Mostrando las entradas para la consulta toques ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta toques ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

¡He descubierto un nuevo toque cienorgasmológico!





Desde mi adolescencia casi siempre he estado en forma físicamente; pero desde el inicio de la pandemia he dejado de ir al gimnasio y llevo ya más de un año entrenando en la terraza de casa con gomas. Lo que empezó con un "a ver si me mantengo en forma" se ha convertido en que me he puesto más fuerte que el vinagre de Jerez. Más que nunca o al menos igual que cuando he estado más fuerte, allá por mis 25 años, y han pasado otros tantos y alguno más. 

Alucino porque —yo que echaba pestes de las gomas— gracias a este entrenamiento obligado por el Sars-Cov-2, y para mi gratísima sorpresa, un día, en plena faena de alcoba, me di cuenta de que podía mantener sin cansarme la pelvis de mi afortunada coprotagonista de juegos en vilo estando ella tumbada boca arriba en la cama, únicamente apoyada en la parte dorsal de su espalda, sus hombros y su cabeza, o sea, con más partes de su cuerpo en el aire que sobre el colchón. 

Ella es una mujer de complexión normal, podríamos decir que entre ectomórfica y mesomórfica, lo que significa que no tiene mucho lastre, lo que me facilitó estos nuevos toques; pero también es cierto que no es la primera vez que lo hago y nunca me había encontrado con esa facilidad para levantarla y moverla como si fuera una pluma sin cansarme nada. 

—¡Anda! Pensé para mis adentros. La sorpresa fue mayúscula en dimensiones y en agrado, y el refuerzo positivo de esos potentes, porque hacía años ya que no descubría algo tan trascendente en el terreno copulativo. Mi orgullo se quedó en el techo de la habitación porque no podía atravesar el forjado de hormigón armado, porque no sólo había constatado experimentalmente lo fuerte que estoy (cuando entrenas mueves las gomas, tu cuerpo u otro peso, pero no sueles mover cosas más cotidianas excepto la compra, así que no tienes muchas más referencias que esas y el volumen de tus músculos) —que para mí es importante— sino que había descubierto, experimentado, disfrutado y hecho disfrutar a tope del nuevo toque.

Un tipo de mujer difícil de manejar... ¡Ya cienorgásmica! III




¿Difícil de manejar? ¿Realmente?

Poco tiempo, realmente muy poco tiempo ha necesitado vuestro Jack Hammer para doblegar a la difícil mujer con la que practico ahora nuestra grata Cienorgasmología. Tanto que yo mismo estoy sorprendido, quizá porque estaba desarrollando una creencia dicotómica según la cual, si ya no estoy en el nivel de maestría de hace unos años, necesariamente estoy en un nivel mediocre o bajo. Y no tiene por qué ser así. De hecho, como os voy a ir contando, no es así. 


Un tipo de mujer difícil de manejar II



Como anticipé en la anterior entrada de esta serie, mi nueva novia (valga la redundancia, pues novia significa nueva) disfruta de unos de los orgasmos más espectaculares que me he encontrado en los más de 35 años de vida sexual activa entre más de cien mujeres, lo que supone un 1 ó 2%. Una verdadera privilegiada. Con razón me dijo un día «Yo he disfrutado mucho en la cama».

Pero no es absolutamente pasiva, sino que gota a gota me va soltando información sobre sus orgasmos, con cierta ingenuidad a pesar de que sabe que soy el Jack Hammer creador del método Cienorgasmología. Y normalmente mezcla esa ingenuidad con condescendencia, como perdonándome la vida, advirtiéndome de sus intensidades, de si tal o cual clímax ha sido una réplica (su palabra favorita para intentar rebajar mi autoestima sexual) o un orgasmazo en toda regla. O de que como se había corrido pocos minutos antes no estaba lo suficientemente excitada y su  nuevo orgasmo ha sido tenue, y cosas por el estilo. Con una sonrisita sospechosa de disimular un pensamiento del tipo: «Vale, está genial, pero tampoco es para tanto»

Un tipo de mujer difícil de manejar I



Mi ya larga experiencia como cienorgasmólogo se ha encontrado con un nuevo reto que para cualquier varón normal sería un muro de hormigón armado, como me ocurrió a mí en más de una ocasión cuando era más o menos normal en este asunto. En alguna ocasión me he encontrado con alguna mujer difícil de llevar al éxtasis, aunque los cienorgasmólogos, al estar hechos de otra pasta, transformamos las dificultades en desafíos.

Si la mujer me ha interesado lo suficiente nunca he rehuido el desafío, al contrario, las dificultades precisamente están ahí para que las superemos y alcancemos gracias a ello un nuevo nivel de excelencia. Pero si la mujer no me ha interesado, lo he dejado pasar.

En los últimos tiempos he conocido a una mujer difícil, pero de esas que enganchan a causa de sus varios encantos, tanto personales como físicos. Guapísima, con un cuerpo notable, divertida, culta, sensible... ¡Demasiado sensible!

¿Cómo "demasiado sensible"? ¿Cómo puede ser eso un problema? ¡Al contrario! ¿No?


La capacidad sexual de las mujeres es mayor de lo que se pensaba

He acortado el título porque el original hubiese sido demasiado largo. Tan largo como revelador: La investigación actual sugiere que las mujeres son capaces de una mayor capacidad de respuesta sexual de lo que se pensaba. 
¿Por qué traigo esta noticia aquí? Porque una vez más, como ya ocurrió felizmente hace unos años, la ciencia confirma las hipótesis de la Cienorgasmología, y eso es otra buena noticia para nosotros. Hemos desarrollado y perfeccionado un método de forma empírica, incuestionable para los que lo experimentamos y disfrutamos, pero difícilmente demostrable (no vamos a ir a un laboratorio a ponerlo a prueba) de forma científica, o sea, como mandan los cánones de la ciencia.

Sin embargo, sí podemos corroborar mediante la ciencia algunos de nuestros presupuestos básicos, como ocurrió entonces, cuando se confirmó que nuestra estrategia de atrapar la mente de la mujer era la protagonista del inusitado número de orgasmos que un cienorgasmólogo puede provocar a su mujer. Recordad que la Cienorgasmología, a la que en sus principios denominamos "Ciencia, Técnica y Arte", se basa en provocar estímulos inhabituales a fin de capturar la mente de la mujer, su atención, y llevarla por donde nos interesa. Basándonos en esta premisa podemos lograr hacer cien orgasmos en una hora, orgasmos de varios minutos de duración, orgasmos encadenados, de intensidad intraorgásmica variable, y generarlos mediante la actuación sobre un pezón, o con un simple abrazo a nuestra mujer.

Crónica de la sesión de hoy. Orgasmos terroríficos


Para complacer a nuestra buena amiga casi cienorgásmica que me pide en un comentario que describa una "experiencia universal", voy a relatar la sesión de Cienorgasmología de hoy. Ya sabéis que este blog no es pornográfico, pero voy a tratar de ser lo más explícito posible en la descripción, rozando lo cochino, pero sólo con el ánimo de servir de ejemplo, nada de marranadas. Ojalá otros cienorgásmicos nos contaran sus aventuras, como antaño, sería muy instructivo, pero deben estar muy ocupados. Advierto que he calificado la sesión de hoy con un 8,75 sobre 10, o sea, que todavía queda margen de mejora, pero como veréis a continuación es de 8,75 sobre 1 para el común de los mortales, dicho esto sin ánimo de petulancia.

La sesión comenzó de forma magistral: abrazos, besos y sobeteos varios, ambos de pie, sin ropa. Y como hacía una semana que Berta y yo no nos veíamos, la separé de mí dos o tres veces para admirar su exquisito cuerpo. Y no podía contener los elogios hacia su piel, sus senos, su... ¡Bueno, ya!, ¿eh?
O sea (¿por qué narices todo palurdo con denominación de origen que se precie escribe osea o incluso ósea cuando debería escribir o sea?) que empezamos con un calentón de competición, así que pasamos al lecho (2x2 metros, que a falta de sofá de esquina, que ya sabéis que es el mejor entorno para practicar, no está del todo mal) donde degustamos apasionadamente boca opuesta (para los que creen que la Cienorgasmología es algo así como chingar en el congelador o un coito de Terminator con una androide) durante un buen rato, unos minutos, tras los cuales pasamos del decúbito lateral al supino de ella y prono ―prono, he dicho prono― de un servidor.

¿Y qué ocurrió entonces? Seguro que estáis empezando a pensar en penetraciones y tal, ¿eh, cochinetes? Pues no. Lo que ocurrió fue que una parte de su hermoso cuerpo me llamó, o eso me pareció a mí, porque de repente mi atención se aferró a esa parte como politicastro al poder y actor a la mamandurria, y...

Hacer orgasmos con la mente

Tranquilos. Como ya explicamos cuando afirmamos que el tamaño no importa, las dimensiones de tu pilila no correlacionan con tu habilidad sexual y consecuentemente tampoco con el número de orgasmos que haces a tu partner. Para dominar la Cienorgasmología no hacen falta condiciones especiales, cualquier varón sano y normal puede lograrlo.

Al principio la técnica es esencial; mediante la técnica de los diversos toques podemos conseguir ir aumentando paulatinamente el número de orgasmos que hacemos a nuestra partner hasta llegar a hacerla cienorgásmica. Y eso es algo de lo que hoy por hoy sólo podemos presumir un centenar de personas en el mundo. La técnica de los toques consigue atrapar la mente (ver la sección en El Manual de Cienorgasmología) de la sorprendida mujer hasta llevarla fácilmente al éxtasis.

Crear ondas hacia el orgasmo

Hoy, además de lo de siempre, vamos a culturizarnos un poco más, que no todo va a ser chingar. Veamos: la física afirma que los orbitales de los electrones que rodean el núcleo de los átomos deben ser coherentes, porque en caso contrario será rechazada la partícula que pretende formar parte de él sin que exista esa amistad.

Como se ve en la imagen de la derecha, en su parte izquierda, las ondas coherentes entre sí generan (la parte de abajo) una onda mayor con los mismos patrones que sus sumandos, mientras que a la derecha puede observarse cómo las ondas incoherentes se interfieren unas a otras hasta anularse (abajo nuevamente). Como veremos un poco más abajo, en la génesis de los orgasmos subyace la misma mecánica.

Acompasarte con sus sensaciones en el sexo oral

imageYa hemos comentado alguna vez que la postura del misionero permitió un salto evolutivo enorme a la humanidad, porque puso la semilla de la relativa igualdad entre varones y mujeres. Gracias a la denostada postura, la mujer dejó de ser un mero objeto de la satisfacción sexual masculina vuelta de espaldas a cuatro patas como los animales y pasó a transmitir con sus expresiones faciales aquello que sentía, lo que obligó al varón a tenerla en cuenta precisamente por la imposición de la empatía sobre él, de modo que espejeaba sus expresiones de placer, indiferencia, despiste, dolor, desagrado… Las sentía en sí mismo. La Cienorgasmología, también lo hemos dicho ya, supone el siguiente salto evolutivo, pues obliga al varón a autocontrolarse y dedicarse de lleno al placer de su mujer antes que al suyo.

El conocimiento implícito y explícito en la sexualidad 1ª parte

La mayoría de las personas, si no todas, disponemos de conocimientos implícitos, y un ejemplo simple es llevarnos la cuchara a la boca cuando comemos sopa. A nadie se le ocurre abrir la boca para recibir una cucharada antes de tragar la precedente, por razones que sobra explicar. El momento de abrir la boca para la siguiente cucharada no es un conocimiento explícito, no pensamos en cuándo lo hacemos, probablemente nunca en nuestra vida adulta habremos puesto atención en ello, simplemente lo hacemos, lo que lo convierte en conocimiento implícito, automatismo sin intervención de la consciencia.

Una nueva vida. La Cienorgasmología vuelve a ponerse a prueba


Hace unos meses me he separado de mi mujer -sí, yo también soy prescindible como cualquier humano; y si Brad Pitt, Tom Cruise y tantos otros que valen mucho más que yo han sido corneados y/o abandonados, por qué iba a ser un simple mortal como yo una excepción- y he comenzado nuevas relaciones, lo que me está permitiendo vivir otras perspectivas diferentes sobre la sexualidad, que aunque se mantengan en lo esencial del método cienorgasmológico inalterables, comportan distintos estilos de personalidad y de respuesta sexual que obligan a emplear diferentes estrategias para conseguir el fin de que la mujer alcance la cienorgasmia. Nuevos retos para confirmar o no la potencia de un método y de un cerebro ocupado de explorar los límites de la excelencia sexual.


El ultraorgasmo a examen

Ya hacía tiempo que no hablábamos de la Cienorgasmología en serio ¿verdad? Algunos incluso ya no me ajuntan porque no les cuento cosas nuevas y me dedico a meterme en otros asuntos políticamente incorrectos. Ocurre que todos los secretos de nuestro método ya han sido desvelados, porque  además de increíblemente eficaz, es increíblemente eficiente: se consigue en poco tiempo y con pocos recursos, como ya habéis comprobado la mayoría, y comprobarán muchos más cuando, dentro de un mes o así (D.m.) el Libro de la Cienorgasmología esté en la calle.

Así que vamos a hablar hoy de algo serio: los ultraorgasmos o megaorgasmos, que son aquellos orgasmos que duran más de un minuto y hasta !diez!. Al final adjuntaré los links a los anteriores capítulos para ilustrar a los que no hayan empezado a practicarlos, pero antes de que nadie se ponga a ello quiero advertir muy seriamente que:
  • Los ultraorgasmos resultan tremendamente gratificantes para las señoras, por pura lógica, pero mucho menos para los señores, porque la dama va a su puta bola (con perdón por la expresión) la mayor parte de las ocasiones, sin que podamos hacer mucho más que acelerar de vez en cuando.

  • Nuestra habilidad cienorgasmológica puede embotarse; no definitivamente, porque esto es como montar en bici: no se olvida nunca; pero joroba bastante no poder poner en práctica la dirección de orquestas. Uno siente que se vuelve secundario. Y es frustrante. Ya sabéis: "En el pecado va la penitencia", y tanto exceso sexual se acaba pagando de una u otra forma por antinatural. En este caso, el director pasa a ser espectador, limitado a mover un pie al ritmo de una orquesta autodirigida como ocurre en los conciertos reales. Menos mal que se me ocurrió ocultar las entradas relacionadas, porque lo mismo alguien me habría demandado porque su mujer se corre y se corre sin parar sin que él haga más que rozarle una teta.

  • Lo peor de lo peor es que, desde el tiempo que los practico, y hace más de un año
    ya (o más, no me acuerdo) he comprobado que es imposible retornar al estado normal, ése en que la mujer pasa por un período de preparación más o menos largo y gratificante hasta que se desencadena el orgasmo. I-M-P-O-S-I-B-L-E. Es normal que lo sea, porque una vez conseguida la habilidad por parte de la fémina ¿para qué iba a conformarse con cien orgasmitos de treinta segundos? O sea, que no recomiendo a nadie entrenar los ultraorgasmos o megaorgasmos, a no ser que quiera arriesgarse y sumar su investigación a la mía y sacar conclusiones comunes.
En estos últimos días parece que estoy empezando a conseguir -con la inestimable ayuda de mi contraria, claro está, porque es ella quien lo posibilita- parar sus orgasmos con un superorgasmo dentro del orgasmo, pero aún no he entendido cómo sucede. Creo que es ella misma la que se ha hartado de tanto orgasmo más o menos monótono y busca otra vez la intensidad -ya sabéis que intensidad y duración son inversamente proporcionales- de antaño, lo que me está empezando a permitir usar algún que otro de nuestros mágicos toques.

Os seguiré contando, pero por si acaso, repito, que a nadie se le ocurra meterse en este fregao antes de que alguno descubramos el método para salir de él.



Entradas relacionadas:
 

¡Pues resulta que el Punto G va y no existe!

No, hombre, no!! No se nos puede hacer una putada semejante!! Toda la vida presumiendo de lo bueno que soy en la cama porque soy único descubriendo el Punto G de mis conquistas y resulta que el jodido no existe!!

Si
lo piensas con algo de detenimiento, el dichoso Punto G
no ha hecho más que justificar inutilidades. 

La Cienorgasmología con una nueva pareja

Nuestro querido Sammy cree que tiene un problema que ya quisieran para sí millones de hombres, y es que al parecer -aún- no consigue pasar de los 15 orgasmos por sesión. Vale que estamos aquí para superar con creces esa cifra, pero desde luego no es para preocuparse en absoluto, sino todo lo contrario. 

Es para estar muy satisfecho él por su rendimiento por encima de la media, y ella por tener un partenaire que se preocupe más por el placer de ella que por el propio y se lo haga pasar como difícilmente hubiera podido con otro. 

Tirando de lógica y experiencia, se me ocurre que las razones por las que no consigue alcanzar sus objetivos pueden ser varias: 


1- ATRAPAR LA PROPIA MENTE 


En los inicios de una relación, y más siendo joven, el principal problema que yo tendría sería la dificultad para atrapar mi propia mente. A esas edades normalmente el orgasmo de la mujer nos arrastra, dificultando mantener el control sobre nosotros mismos, y consecuentemente perturbando una correcta dirección de la orquesta. 

Supongo que esto no le pasará a todo el mundo, hay personas más naturalmente autocontroladas y otras cuya dilatada experiencia sexual les permite tomarse el asunto sin tanta implicación instintiva, pero desde luego a mí me ha pasado en más de mil ocasiones, probablemente también engañado por la absurda sexualidad oriental. Pero se puede objetar a este argumento que parece claro que si se han llegado a los quince orgasmos es que un cierto control existe, obviamente no absoluto, pero existe. 



2- SIN PIEDAD 


Como ya saben todos los cienorgásmicos expertos, la clave para aumentar el número es no tener piedad de nuestra mujer. Como recuerda este capítulo, y su continuación en este otro es imprescindible que sea el varón el responsable y director de los conciertos sexuales, pues de delegar la batuta nos encontraremos lisa y llanamente con que la orquesta tocará lo que le apetezca, que parece ser lo que ocurre en este caso. 

Es esencial recordar que para meter cien orgasmos en una hora hay que carecer de escrúpulos de ningún tipo, encadenarle un orgasmo tras otro aunque nos implore por nuestra madre que paremos. Si seguimos por el camino equivocado, la fémina nos podrá llevar por donde le plazca, responsabilizandonos a nosotros de la baja calidad del concierto o no, pero en cualquier caso no nos hará sentir precisamente bien. 

Curiosamente la causante del problema es ella, pero ya sabemos que los varones somos muy dados a acomplejarnos en cuanto las cosas no van como queremos. La realidad es que ella, por una u otra razón peregrina, nos ha ganado la partida, nos ha sometido a sus caprichos, ha tomado el control con el simple argumento expresado u oculto de que no somos lo suficientemente buenos. 

No nos engañemos, una vez cautivos y desarmados por temor a perderla, ella hará en lo sucesivo lo que quiera con nosotros por la misma vía, inducirnos a usar cachivaches sexuales como norma o cualquier otra garantía de insatisfacción futura. 

Tengamos en cuenta que cuando una mujer se convierte en multiorgásmica o cienorgásmica, puede seguir siéndolo sin nosotros con una pareja mediana, igual no llegará a los cien por hora, pero seguro que no le importará quedarse en diez o doce, y ella sabe que eso ocurriría aunque nosotros no lo pensemos. 

Que sean necesarias variaciones y juegos raros tras años de relación puede ser hasta saludable, pero empezar arguyendo que no siente nuestro chisme da que pensar, y no precisamente bien, porque ya sabemos que el tamaño no importa



3- LOS TOQUES 


Una de las razones por las que es posible que la mujer no nos sienta es la repetición de los mismos eventos. 

Recuerdo que cuando vivía en el norte de España tenía una existencia satisfactoria, sin embargo, después de más de veinte viviendo en Madrid no soportaría volver a vivir allí, llueve todo el tiempo (exagero), hay más días nublados que soleados y pocos años -por ejemplo este mismo- tienes la garantía de unas vacaciones de verano sin chubasquero y paraguas. Sin embargo, cuando vivía allí estaba tan acostumbrado, me parecía tan normal que ni le prestaba atención al asunto. 

Del mismo modo, si no respetamos escrupulosamente las recomendaciones de los capítulos relativos a los distintos tipos de toques, nos encontraremos con la repetición de un mete-saca monótono que borrará las pequeñas diferencias de matiz que existan entre un empujón y otro. 

Las diferencias no deben ser pequeñas, sino enormes, hasta el punto de que no conviene repetir más de tres o cuatro veces el mismo movimiento consecutivamente, sino más bien lo contrario, variarlos constantemente y mezclar los pélvicos con los táctiles, con los verbales y las esenciales pausas. 

Un buen sofá de esquina y unas manos fuertes para agarrarse son indudablemente esenciales para que cada empujón mueva todo su cuerpo, consiguiendo así que sienta el empuje no sólo en sus genitales, sino hasta su cabeza. 



CONCLUSIÓN


Todo esto no significa que uno esté haciendo algo mal, sino que puede hacerlo mejor. 

Es importante tomárselo con calma, ser astuto y no crear un problema donde no lo hay. Si la moza quiere ponerse arriba bajo amenaza de hacerse la insatisfecha, que se ponga, no estaremos perdiendo el control, sino cediéndolo inteligentemente; mientras tanto, cuando el control esté en nuestras manos, ¡leña al mono!. 

Un sólo orgasmo encadenado sin ninguna pausa con el siguiente es suficiente muestra de que podemos hacerlo, lo que nos debe aportar la seguridad de que podemos repetirlo, de que somos capaces de conseguirlo siempre que queramos. Y si le encadenamos dos o tres seguidos varias veces, dudo mucho que le quede energía para querer ponerse encima. O que diga que no nos siente.

¿Somos menos machos (en junio)?

Según se desprende del estudio citado aquí, la masculinidad parece correr peligro. 

Quizá sea adaptativo para la especie humana que los varones lo seamos cada vez menos, o quizá este descenso de la masculinidad simplemente refleje que no está de moda. 

Atrás quedaron aquellos años de preeminencia del macho como modelo y objeto de deseo con respecto a los blandengues barbilampiños, hasta el punto de que ahora sex symbols de pelo en pecho como Indiana Jones y el resto de los mortales hemos tenido que someternos a crueldades sin límite para adaptarnos a las nuevas tendencias. Al respecto de esto conviene recordar por si a alguno le viene bien o le ocurre lo mismo, lo que ya hace tiempo comentamos sobre las pérdidas temporales de deseo sexual. Causualmente hace justo un año me ocurrió lo mismo que acabo de vivir estas dos pasadas semanas: ni rastro de deseo sexual (Ni de escribir, me diréis con toda la razón). ¿Os ha pasado a los demás también? ¿habéis tenido que echar mano de vuestro arsenal de recursos mentales para no sentiros mal ante los infructuosos requerimientos de vuestras respectivas churris?. Yo, como siempre, me lo he tomado con humor y he contribuido a que ella lo viviera igual, y la he mantenido satisfecha con toques orales y manuales relámpago de esos con los que me sigo maravillando de lograr producir orgasmos en un segundo simplemente jugando con un pezón por encima de la ropa. Y mientras tanto, afortunadamente, mi libido ha vuelto a la normalidad. Parece que no hay riesgo testosterónico. Sigo siendo un machote, ¡Uf!. Pero sigo sin entenderlo, sobre todo porque parece evidente que en verano solemos estar más dispuestos a la actividad sexual. Si supiera algo de astrología podría analizar por qué justo me pasa esto en junio y no en febrero con el frío que hace, pero como no tengo ni idea, espero que alguno me explique con alguna razón consistente qué es lo que me baja el entusiasmo en estas fechas. 




De 2 a 40 orgasmos/hora en un pis-pás. Entrevista a la segunda mujer cienorgásmica.


Cada vez que una pareja de amigos se inicia en el método de mi amigo Jack Hammer es un momento especial porque estoy contribuyendo a su calidad de vida, aunque reconozco que suele quedarme en uno de esos rincones de la mente el miedo a su fracaso como si fuese mío. 

No debía temerlo porque a estas alturas ya se ha demostrado sobradamente que la Cienorgasmología es tan poderosa como parece. Hoy vamos a publicar la primera parte de la entrevista a una de esas nuevas parejas de satisfechos y aplicados cienorgasmólogos que han llegado a dominar la ciencia, técnica y arte, aterrizando directamente y en poco tiempo entre lo más selecto de la élite: los orgasmos de larga duración reservados para los VCP (Very Cienorgasmic Person). Imagino que tendréis curiosidad por conocer su historia, así que empecemos ya, y primero por la señorita.


  • PREGUNTA: Para ir haciendo boca, cuéntame, ¿cuál es aproximadamente vuestro récord de orgasmos por hora?
  • RESPUESTA: Puff!! Difícil decirlo, suelo perder la cuenta pronto, y él tampoco tiene el número controlado, pero el récord andará por los 30 ó 40... número que sería mayor si yo no le mandase parar... es que verás, una tiene que ir adquiriendo también algo de entrenamiento para esto, ¿sabes?
  • P: ¿Creíste realmente en vuestros primeros contactos con la Cienorgasmología que podrías conseguir ser cienorgásmica, o por el contrario lo dudaste?
  • R: Por supuesto que no lo dudé, yo ya creía en la Cienorgasmología antes de que mi novio empezase a practicarla, lo que pasa es que yo ya estaba mentalizada de que llevaría su tiempo y su esfuerzo. Es importante que la mujer también tenga fe en que se haga realidad, porque eso anima al hombre a continuar si éste no consigue de primeras lo que se propone.
  • P: Ya, pero creo que os costó algo más que a los primeros cienorgásmicos del blog ¿no?. ¿A qué se debió? ¿a la novedad y dificultad de contener la pasión inicial, a ese cambio de chip mental o a qué?
  • R: Sí, así es, pero es sobre todo porque ellos convivían desde hacía tiempo cuando empezaron a practicarla, mientras que nosotros, aún no convivimos, por lo que asumimos que el primero de la semana no puede ser cienorgásmico, porque a él le cuesta mucho contenerse... En ése aspecto ha ido mejorando mucho, eso es cierto, pero me parece muy comprensible por su parte. No es fácil tener el control mental que tiene Jack Hammer, sinceramente, porque nadie tiene su formación y experiencia (y edad, jejeje) sobre ese tipo de cuestiones y hay que entender que es muy difícil cambiar eso en un hombre si él mismo no quiere.
  • P: Supongo que habrás tenido que superar más de un problema ¿Qué dificultades encontraste al principio de la práctica? ¿Mentales? ¿Físicas?
  • R: Bueno, al principio me costó un poco adaptarme a la postura porque no sabía muy bien cómo colocarme, pero me fui dando cuenta pronto de ciertos detalles que facilitaban su “trabajo”. Desde el punto de vista mental, he tenido que cambiar el chip de esperar “sólo un orgasmo o dos”, y eso tampoco es tan fácil como parece. Por otra parte, he de reconocer que aún hoy me cuesta algo resistirme a coger la batuta.
  • P: Es muy posible que a estas alturas puedas volver a tener una actitud más activa y dirigir tú algún concierto o parte de alguno ¿tienes miedo a probar?
  • R: No, no tengo miedo a probar, de hecho a veces soy yo misma la que le pido que haga esto o lo de más allá. El problema es que entiendo la Cienorgasmología como algo de iniciativa masculina... ¿estoy equivocada? Cuando cojo la batuta solemos estar poco tiempo. Ambos nos hemos dado cuenta de que me gusta más cuando dirige él el concierto, y soy la primera que lo admito. También admito que cuando cojo la batuta sigue con los toques, lo cual me impide continuar dirigiendo nada.
  • P: Por lo que dice el jefe, una vez alcanzada la maestría, la mujer también puede dirigir conciertos sin perjudicar el resultado. Bueno, y ahora que ya nos has contado los problemas que encontrasteis dime: ¿Si lo hubo, cuál fue el punto de inflexión a partir del cual se desencadenó tu llegada a la cienorgasmia? ¿Qué pasó?
  • R: El punto de inflexión fue probar la famosa postura en el sillón en “L”. A partir de ahí hubo una serie de cosas que descubrimos que me hacían lubricar más y mejor. Fue emocionante descubrir lo que eso significa para mí, pero también para él, porque le animó aún más para continuar practicando la Cienorgasmología. Lo curioso es que la cienorgasmia al principio llegaba sin que lo esperásemos, y eso también es importante en los inicios, anima mucho.
  • P: O sea, que a pesar de la resistencia del chip mental antiguo (Decías antes: “tampoco es tan fácil como parece”) empezaste a multiplicar tu número de orgasmos ¿simplemente cambiando las posturas tradicionales por Cienorgásana? ¿simplemente con la esperanza? o ¿qué?.
  • R: Sí, simplemente cambiando las posturas tradicionales por Cienórgasana ya cambiaron algunas cosas. La esperanza es esencial, y también la paciencia. Cienórgasana tiene muchos detalles que, aunque parezcan nimios, son realmente importantes, marcan la diferencia.
  • P: ¿Te ha servido el Blog como manual de consulta o no lo has necesitado?
  • R: Confieso que algo he mirado, sobre todo en lo referente a la postura, pero nada más, el resto ya lo había leído antes. Pero no lo volví a leer porque considero que es mejor que la mujer no lea lo que le espera para no generar expectativas muy elevadas, no vaya a ser que el hombre se sienta presionado de veras y luego no sea capaz de hacerlo sólo de pensar que su mujer/novia puede saber lo que hará. Consideré mejor no leer mucho más porque así él va a su ritmo.

  • P: Pues no te ha ido nada mal a pesar de tener información previa, parece que ha quedado claro que el hecho de que la mujer conozca el método previamente no necesariamente dificulta el logro de la maestría. Desde tu experiencia ¿qué aspectos clave del método resaltarías y te gustaría recomendar a los demás? ¿Cuáles son tus post favoritos?
  • R: ¿Claves? Creo que la clave está en la perseverancia masculina por hacerlo bien, intentar las cosas una y otra vez hasta que salgan bien. Del método resaltaría que es muy completo porque se dedica al plano físico pero dándole la misma importancia que al mental; de esa manera, aparentemente sería fácil que el hombre le diese lo que necesitase a su mujer en cada momento del acto sexual. En cuanto a mis post favoritos no sabría qué decirte, porque realmente los que más me gustan son los referentes al “Arte de amar”. De los referentes a la Cienorgasmología eso debes preguntárselo a él, parece que ahora sabe él mejor que yo lo que más me gusta en ése aspecto, jajaja.
  • P: Se lo preguntaré. Dinos ahora cuáles son tus toques favoritos (los que él te aplica, claro)
  • R: Los toques pélvicos en general y alguno de los manuales que él sabe muy bien combinar, todos ellos incluidos en el las lecciones del blog.
  • P: ¿A qué distancia temporal del inicio de la penetración tienes tu primer orgasmo ahora? ¿Y antes de practicar la Cienorgasmología?
  • R: Con la Cienorgasmología no tardo mucho, depende de algunas cosas, pero no tenemos un control real del tiempo; lo que sí está claro es que es mucho menor que sin ella realmente, eso está clarísimo.
  • P: Vale, pero antes tenías el primer orgasmo a los x minutos de la penetración ¿y ahora? ¿Minutos? ¿segundos?
  • R: Pues imagínate...si antes tardaba, por decir algo, 5 minutos, ahora tardo 1 ó 2 minutos, a veces incluso menos. Pero es que no sé decírtelo con exactitud, de verdad!
  • P: ¿Has experimentado ya orgasmos de larga duración (un minuto ininterrumpido aproximadamente)?
  • R: Sí.
  • P: ¡Tajante! Y ahora que has vivido ambas experiencias ¿con qué te quedas? ¿Muchos orgasmos cortos seguidos u orgasmos de larga duración?
  • R: Creo que prefiero los orgasmos de larga duración, pero hay que decir que cada una de esas experiencias tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Cada una viene en momentos distintos, al menos ésa es mi idea.
  • P: Pregunta obligada ¿crees que la práctica de la Cienorgasmología es una demostración de amor por parte de tu novio?
  • R: Por supuesto, pero yo tampoco se lo he exigido como si fuese obligatorio. Él mismo reconoce que lo hace porque me ama y quiere lo mejor para mí. Quiero destacar que el hecho de proponérselo pero no exigírselo le ha animado a practicarlo. Creo que ha sido importante de dejarlo a su ritmo, casi tanto como el poder comentar las cosas “después de”.
  • P: Si no entiendo mal hacéis una evaluación “post-concierto” y esto le sirve a él para ajustar mejor su próxima actuación ¿no?
  • R: Sí, para que vaya aprendiendo... eso le hace leer los capítulos que necesita más de una vez y perfeccionar la técnica. La verdad es que, entre tú y yo, está genial eso de tener el borrador del libro, sirve de consulta en cualquier momento. Lo imprimió, lo encuadernó y lo tiene en su habitación.
  • P: Unas palabras para terminar
  • R: Espero que gracias a mi experiencia con la Cienorgasmología se animen aún más parejas a practicarla y disfrutar de sus beneficios.

Post by Traserete ;-)



Los peces de Paulov. (¿Los orgasmos de los peces?)

Ya, ya sé que lo de Pavlov son los perros, no los peces, pero ya sabéis que esto de los titulares tiene su intríngulis. Un titular adecuado puede suscitar la curiosidad del lector y animarle a adentrarse entre los mares de verdanas 10, hipervínculos y demás cachivaches digitales hasta la última línea, y con este cambalache verbal espero haberla suscitado. Bueno, a lo que vamos.

No voy a extenderme para repetir que la Cienorgasmología logra predisponer a la mujer al orgasmo como la campana de Pavlov predisponía a los canes a segregar saliva predigestora incluso sin existir comida a la vista a base de asociar sonido con plato de carne, pero sí lo haré para señalar que la predisposición al orgasmo femenino no requiere tampoco de un entorno “sexual”, cuerpo masculino desnudo, pilila enhiesta o cualesquiera otro de los disparadores habituales de la excitación precursora del orgasmo. 


Una vez establecido el condicionamiento: toque cienorgasmológico = comienzo inminente de la lidia (es que eso de corrida queda muy soez ¿verdad?), cualquier toque que a un experto cienorgasmólogo se le ocurra puede dispararla. Y digo “cualquier” porque nunca habíamos hablado extensamente de la posibilidad de provocar un orgasmo de un minuto de duración únicamente acariciando uno o ambos pezones ¿verdad?. 

Pues ahora ya entenderéis mejor el título del post, sobre todo si os cuento el chiste: - ¿Cuál es el último pez? - El delfín (del-fin, por si no has caído aún) - ¿Y el más grande? - El pezón :-) :) :)




Como suele suceder habitualmente, lo descubrí por causualidad; era el típico día de vacaciones de verano en que ella acababa de quitarse la parte superior del bikini, aún húmedo después del baño, y se había puesto una de esas finas camisolas playeras tan seductoras. No os voy a seguir dando detalles porque esto no es un blog marrano, no vaya a ser que a alguno/a se le caliente la CPU y se nos pire a una web porno... “por no” tener otra cosa mejor que llevarse al coleto (¡Uy qué chiste más malooo!). 

El caso es que, con la sensibilidad a las respuestas de placer femeninas como premisa esencial, uno puede ir ajustando los toques, comprobando que funcionan, hasta que se obre el orgasmo. 

Puede parecer increíble, pero con el simple roce suave de las manos por encima de la ropa, podéis marcar un gol que ni Raúl en los buenos tiempos, aunque también, puestos a experimentar, podemos hacerle otro tanto de campeonato simplemente haciendo suaves círculos con la lengua alrededor de un pezoncillo desnudo. 

Pero ojo, no garantizo que logréis perforar limpiamente la portería contraria si antes no os habéis convertido en pichichis a base de entrenar la Cienorgasmología como campeones.


El segundo hombre en el mundo que logró hacer cien orgasmos por hora a su mujer cuenta su experiencia

Al parecer he ganado un concurso en el que el premio consiste en que escriba algo para este blog y, cómo no, lo haré desde la perspectiva de quien ha sido el primer lector que ha conseguido hacer a su novia 100 orgasmos en una hora (o más…). 

Y lo haré, si se me permite la osadía, hablándole directamente al lector, es decir, en segunda persona del singular. Sí, a ti que lees esto. 

En primer lugar, agradezco a Jack Hammer aquel primer post que me dedicó por haberle puesto los cuernos a mi pareja, el “Entrenamiento para la fidelidad y la libertad”. 

Parece una estupidez, lo sé, pero hoy día estamos rodeados de peligros en ese aspecto, tanto hombres como mujeres. Quizá aún más los hombres, cierto, pero el término “igualdad” del que tanto se habla últimamente también se aplica en estos aspectos, así que eso sigue valiendo para todos. Pero hay una diferencia fundamental de la que quiero que te des cuenta, amigo. 

Los hombres solemos poner los cuernos porque nos calientan, aunque sea sin querer, es decir, para nosotros sería algo primario, un instinto primitivo que responde a un estímulo, mientras que las mujeres nos ponen los cuernos por dos razones: porque no nos quieren, y porque se aburren con nosotros en la cama. 

Ten en cuenta que si nos quisiesen nos dirían que se aburren o querrían cambiar cosas. Así que en eso son iguales que nosotros, van a lo primario. 

Sabiendo eso… piensa un poco… si perfeccionas tu técnica sexual, tu mujer ya no podrá ponerte los cuernos, es decir, le quitarás una razón muy socorrida para dejarte, porque la Cienorgasmología es la técnica perfecta, yo lo llamo “el arte de amar a tu mujer en la cama”. 

En segundo lugar, la Cienorgasmología es sexo con amor, y para practicarla bien hay que empezar de cero, hay que olvidarse de uno mismo y anteponer el placer de tu mujer al tuyo propio. 


El concepto es éste: le haces los orgasmos que quieras en el tiempo que quieras, y como quieras. 


Suena algo competitivo ¿verdad? Vale, lo es, tómatelo así si quieres, no te vendrá mal si eres ambicioso y perfeccionista en tu trabajo… así lo serás también en el sexo… 

Reconozco que cuando empecé tenía ya una base, practiqué yoga intensamente durante muchos años, ahora más relajadamente; más tarde tuve una novia con la que practicaba sexo tántrico, así que pude asimilar cosas de ambos en muchos sentidos. El yoga me aporta un gran control de mi mente, y el sexo tántrico de mi cuerpo, por así decirlo, pero el sexo tántrico es muy complicado porque es un concepto muy espiritual del sexo y confieso que acaba cansando. 


Pero realmente no son necesarios ni uno ni otro, ni siquiera para conseguir adoptar la postura Cienórgasana, que es mucho más sencilla de lo que parece. 

Cuando empecé con esto fui muy rápido, algunos amigos estaban impresionados, Jack incluido. Pero muchos ingenuamente pensaban que estaba una hora entera con el coito… Así somos los hombres supongo pero tampoco es eso ¿eh? 

Además de pélvicos hay muchos toques manuales… y son muy importantes sobre todo porque, si no, ella tiene problemas de lubricación importantes y le duele, y a mí puede empezar a dolerme también. Así que la cosa es ir controlando tu mente parando cuando tengas que parar, utilizando alguna técnica para controlar la eyaculación, como las que Jack explica aquí.

Cuando aprendes a controlar tu mente es cuando más orgasmos le haces a tu mujer, créeme, incluso sin necesidad de controlar la suya en exceso. 

Piensa que ellas son multiorgásmicas y fisiológicamente están preparadas para ello porque no necesitan descansar entre orgasmo y orgasmo, mientras que nosotros sí, de ahí que tengas que aprender a controlarte. 


En este punto seguro que pensarás… ¿controlar la mente?¿Y eso qué coño tiene que ver? 

Pues sí, lo tiene TODO que ver. Cuando dejes de ver el sexo como algo físico más que mental lo entenderás, el orgasmo viene de la mente, no del cuerpo, es la respuesta a un estímulo. Ese es el concepto que tienes que cambiar. 

Y para terminar, me viene a la cabeza una pregunta que me han hecho al respecto sobre ella, la mujer, sobre cómo aguanta. Yo siempre contesto que ella aguanta lo que yo aguante. 

¿Escocida? Al principio sí, para que te voy a engañar, pero luego su cuerpo se va acostumbrando y lo va tolerando cada vez mejor. Eso sí, hay que ir poco a poco ¿eh? No pretendas hacerle 20 ó 30 ya de paso, así, de primeras. No hace falta que te hagas el chulito; ve poco a poco, obsérvala, mímala, toques verbales cariñosos, suaves, dale confianza… y a la vez, introduce nuevos toques pélvicos. Contrólate.