste es malísimo, pero lo de la Empatía es bastante peor), y todas esas ñoñeces masónicas sorbesesos tan de moda actualmente entre los sinmente y los incautos. Pero bueno, vale ya de poneros a parir, que supongo esperaréis algún argumento aparte de estas flores.

Llámalo como quieras, pero no pierdas de vista la realidad, querida. Lo que tú haces es lo mismo que hacen los demás, practicar el acto sexual o reproductivo con tu pareja, igual que hacen los gorilas y las gorilas, los pollos y las gallinas, los toros y las vacas, los cerdos y las cerdas, ni más ni menos. Si es tu novio o tu marido, y le amas (si sabes), estás follando con quien amas. Y si es con un ligue nocturno de tantos, aparte de ser un poco casquivana, estás follando con alguien a quien no amas, pero no estás haciendo el amor con ninguno de ellos, sencillamente porque ese término es un artificio vacío, que no responde a realidad real alguna, un eufemismo que te lava la mala conciencia de lo que estás haciendo y te lleva a confundir el resto de la realidad. Porque si no tuvieras mala conciencia no necesitarías edulcorar lo que haces ¿O es que uno no es tan cerdo por llamar coprofagia a lo que es lisa y llanamente comer mierda? ¿Estamos con el rollo políticamente correcto del “cese temporal de la convivencia matrimonial” de los Duques de Lugo por no decir que se han mandado a tomar por saco? ¿Con el rollo del “fin dialogado de la violencia”, la “muerte digna” o la “educación para la ciudadanía”?


Al respecto de este asunto, me he dado cuenta de que ninguno habéis hecho mención a la pregunta que os hacía en el post sobre el enamoramiento. No lo habíais pillado, ¿verdad? Espero que alguno sí, que ya me han chivado que lo habéis estado comentando. Para los que no, ahí va:

Pues resulta que el romántico corazoncito no es tal, sino una tía a cuatro patas con una cola dentro, no una flecha. Y el elevadísimo símbolo tántrico del Om, la sílaba sagrada, es exactamente lo mismo. En el primer caso los románticos lo modificaron para dulcificarlo, en el segundo, los tántricos lo espiritualizaron. ¿Por qué? Pues porque resultaba obsceno y pornográfico, pero representaba perfectamente, como el símbolo del Tao, la génesis del Todo mediante la unión de los opuestos, el principio masculino y el principio femenino.



Sorprendente ¿no? Pues ya lo véis, es un asunto nada romántico, sino puramente carnal como la vida misma. Pero tiene a todo el planeta adulto engañado como a los niños con el ratoncito Pérez.



El debate continúa ¿Es posible hacerle cien orgasmos a una mujer?









Traigo aquí el debate entre nuestra amiga Lía y un servidor porque creo que bien merece una portada. Se desarrolló más o menos así:

(Lía) - ¿De verdad que has conseguido que una mujer tenga 100 orgasmos en una hora? ¿Sólo ha sido una, o han sido varias? ¿Cómo sabes que te han dicho la verdad? Puede que te mintiesen. La verdad es que no me lo creo. Será que soy una incrédula, no sé.

(Yo) - Sólo una vez me he puesto a "cronometrarlo", cuando confirmé que esto no era normal, que había desarrollado una habilidad especial (cosas de hombres, como lo de medirse la minga). Pero siempre, especialmente desde hace unos seis años, he tenido dificultades para quitarme de encima a alguna compañera de aprendizaje (entendéis la ironía ¿no?). No, no me han mentido, de hecho cuando he fallado también me lo han dicho, que yo alguna vez también pierdo una carrera. Pero piensa ¿te alivia creer que me hayan podido engañar?

(Lía) - Mira, no creo que tengas razón. Yo también me he informado sobre el sexo ¿crees que no pensé que me pasaba algo cuando no tenía orgasmos simplemente con la penetración? Claro que sí. Todos a nuestro alrededor nos hacen creer que eso es lo normal, y que si no lo consigues así tienes un problema. No es cierto. Conozco a muchas mujeres que tienen orgasmos estimulándose el clítoris, y apenas conozco mujeres que los consiguen con la penetración.

Y cuando nosotras lo vemos como algo normal, cuando dejamos de pensar que somos raras, llegan tíos como tú que nos dicen que estamos "limitadas". Eso no nos hace ningún bien, de verdad. Sé que no hay consenso con respecto a esto, pero me parece ridículo que siempre sean hombres los que intenten que seamos de otra manera, o que nos definan por cómo queremos sentir nuestro propio placer. No soy perfecta, no tengo orgasmos grandiosos, no pierdo el control en ningún momento, pero no soporto que vengan y me digan que lo estoy haciendo mal, porque no sé hacerlo de otra manera. Y dudo mucho que un hombre sea capaz de decirme cómo debo hacerlo, o cómo debo sentir.

Hasta aquí el diálogo


Desde hace un tiempo se viene hablando de una palabreja parecida a casualidad, llamada serendipia, y que implica causalidad, sincronía, destino, desde un punto de vista un tanto esotérico, y como aunque no creo en las meigas, haberlas, haylas, me he encontrado hoy serendípicamente con (haz click) esta curiosidad.


Es poco más o menos lo que vengo diciendo desde el nacimiento de este Blog: el orgasmo femenino es directamente proporcional a su entrega al hombre. (O eso o no ha parado de caer en las zarpas de un puñado de inútiles egoístas o memos.) Pero por lo general, coincidiendo con Zemmour, esto es lo que hay: Menos entrega, menos orgasmos. Menos mujer, menos orgasmos. Más dominante, menos orgasmos... Más entrega, más orgasmos. No cedes el control, menos orgasmos.

Querida Lía, el récord de salto de longitud de Jesse Owens tardó veinticinco años en batirse. Muchos ni lo intentaron. Otros lo intentaron sin éxito hasta que un tal Carl Lewis creyó que podía superarlo y lo consiguió, le siguieron varios y otros muchos se quedaron cerca del récord.

Pues bien, si hay una sola mujer en el planeta que es capaz de tener cien orgasmos/hora, es que es humanamente posible acercarse a esa cifra. Si vas a un psicólogo o a un sexólogo ¿qué te van a decir? ¿que eres anormal y que lo mejor que puedes hacer es pegarte un tiro en la sien?. Un psicólogo te ayudará a moverte sin demasiadas fricciones por la vida, un sexólogo por tu vida sexual. ¿Por qué no te enseña a tener 100 org/h? Porque no sabe. Sin embargo un entrenador o un coach experto en la materia te enseñará lo que te falta por saber para llegar a donde deseas llegar, aunque ello implique que te vayas dando tortas por doquier mientras tanto. Ser campeón no es fácil. ¿O crees que yo he tenido o tengo menos problemas y más fáciles de resolver que tú? Pero sólo lo conseguirás si es lo que tú deseas. ¿O deseas seguir con tu “normalidad”?

Yo no soy un psicólogo ni un sexólogo, aunque mi trabajo está relacionado con aquello; por tanto no intento que te sientas a gusto con tu sexualidad, sino que tengas la que deseas. Soy alguien que ha desarrollado una habilidad especial y quiere compartirla. Tú puedes elegir, como Neo en Matrix. Parafraseando a Morfeo: Si eliges la pastilla roja, fin de la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creer. Si eliges la pastilla azul te quedarás en el mundo real y yo te enseñaré a dónde lleva la madriguera del conejo (sin ironías).

He tenido relaciones sexuales con cerca de un centenar de mujeres; no son muchas para los tiempos que corren, pero sólo me he encontrado con tres (3%) absolutamente anorgásmicas. Un 3% no es normal, por mucho que tú quieras verlo así; lo normal es estar alrededor del 50%.

Lía, en el resto de aspectos de tu vida serás normal o supranormal y probablemente yo podría aprender mucho de ti, seré yo el anormal, pero la sexualidad es mi terreno. Con veinte años ya hacía siete orgasmos de media en una hora. Ahora quince en media hora en un día malo. Uno cada dos minutos. Tampoco es normal. Por eso estamos aquí charlando. Porque yo puedo guiaros a tu marido y a ti para que os acerquéis a la media.