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Maniobras orquestales en la oscuridad del lecho



En esta entrada voy a explicar un truco increíblemente útil para vencer las resistencias de tu mujer y poder finalmente convertirla en afortunada cienorgásmica. Es lo que llamo «el asalto nocturno» que, sumado al resto de técnicas que ya conoces o debieras conocer, ayuda mucho a conseguir el éxito. 

Dado que la Cienorgasmología es un arte, y un arte no sobre un lienzo u otro material, sino —como el ballet o la gimnasia olímpica— mucho más difícil de llevar a la perfección (no tanto para convertirla en cienorgásmica), porque se desarrolla sobre el propio cuerpo y el de la mujer, sobre los órganos de los sentidos, el aparato locomotor y el cerebro de ambos, y por lo tanto sin final por no decir infinito, exige buscar mil tretas para ayudarse a vencer las resistencias de una mujer cualquiera, pero especialmente alguna cuya experiencia en actividades íntimas ya tenga cierto recorrido, normalmente mujeres con tendencias muy estructuradas a lo largo de años de relación, entre ellas la resistencia a admitir que quien debe dirigir la batuta es el cienorgasmólogo y no ella.

Resistencias que existen porque en su anterior relación o hasta conocer la Cienorgasmología si es la misma, funcionaban de este erróneo e ineficiente modo que implica usarse mutuamente para satisfacerse, en lugar de dar satisfacción al otro recíprocamente. (Si no has entendido esta frase, no has entendido aún lo más importante de la vida. Consulta la sección El arte de amar en la columna de la derecha)


Un tipo de mujer difícil de manejar... ¡Ya cienorgásmica! III




¿Difícil de manejar? ¿Realmente?

Poco tiempo, realmente muy poco tiempo ha necesitado vuestro Jack Hammer para doblegar a la difícil mujer con la que practico ahora nuestra grata Cienorgasmología. Tanto que yo mismo estoy sorprendido, quizá porque estaba desarrollando una creencia dicotómica según la cual, si ya no estoy en el nivel de maestría de hace unos años, necesariamente estoy en un nivel mediocre o bajo. Y no tiene por qué ser así. De hecho, como os voy a ir contando, no es así. 


Sexo, orgasmos, y coronavirus covid 19

imagen de pixabay

¿Y si el sexo es un potente aliado para evitar el contagio por coronavirus? Así parecen demostrarlo un reciente estudio del Instituto Kinsey de Investigación en sexo, género y reproducción y una investigación de la Universidad de Essen, Alemania, que apuntan a que los orgasmos refuerzan tus defensas contra infecciones, bacterias y virus.
¿Cómo es esto posible? No es nada nuevo: la masturbación y el clímax generan en el organismo toda una avalancha de hormonas que, entre sus funciones, participan en el combate contra infecciones y enfermedades.

Un tipo de mujer difícil de manejar II



Como anticipé en la anterior entrada de esta serie, mi nueva novia (valga la redundancia, pues novia significa nueva) disfruta de unos de los orgasmos más espectaculares que me he encontrado en los más de 35 años de vida sexual activa entre más de cien mujeres, lo que supone un 1 ó 2%. Una verdadera privilegiada. Con razón me dijo un día «Yo he disfrutado mucho en la cama».

Pero no es absolutamente pasiva, sino que gota a gota me va soltando información sobre sus orgasmos, con cierta ingenuidad a pesar de que sabe que soy el Jack Hammer creador del método Cienorgasmología. Y normalmente mezcla esa ingenuidad con condescendencia, como perdonándome la vida, advirtiéndome de sus intensidades, de si tal o cual clímax ha sido una réplica (su palabra favorita para intentar rebajar mi autoestima sexual) o un orgasmazo en toda regla. O de que como se había corrido pocos minutos antes no estaba lo suficientemente excitada y su  nuevo orgasmo ha sido tenue, y cosas por el estilo. Con una sonrisita sospechosa de disimular un pensamiento del tipo: «Vale, está genial, pero tampoco es para tanto»

Un tipo de mujer difícil de manejar I



Mi ya larga experiencia como cienorgasmólogo se ha encontrado con un nuevo reto que para cualquier varón normal sería un muro de hormigón armado, como me ocurrió a mí en más de una ocasión cuando era más o menos normal en este asunto. En alguna ocasión me he encontrado con alguna mujer difícil de llevar al éxtasis, aunque los cienorgasmólogos, al estar hechos de otra pasta, transformamos las dificultades en desafíos.

Si la mujer me ha interesado lo suficiente nunca he rehuido el desafío, al contrario, las dificultades precisamente están ahí para que las superemos y alcancemos gracias a ello un nuevo nivel de excelencia. Pero si la mujer no me ha interesado, lo he dejado pasar.

En los últimos tiempos he conocido a una mujer difícil, pero de esas que enganchan a causa de sus varios encantos, tanto personales como físicos. Guapísima, con un cuerpo notable, divertida, culta, sensible... ¡Demasiado sensible!

¿Cómo "demasiado sensible"? ¿Cómo puede ser eso un problema? ¡Al contrario! ¿No?


La eyaculación femenina

Yo no creo en las meigas, pero haberlas, haylas, dice el refranero popularFile:Skenes gland-português.jpg gallego. Con la eyaculación femenina pasa algo parecido, existe, pero es difícil dar con ella. Sin embargo, como veremos a continuación, no hay que preocuparse en absoluto, ni pensar que sólo si lo acompaña una eyaculación femenina, un orgasmo es pleno.

Un poco de ciencia: Al parecer –porque no está claro–, la eyaculación femenina es la eyección de líquido (así, en genérico) a través de los orificios de las glándulas de Skene, que pueden observarse en la imagen contigua.

Sin embargo parece que tampoco está claro por dónde sale el dichoso líquido, hasta el punto de que algunos de esos que van de listos, como estos rebobos, se lían y dicen, en contra de la obviedad que puede observarse en la imagen, que el liquidito sale por la uretra. A ver si nos aclaramos, o sale por la uretra o por los orificios de las glándulas de marras.

Visto lo visto, para no enredarnos en discusiones estériles, pasaremos por alto los detalles anatómicos y fisiológicos e iremos a lo importante.

Y lo importante es no concederle demasiada importancia. En toda mi larga y amplia vida sexual, antes y después de convertirme en  cienorgasmólogo no he visto más de media docena de eyaculaciones, y seguramente exagero.

En lo que no exagero es en la cantidad de orgasmos que he producido a una mujer, cien por hora de punta, una media –insisto, seguramente estoy empequeñeciendo la realidad– de medio centenar por sesión, una sesión diaria, durante tres o cuatro años, ofrecen una nada despreciable cifra de 54.750 orgasmos experimentados por la misma mujer. Sí, has leído bien, ¡cincuenta y cuatro mil orgasmos! La operación es sencilla: 50 orgasmos * 365 días * 3 años = 54.750 orgasmos en tres años. Increíble, ¿verdad?

La capacidad sexual de las mujeres es mayor de lo que se pensaba

He acortado el título porque el original hubiese sido demasiado largo. Tan largo como revelador: La investigación actual sugiere que las mujeres son capaces de una mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba. 
¿Por qué traigo esta noticia aquí? Porque una vez más, como ya ocurrió felizmente hace unos años, la ciencia confirma las hipótesis de la Cienorgasmología, y eso es otra buena noticia para nosotros. Hemos desarrollado y perfeccionado un método de forma empírica, incuestionable para los que lo experimentamos y disfrutamos, pero difícilmente demostrable (no vamos a ir a un laboratorio a ponerlo a prueba) de forma científica, o sea, como mandan los cánones de la ciencia.

Sin embargo, sí podemos corroborar mediante la ciencia algunos de nuestros presupuestos básicos, como ocurrió entonces, cuando se confirmó que nuestra estrategia de atrapar la mente de la mujer era la protagonista del inusitado número de orgasmos que un cienorgasmólogo puede provocar a su mujer. Recordad que la Cienorgasmología, a la que en sus principios denominamos "Ciencia, Técnica y Arte", se basa en provocar estímulos inhabituales a fin de capturar la mente de la mujer, su atención, y llevarla por donde nos interesa. Basándonos en esta premisa podemos lograr hacer cien orgasmos en una hora, orgasmos de varios minutos de duración, orgasmos encadenados, de intensidad intraorgásmica variable, y generarlos mediante la actuación sobre un pezón, o con un simple abrazo a nuestra mujer.

Crónica de la sesión de hoy. Orgasmos terroríficos


Para complacer a nuestra buena amiga casi cienorgásmica que me pide en un comentario que describa una "experiencia universal", voy a relatar la sesión de Cienorgasmología de hoy. Ya sabéis que este blog no es pornográfico, pero voy a tratar de ser lo más explícito posible en la descripción, rozando lo cochino, pero sólo con el ánimo de servir de ejemplo, nada de marranadas. Ojalá otros cienorgásmicos nos contaran sus aventuras, como antaño, sería muy instructivo, pero deben estar muy ocupados. Advierto que he calificado la sesión de hoy con un 8,75 sobre 10, o sea, que todavía queda margen de mejora, pero como veréis a continuación es de 8,75 sobre 1 para el común de los mortales, dicho esto sin ánimo de petulancia.

La sesión comenzó de forma magistral: abrazos, besos y sobeteos varios, ambos de pie, sin ropa. Y como hacía una semana que Berta y yo no nos veíamos, la separé de mí dos o tres veces para admirar su exquisito cuerpo. Y no podía contener los elogios hacia su piel, sus senos, su... ¡Bueno, ya!, ¿eh?
O sea (¿por qué narices todo palurdo con denominación de origen que se precie escribe osea o incluso ósea cuando debería escribir o sea?) que empezamos con un calentón de competición, así que pasamos al lecho (2x2 metros, que a falta de sofá de esquina, que ya sabéis que es el mejor entorno para practicar, no está del todo mal) donde degustamos apasionadamente boca opuesta (para los que creen que la Cienorgasmología es algo así como chingar en el congelador o un coito de Terminator con una androide) durante un buen rato, unos minutos, tras los cuales pasamos del decúbito lateral al supino de ella y prono ―prono, he dicho prono― de un servidor.

¿Y qué ocurrió entonces? Seguro que estáis empezando a pensar en penetraciones y tal, ¿eh, cochinetes? Pues no. Lo que ocurrió fue que una parte de su hermoso cuerpo me llamó, o eso me pareció a mí, porque de repente mi atención se aferró a esa parte como politicastro al poder y actor a la mamandurria, y...

Hacer orgasmos con la mente

Tranquilos. Como ya explicamos cuando afirmamos que el tamaño no importa, las dimensiones de tu pilila no correlacionan con tu habilidad sexual y consecuentemente tampoco con el número de orgasmos que haces a tu partner. Para dominar la Cienorgasmología no hacen falta condiciones especiales, cualquier varón sano y normal puede lograrlo.

Al principio la técnica es esencial; mediante la técnica de los diversos toques podemos conseguir ir aumentando paulatinamente el número de orgasmos que hacemos a nuestra partner hasta llegar a hacerla cienorgásmica. Y eso es algo de lo que hoy por hoy sólo podemos presumir un centenar de personas en el mundo. La técnica de los toques consigue atrapar la mente (ver la sección en El Manual de Cienorgasmología) de la sorprendida mujer hasta llevarla fácilmente al éxtasis.

El orgasmo sísmico

En una reciente sesión cienorgasmológica, una de mis partners y yo descubrimos una nueva variante orgásmica femenina. Una variante, que no un tipo de orgasmo, para añadir a la lista que elaboramos en este post anterior, y al que pusimos por nombre "orgasmo terremoto" u "orgasmo sísmico", cuando nos pusimos a recapitular sus características, en un momento de descanso.

La sesión comenzó de forma magistral, con un orgasmo brutal producido simplemente por manipulación oral de uno de sus pezones ―así, de entrada―, que comenzó en menos de un minuto después de iniciado el trabajito. Todavía estábamos en pie, ya sin ropa, pero yo estaba lo suficientemente atento para darme cuenta de que aquella cienorgasmology session iba a ser gloriosa. Y ambos muy, muy excitados, deseosos de encontrarnos después de quince días sin vernos, lo cual, por supuesto, ayudó en cierta medida a que se resolviera tan rápida y fácilmente, aunque no de forma decisiva. En otras ocasiones me ha costado algo más, para ser sincero, pero nunca más de cinco minutos; me aburre mortalmente dedicar más tiempo a generar un orgasmo del tipo que sea.

El caso es que el abrumador éxito inicial me llenó de seguridad y confianza, las suficientes para permitirme centrarme sin miedos bloqueantes ―es importante que vayas quitándotelos a medida que entrenas― en la que ha sido una de las mejores sesiones de nuestra corta historia, con una gran variedad de orgasmos manipulados a mi voluntad, alguno dejado al azar... y la mayoría brutales, algunos de ellos de esos en los que te pide por tus muertos que pares, incapaz de seguir soportando tanto placer. Y entre ellos, el que nos ocupa hoy: el orgasmo sísmico.

Orgasmos de todos los gustos y colores. Sesión de muestra de lo que puedes conseguir con la Cienorgasmología

Después de menos de un año de entrenamiento, mi partner favorita, Berta, y yo mismo, hemos logrado alcanzar aproximadamente un 85% del nivel máximo que alcancé hace unos años. Me ha costado, pero como os conté en una entrada anterior, mi particular descenso a los infiernos no ya de la mediocridad, sino de la insuficiencia, de la nulidad, me ha obligado a entrenarme muy duro, porque no ha sido partir de cero, sino de menos 50%. Aunque los más viejos asiduos del blog no lo creáis, es rigurosamente cierto. La misma mujer a la que conseguí llevar a la cima de la excelencia sexual en un par de meses me llevó a mí al fondo del abismo en un par de años.
Pero esta particular ciencia de la sexualidad de élite ha vuelto a demostrar su rotunda eficiencia, permitiéndome recuperarme en un tiempo razonable. Ahora empieza lo bueno, y para muestra un botón, el resumen de la última Cienorgasmology Session. Como diría Jacinto Benavente:

Comienza tu obra; comenzar es haber hecho la mitad.
Comienza de nuevo, y la obra quedará terminada.

Cómo contar los orgasmos que haces a tu mujer

Una de las principales dudas, y motivo de burlas por más de dos mediocres y dos resignadas a la mediocridad de sus maridos, es la forma de saber si uno ya ha alcanzado el nivel que le permite presumir de pertenecer a la élite sexual del planeta, o lo que es lo mismo, ser todo un cienorgasmólogo.

 

Crear ondas hacia el orgasmo

Hoy, además de lo de siempre, vamos a culturizarnos un poco más, que no todo va a ser chingar. Veamos: la física afirma que los orbitales de los electrones que rodean el núcleo de los átomos deben ser coherentes, porque en caso contrario será rechazada la partícula que pretende formar parte de él sin que exista esa amistad.

Como se ve en la imagen de la derecha, en su parte izquierda, las ondas coherentes entre sí generan (la parte de abajo) una onda mayor con los mismos patrones que sus sumandos, mientras que a la derecha puede observarse cómo las ondas incoherentes se interfieren unas a otras hasta anularse (abajo nuevamente). Como veremos un poco más abajo, en la génesis de los orgasmos subyace la misma mecánica.

Acompasarte con sus sensaciones en el sexo oral

imageYa hemos comentado alguna vez que la postura del misionero permitió un salto evolutivo enorme a la humanidad, porque puso la semilla de la relativa igualdad entre varones y mujeres. Gracias a la denostada postura, la mujer dejó de ser un mero objeto de la satisfacción sexual masculina vuelta de espaldas a cuatro patas como los animales y pasó a transmitir con sus expresiones faciales aquello que sentía, lo que obligó al varón a tenerla en cuenta precisamente por la imposición de la empatía sobre él, de modo que espejeaba sus expresiones de placer, indiferencia, despiste, dolor, desagrado… Las sentía en sí mismo. La Cienorgasmología, también lo hemos dicho ya, supone el siguiente salto evolutivo, pues obliga al varón a autocontrolarse y dedicarse de lleno al placer de su mujer antes que al suyo.

La batalla más dura. Mo gastes toda la munición o quedarás a merced de cualquier enemigo

Nunca, en toda mi vida de cienorgasmólogo, había experimentado un cansancio semejante. Estoy literalmente derrotado. No puedo ni con el aire de los pulmones.

Ni en mis tiempos mozos cuando competía y necesitaba entrenar ocho horas al día de vez en cuando he estado tan vacío de energía. Ni en esos días vacacionales de los principios de alguno de mis noviazgos cuando asaltaba a la correspondiente varias veces a lo largo del día por sorpresa, entremeses de los consabidos polvazos de justo después de despertarse, la interminable siesta y la noche antes de dormir y alguno suelto en mitad de la noche, medio en sueños, había sentido un aplatanamiento semejante.

El conocimiento implícito y explícito en la sexualidad 2ª parte

Decíamos en la entrada anterior y en la anterior que uno de los principales problemas a los que se enfrenta un ciernogasmólogo a la hora de lograr provocar cien orgasmos por hora a su mujer es la ausencia de feedback. Sin información o con información confusa proveniente de su mujer uno no puede manejar adecuadamente los instrumentos de la orquesta femenina, algo parecido a si un director de orquesta ejecutara su trabajo con tapones en los oídos o escuchando heavymetal a través de unos auriculares. ¿Cómo sabría si está dirigiendo bien?

Sexo y mentiras farmacéuticas

Qué placentero resulta que a uno le den la razón, ¿verdad?. Sobre todo cuando son los hechos quienes nos premian con su reconocimiento. Recordarán algunos que los postulados fundamentales de la Cienorgasmología obtuvieron una sólida confirmación científica, lo que despejaba las dudas sobre la credibilidad de más de uno, incluido yo mismo; pero hoy tenemos algo más. 

Resulta que el periodista Ray Moynihan afirma que "A mujeres sanas con poco deseo sexual les hacen creer que tienen un problema de salud y les venden medicinas", algo de lo que ya hablamos aquí, aquí y aquí, desde distintas e interesantes perspectivas; o cuando alertamos sobre los peligros de los cachivaches sexuales: consoladores (ahora quieren que les llamemos dildos) y otros juguetes, cremas, potenciadores del orgasmo, estimulantes, etc.

Con mucho sentido común -aunque exagerando seguramente- nos advierte que: "los clientes objetivos de las farmacéuticas son las personas sanas, no las enfermas"; lo que podemos hacer una vez más extensivo a nuestro ámbito de la sexualidad para recordar que el orgasmo está en el cerebro, y no en los genitales. Emplear analgésicos para eliminar dolores recurrentes sin consultarlo con el médico no elimina el problema, sino que oculta el síntoma, poniéndonos en riesgo de no atajar a tiempo alguna enfermedad grave. Igualmente, emplear cualquier instrumento o accesorio para lograr un goce que no se alcanza por medios naturales es una condena a la inhabilidad permanente.


La ausencia de deseo que ocurre al margen de patologías reales -no imaginarias- es normal en los cónyuges en determinados periodos, fundamentalmente dos o tres años después de iniciada la relación, en los alrededores del embarazo y el parto, durante la menopausia, en periodos de estrés intenso, o simplemente porque cuando ya se ha tenido descendencia la naturaleza ya no te presiona con tanta fuerza para que te reproduzcas.

Aceptar esta realidad es un síntoma de madurez y de cordura, lo que no quita, desde luego, para que pongamos de nuestra parte todo el esfuerzo -pequeño y placentero- que exige la Cienorgasmología para que el placer obtenido en los contactos sexuales se incremente exponencialmente. Por el contrario, no aceptar la realidad indica un pensamiento inmaduro, y nos condena a la frustración de las hipertrofiadas expectativas que tendemos a depositar sobre el sexo. 

Noticia original aquí.



   

Explicación evolutiva del periodo refractario tras el orgasmo

El sentido común es el menos común de los sentidos, y encontrar sentido común en la sexualidad es aún más extraño dado lo primario de su origen. 

Las relaciones sexuales siempre surgen de impulsos procedentes de los estratos más primitivos del encéfalo por más que alguno se empeñe en creer que tienen algo que ver con el amor, y no se diferencian esencialmente de las del resto de los animales, pero hay matices propiamente humanos como el comportamiento durante el periodo refractario.

¿Qué hacemos los varones y las féminas tras el/los orgasmos? Me encantaría que cada uno de vosotros nos contárais cuál es vuestra costumbre, pero por si acaso no os animáis, voy a especular un poco al respecto en términos generales.

Los varones tendemos a quedarnos chafados, como si se nos hubiese ido toda la energía por la cola. Es una lástima, porque sin esa reacción vagotónica podríamos seguir chingando hasta que se nos desollara; pero el aparente inconveniente tiene una probable explicación: forzarnos a parar y ahorrar energía para poder continuar nuestras actividades, entre ellas y sobre todas, garantizar el sustento de los productos de anteriores orgasmos.

En algún libro leí hace mucho tiempo que a los mandarines chinos les privaba esto del seso, y que tenían a sus pobres alquimistas buscando la pócima que les permitiera librarse del período refractario y poder así cepillarse a toda china viviente. Hasta ellos habrían llegado las fantasías hindúes de la multiorgasmia masculina y como tampoco eran capaces de lograr dominar el arte, deseaban encontrar la solución cómoda. No sé si encontraron algún secreto que les permitió pasarse la vida chingando hasta el punto de no tener tiempo ni de cortarse las uñas, o si su longitud se debía a otras causas más ornamentales, de rango o de otro tipo.

El caso es que parece de sentido común que exista una imposición biológica de este tipo contra nuestros deseos, porque además, un orgasmo acostumbra a reducir el deseo copulatorio hasta el nivel que desean nuestras hembras: el suficiente para no tener ganas de buscar fuera de casa.
Así, los varones normalmente preferimos que ellas nos dejen en paz tras la eyaculación, necesitamos descansar antes de volver a la carga o simplemente dormir plácidamente, algo muy frecuentemente malinterpretado por ellas, que por el contrario tienden a preferir pasarse un rato dando y sobre todo recibiendo mimitos y carantoñas. Muchas, con poco sentido común, interpretan nuestro agotamiento como falta de interés o incluso de amor, pero no hay nada de eso. Es tan evolutivo nuestra necesidad de descanso como la suya de actividad, por lo que habría que ponerse de acuerdo en qué se hace: si cada uno lo que le apetece o si alguno cede a las presiones del otro.

Es cierto que si uno soporta los terribles primeros cinco minutos -más o menos- posteriores sin desparramarse en la cama puede dedicarse a las carantoñas porque ha cortado la natural reacción vagotónica que nos lleva al profundo hogar de Morfeo, pero desde luego no es la experiencia más agradable para el varón, es como asistir a una aburrida conferencia después de una comida copiosa y sentarse en primera fila: te quieres morir de sueño. 

Supongo que si no se aclaran las cosas adecuadamente desde el principio, o si es ella la que impone su voluntad, terminará perdiendo la batalla con el paso de los años... justo cuando su estrategia de captura de su macho particular haya dado sus frutos: cuando haya sido madre. Entonces, incluso, preferirá que se vaya a paseo o peor: se pondrá a hablar de la compra, la comida y las tareas del día siguiente.  

¿Cuál es vuestra opinión al respecto?





Un polvo en sueños

- "¿Alguna vez has tenido un sueño que pareciera tan real que no pudieras distinguirlo de la realidad? Y si no pudieras despertar de ese sueño, ¿cómo sabrías que estás soñando? ¿Te ha ocurrido alguna vez?"

Con esta conversación entre Neo y su amigo casi comienza la primera parte de Matrix. Neo le está entregando el programa pirata cuando se da cuenta de que el Conejo Blanco sobre el que le había advertido Trinity está tatuado en el hombro de la novia del amigo, que le responde: - "Sí, con ayuda de la mescalina, es una excelente forma de volar".  

Aunque ni consumo mescalina ni otros psicotrópicos, no es la primera vez que me ocurre, y supongo que alguno de vosotros también lo ha experimentado alguna vez: estoy soñando que me encuentro  en el preludio de una escena sexual de la que soy protagonista. Como suele ser habitual, la escena es muy vívida, tan real que no sé si estoy soñando o despierto, porque estoy dormido. Deben ser las tres y pico de la madrugada.

Lo que ocurre ahora es curioso, porque si bien estoy soñando, parte de mi cerebro debe funcionar como los pájaros en vuelo, que duermen sólo con un hemisferio cerebral mientras el otro continúa despierto, y sabe que al otro lado de la cama se encuentra, acostada de lado dándome la espalda y profundamente dormida, mi contraria. Entonces, medio dormido y medio despierto, humedezco con saliva mi aparato como sabiendo que no está lubricada -¿cómo demonios lo sé?- e inicio una penetración desde detrás que, imaginaros, produce una sorpresa mayúscula en ella, estupefacción seguida de un abandono al placer que inmediatamente experimenta. El kiki, medio real medio en sueños para ambos, va ganando intensidad hasta que ambos terminamos de despertar del todo.

Su primer orgasmo, que comienza inmediatamente y de entre cinco y diez minutos de duración, tal como ella afirma y yo percibía por sus gemidos, es especialmente intenso; pero el segundo es tremendo. Como ya sabemos, es su especial estado de relajación  el que propicia una desconexión y entrega superiores a lo normal, lo que le permite experimentar un placer más intenso de lo habitual.

Y a mí también, porque durante gran parte de la faena, yo no era plenamente consciente de lo que hacía, impulsado por el placer que me trajo desde el sueño a la realidad. Y luego a dormir plácidamente el resto de la noche. 
 
Os recomiendo que lo probéis si ya sois expertos cienorgasmólogos, en caso contrario puede enviaros a escardar cebollinos.