El ejercicio del gato: los dos niveles del placer en el sexo anal

el gato 1 - Cienorgasmología




Inesperadamente he descubierto dos niveles de placer en las relaciones sexuales por la puerta de atrás, algo que puede ser de utilidad si la mujer es poco expresiva naturalmente o tiene miedo a que sus gemidos o gritos sean oídos por los vecinos o los niños. Os cuento de qué va.

En los primeros tiempos de la práctica del sexo anal, Berta solía colocarse a cuatro patas como en la foto de la gata o descansaba su pecho sobre el colchón, dejándose hacer, facilitándome la tarea con esa actitud receptiva y pasiva. La compatibilidad de nuestras medidas para practicar sexo estando los dos en pie no lo es, sin embargo, estando ella de rodillas, por lo que suele acercar los glúteos a los talones para facilitarme el trabajo, en lugar de separar las rodillas y colocarme yo entre ellas.

Y claro, esta posición cansa más que la de la foto, porque obliga a mantenerse a costa de tensión muscular. Hace ya unos meses observé que cambiaba su posición durante sus largos orgasmos repetidos, y teniendo en cuenta esa fatiga a la que aludía, imaginé que ese cambio obedecía simplemente a la búsqueda de una mayor comodidad, una menor fatiga. Sin embargo, no es una postura tan excitante para el varón, pues la retroversión de la pelvis nos priva del espectáculo de ver en todo su esplendor su agujerito lleno de nuestra cola. Reconozco que en algún momento me frustró el asunto, hasta que me di cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

La eyaculación femenina

Yo no creo en las meigas, pero haberlas, haylas, dice el refranero popularFile:Skenes gland-português.jpg gallego. Con la eyaculación femenina pasa algo parecido, existe, pero es difícil dar con ella. Sin embargo, como veremos a continuación, no hay que preocuparse en absoluto, ni pensar que sólo si lo acompaña una eyaculación femenina, un orgasmo es pleno.

Un poco de ciencia: Al parecer –porque no está claro–, la eyaculación femenina es la eyección de líquido (así, en genérico) a través de los orificios de las glándulas de Skene, que pueden observarse en la imagen contigua.

Sin embargo parece que tampoco está claro por dónde sale el dichoso líquido, hasta el punto de que algunos de esos que van de listos, como estos rebobos, se lían y dicen, en contra de la obviedad que puede observarse en la imagen, que el liquidito sale por la uretra. A ver si nos aclaramos, o sale por la uretra o por los orificios de las glándulas de marras.

Visto lo visto, para no enredarnos en discusiones estériles, pasaremos por alto los detalles anatómicos y fisiológicos e iremos a lo importante.

Y lo importante es no concederle demasiada importancia. En toda mi larga y amplia vida sexual, antes y después de convertirme en  cienorgasmólogo no he visto más de media docena de eyaculaciones, y seguramente exagero.

En lo que no exagero es en la cantidad de orgasmos que he producido a una mujer, cien por hora de punta, una media –insisto, seguramente estoy empequeñeciendo la realidad– de medio centenar por sesión, una sesión diaria, durante tres o cuatro años, ofrecen una nada despreciable cifra de 54.750 orgasmos experimentados por la misma mujer. Sí, has leído bien, ¡cincuenta y cuatro mil orgasmos! La operación es sencilla: 50 orgasmos * 365 días * 3 años = 54.750 orgasmos en tres años. Increíble, ¿verdad?

La capacidad sexual de las mujeres es mayor de lo que se pensaba

He acortado el título porque el original hubiese sido demasiado largo. Tan largo como revelador: La investigación actual sugiere que las mujeres son capaces de una mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba. 
¿Por qué traigo esta noticia aquí? Porque una vez más, como ya ocurrió felizmente hace unos años, la ciencia confirma las hipótesis de la Cienorgasmología, y eso es otra buena noticia para nosotros. Hemos desarrollado y perfeccionado un método de forma empírica, incuestionable para los que lo experimentamos y disfrutamos, pero difícilmente demostrable (no vamos a ir a un laboratorio a ponerlo a prueba) de forma científica, o sea, como mandan los cánones de la ciencia.

Sin embargo, sí podemos corroborar mediante la ciencia algunos de nuestros presupuestos básicos, como ocurrió entonces, cuando se confirmó que nuestra estrategia de atrapar la mente de la mujer era la protagonista del inusitado número de orgasmos que un cienorgasmólogo puede provocar a su mujer. Recordad que la Cienorgasmología, a la que en sus principios denominamos "Ciencia, Técnica y Arte", se basa en provocar estímulos inhabituales a fin de capturar la mente de la mujer, su atención, y llevarla por donde nos interesa. Basándonos en esta premisa podemos lograr hacer cien orgasmos en una hora, orgasmos de varios minutos de duración, orgasmos encadenados, de intensidad intraorgásmica variable, y generarlos mediante la actuación sobre un pezón, o con un simple abrazo a nuestra mujer.

Crónica de la sesión de hoy. Orgasmos terroríficos


Para complacer a nuestra buena amiga casi cienorgásmica que me pide en un comentario que describa una "experiencia universal", voy a relatar la sesión de Cienorgasmología de hoy. Ya sabéis que este blog no es pornográfico, pero voy a tratar de ser lo más explícito posible en la descripción, rozando lo cochino, pero sólo con el ánimo de servir de ejemplo, nada de marranadas. Ojalá otros cienorgásmicos nos contaran sus aventuras, como antaño, sería muy instructivo, pero deben estar muy ocupados. Advierto que he calificado la sesión de hoy con un 8,75 sobre 10, o sea, que todavía queda margen de mejora, pero como veréis a continuación es de 8,75 sobre 1 para el común de los mortales, dicho esto sin ánimo de petulancia.

La sesión comenzó de forma magistral: abrazos, besos y sobeteos varios, ambos de pie, sin ropa. Y como hacía una semana que Berta y yo no nos veíamos, la separé de mí dos o tres veces para admirar su exquisito cuerpo. Y no podía contener los elogios hacia su piel, sus senos, su... ¡Bueno, ya!, ¿eh?
O sea (¿por qué narices todo palurdo con denominación de origen que se precie escribe osea o incluso ósea cuando debería escribir o sea?) que empezamos con un calentón de competición, así que pasamos al lecho (2x2 metros, que a falta de sofá de esquina, que ya sabéis que es el mejor entorno para practicar, no está del todo mal) donde degustamos apasionadamente boca opuesta (para los que creen que la Cienorgasmología es algo así como chingar en el congelador o un coito de Terminator con una androide) durante un buen rato, unos minutos, tras los cuales pasamos del decúbito lateral al supino de ella y prono ―prono, he dicho prono― de un servidor.

¿Y qué ocurrió entonces? Seguro que estáis empezando a pensar en penetraciones y tal, ¿eh, cochinetes? Pues no. Lo que ocurrió fue que una parte de su hermoso cuerpo me llamó, o eso me pareció a mí, porque de repente mi atención se aferró a esa parte como politicastro al poder y actor a la mamandurria, y...

Hacer orgasmos con la mente

Tranquilos. Como ya explicamos cuando afirmamos que el tamaño no importa, las dimensiones de tu pilila no correlacionan con tu habilidad sexual y consecuentemente tampoco con el número de orgasmos que haces a tu partner. Para dominar la Cienorgasmología no hacen falta condiciones especiales, cualquier varón sano y normal puede lograrlo.

Al principio la técnica es esencial; mediante la técnica de los diversos toques podemos conseguir ir aumentando paulatinamente el número de orgasmos que hacemos a nuestra partner hasta llegar a hacerla cienorgásmica. Y eso es algo de lo que hoy por hoy sólo podemos presumir un centenar de personas en el mundo. La técnica de los toques consigue atrapar la mente (ver la sección en El Manual de Cienorgasmología) de la sorprendida mujer hasta llevarla fácilmente al éxtasis.

Historia de San Valentín, el día de los enamorados.

Se acerca el día de San Valentín, el día de los enamorados, del amor, de la amistad, según sea el país del que se trate. Aunque imagino que supondréis, si conocéis cómo se llama en China a ese día: Qi Qiao Jie y más importante aún, lo que significa: el día para mostrar las habilidades, que actualmente me inclino más por esa celebración que por la nuestra, tan trivializada. Al fin y al cabo, además de una cena romántica, es una buena ocasión para celebrar la unión disfrutando de una sesión de habilidades cienorgasmológicas. O para regalar(se) el Manual Práctico de la Cienorgasmología, el regalo más inteligente para esta celebración.

Pero hay más razones para preferir la versión china. Por una parte, la repugnante perversión del concepto amar, que no sólo se ha convertido en sexo, sino en sexo vicioso, desvirtúa completamente la efeméride. Y no es que yo tenga nada en contra del sexo vicioso, porque yo lo soy bastante, pero sí en contra que se ensucie el verbo amar, de que cualquier inmoral salga en televisión hablando de sus intimidades, pero eso sí, dulcificando su impacto en los espectadores mediante el repugnante eufemismo hacer el amor, que convierte la actividad más elevada que el ser humano pueda producir, en pasión, placer, o vicio. A ver, señores, si realmente no tienen ustedes remilgos para hablar de sus intimidades en público, háganlo a cara descubierta de verdad, no lo disimulen bajo el disfraz de nobles conductas. Y si no tienen narices, cállense o hablen de otra cosa.

Pero hoy no quiero repartir estopa entre esa inmensa mayoría de lelos que superpuebla el planeta, sino traer aquí la historia de San Valentín, porque seguro que la mayoría ni la conocéis. Yo no la conocía hasta hoy.

Orgasmos al azar. Se los haces tú o la casualidad?

A diferencia de las parejas no entrenadas en la cienorgasmología ―o cuando se está empezando el entrenamiento con una mujer nueva, porque todavía no tiene la suficiente habilidad―, un cienorgasmólogo no acostumbra a dejar orgasmos al azar. De hecho, un cienorgasmólogo experto puede dejar el orgasmo en sí, lo que podríamos llamar intraorgasmo, al azar, que discurra a su aire en algunas ocasiones, pero raramente dejará la preparación de uno al azar. En primer lugar porque disfruta generándolos conscientemente, y en segundo porque tiene poco tiempo para que su consciencia se desconecte de lo que está haciendo, ya que suele generarlos en segundos.

Un no cienorgasmólogo normalmente se deja llevar por su propio placer, se deja arrastrar sin control, inconsciente, igual que los animales. No planifica lo que va a hacer, ni mucho menos se adapta a lo que la mujer está sintiendo. Afortunadamente en buen número de ocasiones la naturaleza hace su trabajo y, sin saber con certeza cómo ni por qué, llega un momento en el que se desencadena. Y a veces hasta coinciden en el momento del orgasmo.

El orgasmo sísmico

En una reciente sesión cienorgasmológica, una de mis partners y yo descubrimos una nueva variante orgásmica femenina. Una variante, que no un tipo de orgasmo, para añadir a la lista que elaboramos en este post anterior, y al que pusimos por nombre "orgasmo terremoto" u "orgasmo sísmico", cuando nos pusimos a recapitular sus características, en un momento de descanso.

La sesión comenzó de forma magistral, con un orgasmo brutal producido simplemente por manipulación oral de uno de sus pezones ―así, de entrada―, que comenzó en menos de un minuto después de iniciado el trabajito. Todavía estábamos en pie, ya sin ropa, pero yo estaba lo suficientemente atento para darme cuenta de que aquella cienorgasmology session iba a ser gloriosa. Y ambos muy, muy excitados, deseosos de encontrarnos después de quince días sin vernos, lo cual, por supuesto, ayudó en cierta medida a que se resolviera tan rápida y fácilmente, aunque no de forma decisiva. En otras ocasiones me ha costado algo más, para ser sincero, pero nunca más de cinco minutos; me aburre mortalmente dedicar más tiempo a generar un orgasmo del tipo que sea.

El caso es que el abrumador éxito inicial me llenó de seguridad y confianza, las suficientes para permitirme centrarme sin miedos bloqueantes ―es importante que vayas quitándotelos a medida que entrenas― en la que ha sido una de las mejores sesiones de nuestra corta historia, con una gran variedad de orgasmos manipulados a mi voluntad, alguno dejado al azar... y la mayoría brutales, algunos de ellos de esos en los que te pide por tus muertos que pares, incapaz de seguir soportando tanto placer. Y entre ellos, el que nos ocupa hoy: el orgasmo sísmico.

Cómo acelerar la llegada del orgasmo femenino

Ésta es una nueva entrada de la serie "Manual de Cienorgasmología", pero en realidad no es más que un detalle más, no vaya a creer alguno que con leerla ya se va a convertir en cienorgasmólogo y su mujer en cienorgásmica. Podría darse el caso, pero seguramente habría más frustraciones y abandono por parte del varón de la práctica que éxitos. No nos arriesguemos, porque tenemos muchísmo que perder.

Hacer un orgasmo a una mujer puede constituir el fruto de una repetición mecánico-instintiva, o un arte. Y como la Cienorgasmología, además de ciencia y técnica, es un arte, una búsqueda incesante de la perfección, en esta entrada puliremos un detalle específico del que hemos hablado en otras ocasiones, pero nunca con la atención que vamos a dedicarle ahora a un detalle concreto.

Esta característica de la que vamos a tratar, puede observarse y entrenarse quizá de la forma óptima durante el sexo oral, pero también puede lograrse durante la relación sexual con penetración normal, aunque es más difícil. Es más fácil ser preciso con la lengua y la boca que con la pelvis y el chiflo, así que hoy nos referiremos a aquellas, porque dominándolas es más fácil que podamos lograrlo también con la cola.

Orgasmos de todos los gustos y colores. Sesión de muestra de lo que puedes conseguir con la Cienorgasmología

Después de menos de un año de entrenamiento, mi partner favorita, Berta, y yo mismo, hemos logrado alcanzar aproximadamente un 85% del nivel máximo que alcancé hace unos años. Me ha costado, pero como os conté en una entrada anterior, mi particular descenso a los infiernos no ya de la mediocridad, sino de la insuficiencia, de la nulidad, me ha obligado a entrenarme muy duro, porque no ha sido partir de cero, sino de menos 50%. Aunque los más viejos asiduos del blog no lo creáis, es rigurosamente cierto. La misma mujer a la que conseguí llevar a la cima de la excelencia sexual en un par de meses me llevó a mí al fondo del abismo en un par de años.
Pero esta particular ciencia de la sexualidad de élite ha vuelto a demostrar su rotunda eficiencia, permitiéndome recuperarme en un tiempo razonable. Ahora empieza lo bueno, y para muestra un botón, el resumen de la última Cienorgasmology Session. Como diría Jacinto Benavente:

Comienza tu obra; comenzar es haber hecho la mitad.
Comienza de nuevo, y la obra quedará terminada.

Aliviar el sufrimiento causado por la infidelidad (los cuernos)


Una de las experiencias más desagradables que se pueden experimentar es que le pongan a uno los cuernos (uno en neutro, o sea, vale tanto para varones como para mujeres). Y la cosa dolorosa aumenta exponencialmente si la infidelidad coincide con o es causa de una ruptura matrimonial.

 
Estrategias para minimizar los daños hay varias, pero seguro que no conocen la que hoy vamos a comentar, que es, por cierto, la mejor. Se trata de un ejercicio de reestructuración cognitiva, es decir, de modificar lo que uno piensa acerca de la infidelidad, y así disminuir en una considerable medida ese malestar que siente. Porque lo que pensamos habitualmente acerca de los cuernos es erróneo, y así duele más.

Cómo contar los orgasmos que haces a tu mujer

Una de las principales dudas, y motivo de burlas por más de dos mediocres y dos resignadas a la mediocridad de sus maridos, es la forma de saber si uno ya ha alcanzado el nivel que le permite presumir de pertenecer a la élite sexual del planeta, o lo que es lo mismo, ser todo un cienorgasmólogo.

 

La actitud correcta: Gánate y ganarás en la cama

Hay mucho memo, sobre todo mucha mema, de esos que creen que “hacen el amor” (no sé ni cómo lo escribo, me da hasta asco leer la expresioncita de marras), que consideran la simple mención de la actitud correcta para el entrenamiento de la Cienorgasmología una aberración. En primer lugar no se dan cuenta de que estamos hablando de un entrenamiento para optimizar las prestaciones sexuales, y que una vez optimizadas pueden hacer lo que les plazca con sus bodys, desde liarse a decirse ñoñerías hasta el empalago hasta disfrazarse de Caperucita y el lobo feroz para lograr excitarse.

Soy un adicto a las almejas. Ejemplo de encadenamiento de orgasmos orales

Vascongadas, EspañaRecuerdo que hace unos diez años, un antiguo compañero de trabajo que rondaba la cuarentena, me sorprendió un día con una frase que no podía creer. Me perdonarán la chabacana expresión, pero es literal. Me dijo: “A mí no me gusta comer coños”. Desde ese día lo he pensado muchas veces, y he seguido sin creerme que hubiese gente con tan mal gusto como el pollo aquél. Pero tiene que haber de todo en la Viña de El Señor, un ejemplo de cada una de las posibilidades, quizá en su caso debido a una educación rígida, propia de un padre militar de baja graduación.

Crear ondas hacia el orgasmo

Hoy, además de lo de siempre, vamos a culturizarnos un poco más, que no todo va a ser chingar. Veamos: la física afirma que los orbitales de los electrones que rodean el núcleo de los átomos deben ser coherentes, porque en caso contrario será rechazada la partícula que pretende formar parte de él sin que exista esa amistad.

Como se ve en la imagen de la derecha, en su parte izquierda, las ondas coherentes entre sí generan (la parte de abajo) una onda mayor con los mismos patrones que sus sumandos, mientras que a la derecha puede observarse cómo las ondas incoherentes se interfieren unas a otras hasta anularse (abajo nuevamente). Como veremos un poco más abajo, en la génesis de los orgasmos subyace la misma mecánica.

Acompasarte con sus sensaciones en el sexo oral

imageYa hemos comentado alguna vez que la postura del misionero permitió un salto evolutivo enorme a la humanidad, porque puso la semilla de la relativa igualdad entre varones y mujeres. Gracias a la denostada postura, la mujer dejó de ser un mero objeto de la satisfacción sexual masculina vuelta de espaldas a cuatro patas como los animales y pasó a transmitir con sus expresiones faciales aquello que sentía, lo que obligó al varón a tenerla en cuenta precisamente por la imposición de la empatía sobre él, de modo que espejeaba sus expresiones de placer, indiferencia, despiste, dolor, desagrado… Las sentía en sí mismo. La Cienorgasmología, también lo hemos dicho ya, supone el siguiente salto evolutivo, pues obliga al varón a autocontrolarse y dedicarse de lleno al placer de su mujer antes que al suyo.

La batalla más dura. Mo gastes toda la munición o quedarás a merced de cualquier enemigo

Nunca, en toda mi vida de cienorgasmólogo, había experimentado un cansancio semejante. Estoy literalmente derrotado. No puedo ni con el aire de los pulmones.

Ni en mis tiempos mozos cuando competía y necesitaba entrenar ocho horas al día de vez en cuando he estado tan vacío de energía. Ni en esos días vacacionales de los principios de alguno de mis noviazgos cuando asaltaba a la correspondiente varias veces a lo largo del día por sorpresa, entremeses de los consabidos polvazos de justo después de despertarse, la interminable siesta y la noche antes de dormir y alguno suelto en mitad de la noche, medio en sueños, había sentido un aplatanamiento semejante.

El conocimiento implícito y explícito en la sexualidad 2ª parte

Decíamos en la entrada anterior y en la anterior que uno de los principales problemas a los que se enfrenta un ciernogasmólogo a la hora de lograr provocar cien orgasmos por hora a su mujer es la ausencia de feedback. Sin información o con información confusa proveniente de su mujer uno no puede manejar adecuadamente los instrumentos de la orquesta femenina, algo parecido a si un director de orquesta ejecutara su trabajo con tapones en los oídos o escuchando heavymetal a través de unos auriculares. ¿Cómo sabría si está dirigiendo bien?

El conocimiento implícito y explícito en la sexualidad 1ª parte

La mayoría de las personas, si no todas, disponemos de conocimientos implícitos, y un ejemplo simple es llevarnos la cuchara a la boca cuando comemos sopa. A nadie se le ocurre abrir la boca para recibir una cucharada antes de tragar la precedente, por razones que sobra explicar. El momento de abrir la boca para la siguiente cucharada no es un conocimiento explícito, no pensamos en cuándo lo hacemos, probablemente nunca en nuestra vida adulta habremos puesto atención en ello, simplemente lo hacemos, lo que lo convierte en conocimiento implícito, automatismo sin intervención de la consciencia.